SINOPSIS:
¿Creen ustedes en el amor a primera vista? ¿Sí? ¿No?
__________(Tn) es una chica de 17 años común y corriente que desea tener amigos, pero para su mala fortuna no logra conseguirlos ya que la consideran "rara".
Un...
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El castaño ojos gatunos yacía en un suelo frío con rostro pálido, empapado del brazo izquierdo por su propio fluido sanguíneo. Respiraba con dificultad y tenía la mirada perdida. Desde que se había desplomado en el piso lo único que había hecho era pensar en su dulce ____________(Tn). Súbitamente, llegó a él una especie de fiebre que solamente había logrado empeorar su condición. Lo que más deseaba en ese momento era tener su adorada chica entre sus brazos.
Cuando sus amigos lo encontraron, Jimin estaba muy grave. No dejaba de mencionar el nombre de la chiquilla como si de ello dependiera su vida. Al instante en que Jin lo vio en ese estado, corrió a socorrerlo. Con su pañuelo limpió el rostro del castaño a la vez que imploraba a Suga:
- ¡Yoongi, rápido el botiquín!
El chico peli-grisáceo corrió pronto por el encargo volviendo en el segundo. Jin se ocupó en detener el sangrado de Jimin haciendo fuerza sobre la herida. Suga preguntó al castaño:
- ¿Dónde diablos está Jungkook y esa chica molesta?
- ¡Cómo puedes hablarle a Jimin! ¡¿No ves que él está muy grave?! – regaño el mayor con voz quebrada.
- Sólo quiero saber... - comentó Yoongi enfadado, luego de una pausa, continuó: - ... apuesto a que todo es culpa de esa mocosa insoportable.
- ¡YA CÁLLATE YOONGI! – explotó Jin aun en su labor de curación. Éste aplicó mucha fuerza en el brazo del castaño obteniendo un quejido lastimero del mismo.
- Hyung... - murmuró Jimin - ... ¡hyung! ¡vámonos de aquí! Ellos pueden regresar...
Jin no sabía de lo que el castaño estaba hablando. En realidad, creía que todo era parte de su delirio hasta que Rapmon lo hizo reflexionar:
- Jimin puede tener razón, no es seguro estar aquí.
El mayor asintió y una vez que hubiese administrado el tratamiento de emergencia, pidió ayuda a Namjoon para cargarlo.
- Suga... dirígenos al estacionamiento. – ordenó el rubio.
- Muy bien, yo los cubro. – aceptó el platinado chico y avanzó en el frente, luego, todos emprendieron la marcha hasta su destino.
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Taehyung y J-hope estaban vigilando, uno, a cada lado del portón. Nadie decía nada al respecto. Lo único que se escuchaba era el monótono y fastidioso ruido de las lámparas de la calle. Las titilantes luces traseras de la Eddie Bauer eran el punto perfecto para perder los pensamientos lejanos que ambos chicos tenían en la mente.