Capitulo 33: Cartas sobre la mesa

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Narrador anónimo:

Ese dia,el cielo aun no se había despertado. Se pintaban con un cyan imponente

mientras, el azul lavanda se desangra sobre su lecho. Las estrellas aun no

habían sido tragadas por los rayos del sol y observaban de cerca, el hogar de los Agreste .

Esa madrugada los relojes estaban detenidos en las cuatro en punto. La luz débil del amanecer, revelo unos pies desnudos que caminaban a la puerta principal. Vestido y con bolso en brazo, Adrien se dirige a escondidas fuera de su casa mientras su padre y Nathaly dormían profundamente.

Sin embargo cuando coloco la mano del picaporte, alguien coincidió con

el y la abrió.... Dio un suspiro de alivio al ver los ojos celeste adormilados de Claudia, que venia a este ahora para empezar con sus labores. Ella lo miro por un instante sorprendida de verlo salir a estas hora,

intercambiaron miradas. Sin algún comentario, se aparto para que pudiera irse .

Lo ultimo que la ama de llaves escucho a sus espaldas, fue el sonido silenciado de un automóvil en marcha.

****

Los altavoces llamaban a los pasajeros que esperaban abordar. Había llegado el vuelo 72 y la multitud hastiada de un largo recorrido venia contra Adrien, que intentaban llegar a su destino con algo de emoción e impaciencia en sus pasos.

EL camino hacia el cafetín del aeropuerto, estaba tan solo y callado a esas horas, que se escuchaban sus pasos en suspenso y hasta el sonido de su respiración. Sus ojos esmeraldas se

evaluaban serios y despierto, que mantenía ocultos intentando mantener

un bajo perfil. Nadie lo reconoció, ni siquiera voltearon a reconocerlo, era la primera vez en años que un flash lo confundía con alguien corriente. Lo mantuvo hasta llegar a las puerta de vidrio, donde adentro desayunaban un numero menor de viajeros. Tomo la fría perilla rectangular y la jalo hacia el, y el tintineo de la campana anuncio su entrada.

En una mesa alejada, un hombre vestido de forma elegante levanto su mirada al escuchar la campanilla,, y miro con asombro al chico que buscaba por las mesas espaldas a el.

-Adrien...-llamo algo nervioso, sonando el final como pregunta. Fue en ese instante, después de tantos años, que estos ojos casi idénticos se cruzaron . Sus rostros se reflejaron en el verdor de cada uno, que se miraron con añoranza y reconocimiento.

-Felix- dijo Adrien a si mismo. En ese segundo los ojos de Adrien fueron invadidos por lagrimas, que al parpadear, corrió hacia el con emoción. Él, ya encontrándose de pie para recibirlo, se aferro a el mientras sentía su fuerte sollozar.

Felix estaba impávido, los ojos muy abiertos y en sus mejilla una lagrima, a este ser tan frívolo, se escabullo el sentimiento por sus mejillas.

-En verdad eres tu... después de tanto tiempo-

.

******

Después la conmovedora bienvenida se templó, y ellos se sentaron en silencio cuando el sol había empezado a asomarse en el vidrio del café.

-Papá nunca me dijo sobre ti.... ni siquiera me dijo que había perdido la memoria- contó Adrien aun con la voz trémula- me lo oculto por mucho tiempo tu existencia..Encerró todas tus cosas en un

Miraculous Ladybug: Un amor ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora