Capitulo 25

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Era un jueves 5 de agosto, el reloj marcaba las 9:33 pm. Estábamos en casa de Ricardo, Alex se encontraba de pie hablando, cada palabra sonaba cada vez más lejana. La cabeza comenzó a darme vueltas, parecía que todo avanzaba en cámara lenta, ahora era el latido de mi corazón todo lo que escuchaba; mire a los chicos, había expresiones diferentes en sus rostros. No pude más, me pare y salí, al caminar me sentía como un borracho, todo era borroso, no sabía ni por donde pisaba.

- Hola Luis, quería hablar contigo.

- Hola Gabriel, claro, que ocurre.

- Escribí una serie, y quería ver si podías ayudarme, ya sabes, actuando junto con otros amigos. Estarán Israel y Fede.

- Claro, suena divertido.

Me iba agarrando de la pared, necesitaba sentir que realmente había algo sólido a mí alrededor, por ahora todo había dejado de existir.

"Este wey, cree que a todos debe de caerles bien"

Termine enamorado de él, y jamás podría decírselo. Muchas veces pierdes a la persona que amas, pero creo que esta era una de las formas más brutales que podía existir.

- ¡Lo logramos! Tendremos nuestro propio show, haremos una gira por toda la república – jamás lo había visto tan feliz.

La estábamos rompiendo, él había llegado muy lejos, ¿Por qué simplemente le tenían que arrebatar todo?

- ¡Luis! – escuchaba muchos pasos atrás de mí, pero no podía voltear.

- ¡Luis! ¡detente! - una mano me tomo del brazo y me hizo girar, no distinguía, todo seguía siendo borroso - por favor, reacciona, estamos aquí – me zarandeó, poco a poco fui volviendo a mí - mírame Luis, aquí estamos – Cristhian me tomaba con ambas manos el rostro, logro que mi mirada se enfocara en él. Sentí mi cuerpo sin fuerzas, mis piernas se doblaron, alguien me sujeto.

- Tranquilo Luis, siéntate un momento – Fede me ayudo a bajar, recargue mi espalda contra la pared.

- Lo perdimos – mi voz sonaba ronca, vacía, podía sentir mis labios completamente secos. Wero se agacho, tomo mi mentón y me obligo a verlo.

- Ya no va a sufrir Luis, se acabó – trato de sonreírme, pero estaba tan destrozado como todos – él estará bien.

Solté en llanto, me abrace a mis piernas como un niño indefenso; no podía aceptar lo que estaba pasando.

Era un jueves 5 de agosto, habían pasado 4 meses de que entraron a juicio, el reloj marcaba las 9:33 p.m. Alex hablaba, todos escuchábamos. El trámite había acabado, el objetivo se había logrado; mañana a las 8:00 a.m. en punto se firmaría aquel documento, a partir de ese momento el tiempo comenzaría a contar. Si Gabriel no despertaba en 24 horas, la maquina se apagaría, el pitido en aquella habitación dejaría de sonar. Si Gabriel no despertaba en 24 horas, lo habría perdido para siempre.


24 Horas [Luisabo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora