Capítulo 14. Noche de ensueño
¿Quién no estaría dispuesto a ir al infierno por el amor correcto?
S.MOficialmente se han cumplido tres semanas desde mi llegada a New York y a la mansión satánica. Tres coloridas semanas siendo la esposa de Alexander Don Hielo Balzaretti. No crean que mi relación con él ha mejorado, no señor. Él continúa con su comportamiento frío e inquietante hacia mí, mientras que yo por lo pronto y futuro, no planeo bajar la cabeza ante él o ante nadie. No señor. No he llegado hasta aquí para que un hombre me haga sentir menos, mucho menos uno como Alexander que aunque no es un peligro, es una molestia constante en el trasero. Y sí, podrá ser muy mi jefe/esposo, pero eso NO quiere decir que tenga que perder mi dignidad o dejarme faltar el respeto por él, claro que no. El viejo me enseñó muchas cosas importantes en nuestro corto período juntos. Él fue una pieza fundamental a la hora de forjar mi carácter. Charlie Williams fue quien me recordó la importancia de hacer valer mi identidad porque según él, es lo único que tenemos. Si él tan sólo pudiera dimensionar la importancia de mi identidad, huiría asustado. Pero jamás se lo diría. No valía la pena entonces y tampoco ahora. Prefiero sólo pensar en quien soy ahora y vivir para ser la hija que él merece, porque Dios sabe que él es un buen hombre. Es quien me enseñó a ser una persona más humanitaria y centrada, ya que aquí nadie es más que nadie. Como diría Charlie, a la hora de encontrarnos, la muerte no se fija en quienes somos o qué tenemos, sólo nos lleva. Así que no acumules dinero que no usaras porque los gusanos van a hacerse un festín mientras que los cuervos que criaste probablemente te sacarán los ojos. Sí, un pensamiento bastante acertado. Es impresionante su filosofía de vida y muerte, además de su sencillez para vivir. Es un hombre muy sabio y observador, de esos que pueden percibir lo que está mal a su alrededor con sólo una mirada, y aun así, jamás preguntó más allá de lo que yo le decía. Le bastaba con verme feliz. Jamás me alcanzará la vida para agradecerle por ello. Por amarme sin cuestionamientos. Es un buen hombre, por lo que no debía ni merecía preocuparse por nimiedades relevantes con respecto a mí, su extraña hija de ojos amarillos. Extraños ojos amarillos capaz de poner a miles de rodillas con una mirada y una máquina mortal como cuerpo. No, el viejo no debía pensar en eso, ni en por qué su niña sabía cosas que no debería como manejar peligrosas armas o dominar los idiomas con tanta facilidad. No. Pero eso es otro cuento, uno de antaño en verdad. Bastante amargo y perturbador siempre. Pero sería para otra ocasión señor, como diría mi Char cada que alguien le pedía una explicación a alguna de sus locuras. Eso o simplemente les golpeaba si rebasaban su paciencia. Es una mujer increíble en verdad a quien extraño de manera insana.
Por alguna extraña pero divina razón, ni ayer ni el día de hoy Alexander ha querido someterme ante su yugo tiránico. No puedo decir lo mismo de sus pobres empleados que han tenido que soportar su inmensa locura básicamente desde el día en que lo conocieron, aunque estas semanas ha estado peor que nunca. Nada le parece suficiente, todos son ineficientes y creo que hizo llorar a un técnico, pero no me consta. Es un hombre algo neurótico obsesionado con la perfección y el control. Todo debe ser perfecto para él o es mejor que corras mientras puedas. Estoy segura de que cuando lo observan, en realidad ven al jodido diablo en persona. Y no los culpo. Su faceta de La Bestia es bastante perturbadora. Con razón amasó el imperio que tiene y es aclamado mundialmente no sólo por su dinero, sino por su astucia e inteligencia. Es un hombre que no se deja dominar por nadie y prefiere hacer el mundo arder antes que admitir su derrota. Me recuerda tanto a él
Afortunadamente hoy es sábado por la mañana, un día de relajación y comodidad. Nada de aburridos trajes, papeles, números o tacones, aunque esto último no me molesta tanto. Los tacones y yo mantenemos ahora una relación estable, la cual muero por romper al ver mis adoradas zapatillas, esas que me hacen estar más cerca del suelo, más cerca de la normalidad. Y Dios sabe que no es tan fácil seguir aparentando normalidad viviendo con alguien como mi querido esposo. Sí, no hay nada como estos días de descanso. Los fines de semanas son lo mejor. Dos días en los que todo sería paz y relajac...
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Ámbar
Romance¿Qué estarías dispuesta a hacer por salvar la vida de tu padre? >, decía ella, sin percatarse de que el diablo adora escuchar conversaciones ajenas y meter su infame cola. Ámbar Williams toma una decisión trascendental que cambiaría su destino para...