Capítulo 6. Condiciones
"Porque nadie dijo que tenerla sería fácil. Ella lucharía por continuar en libertad, incluso contra el mismo diablo.
Cielos, acabo de aceptar lo que puede marcar mi futuro de ahora en adelante. Pero también es la esperanza de mi padre, así que me aferro a eso con fervor.
—¿Qué condiciones?— pregunta cauteloso, mientras baja su celular lentamente para así prestar total atención. Gracias, cariño, lo aprecio mucho.
Saco mi lado profesional al sentarme recta y apoyando las manos sobre su pulcro escritorio, mientras nos observamos fijamente.
—Necesito el dinero lo antes posible. Al menos la mitad de el porque es importante. De vida o muerte — digo esto último en voz baja, mirando mis manos entrecruzadas.
—Está bien— responde como si nada, haciendo que le mire sorprendida. — Si aceptas, mañana mismo dispondrás del dinero. ¿Qué más? — Bien, eso fue fácil.
—¿Qué otras funciones cumpliré? Además de fingir delante de tu familia y de los medios—pregunto ansiosa, intentando no lucir aterrada como estoy. Además, no quiero que intente pasarse de listo. Probablemente terminará en el hospital y yo presa otra vez.
—Primero que nada, vivirás conmigo en Nueva York—le miro sorprendida, pero no digo nada. No he ido en años. —Como buen esposo me haré cargo de tus gastos y caprichos, además de asegurarte un fondo que podrás retirar cuando todo termine. Descuida, vivirás una vida de lujos. Lo que pidas, lo tendrás— desearía que desaparecieras, diablo. Parece adivinar mis pensamientos, pues sonríe con suficiencia.— Apenas lleguemos mi familia viajará desde Italia para conocerte —Bien, no es que me emocione la idea, pero ¿qué coincidencia, no? Italia. El lugar de la vida y la esperanza. A veces el destino tiene un sentido del humor retorcido. —No puedes engañarme —frunzo el ceño sin entender, y él suspira. —veras, no pienso ser el cornudo del año —agrega serio, haciendo que alce una ceja. —nada de escándalos, ¿entiendes?
—Me parece bien. Pero pido igualdad de condiciones— él enarca una de sus gruesas y sexys cejas, logrando que esta vez sea yo quien sonríe. —tampoco pienso quedar como una idiota mientras tu te diviertes dándotelas de Don Juan —Alexander esboza una casi sonrisa, pero luego la borra. Que hombre extraño eres, simio.
—Obviamente. No puedo arruinar mi reputación de futuro gran marido —dice con arrogancia, haciéndome bufar—pero entenderás que tengo ciertas...necesidades como hombre. Y si mi esposa no las cumple... —alzo una ceja en su dirección. Está ganándose un golpe a pulso...—además, no soy hombre de una sola mujer, preciosa —es un completo idiota en toda regla.—tú también puedes hacerlo, pero nadie debe saberlo—aclara con una falsa sonrisa, la cual me gustaría borrar.
—¿Me confirmas desde ya que me serás infiel? ¿Además me das carta blanca para también serlo? Estás demente, de verdad— mascullo con cierto desprecio ante su descaro. Aunque al menos es honesto sobre quien es, a diferencia de mí.
—Creo haberlo oído antes— comenta como si nada, mientras yo ruedo los ojos. <<¿Dónde me he metido?>>
Lamentablemente en la boca del lobo.
O del diablo, Dora
—¿Alguna otra condición que deba saber? —pregunta observándome con atención y completamente serio.
—Sí— En lo siguiente no cedería. —Voy a trabajar y valerme por mí misma. No pienso ser una esposa trofeo que se queda en casa a hornear pastelillos y besar el piso por donde mi adorado marido pasa, buaj— digo haciendo cara de asco.
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Ámbar
Storie d'amore¿Qué estarías dispuesta a hacer por salvar la vida de tu padre? >, decía ella, sin percatarse de que el diablo adora escuchar conversaciones ajenas y meter su infame cola. Ámbar Williams toma una decisión trascendental que cambiaría su destino para...