Capítulo 12. Poder femenino

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Capítulo 12. Poder femenino

"Ninguno de ellos lo sabía, pero estaban destinados a ser y encontrarse, aunque no sería nada fácil..."

Esta vez desperté sin sobresaltos. Nada de escándalos o personas en el piso. No, no, nada de eso.

Al levantarme y tomar algo de ropa deportiva para así quemar un poco de energía, me encuentro al demonio en todo su esplendor, saliendo del baño con solo una toalla envuelta en la cintura, su pecho descubierto y goteando. <>

Luego de decir buenos días, me meto al baño para hacer mi rutina de limpieza. Un par de minutos después ya me encontraba calzada en leggins, tenis y sudadera.

En la habitación, el diablo está luchando con su corbata. Lo observo fruncir el ceño y resoplar, por lo que, como el alma bondadosa que soy, me acerco para ayudarle. Él asiente a regañadientes, típico hombre arrogante, no le gusta que lo ayuden.

Me concentro en la corbata y no en su perfectamente diabólico rostro o su fresco aliento cerca de mí. <>. Mientras acomodo correctamente el nudo, no puedo evitar recordar cuando Charlie debía vestir formal. Ese hombre de verdad odia con la vida las corbatas. Mi Charlie.

—Listo—digo alejándome para admirar mi trabajo. Alexander asiente agradecido, para luego bajar juntos a desayunar como si nada. Una típica mañana de esposos. Reviso mi celular y decido enviarles mensajes a todos. Si mis cálculos no me fallan, algo poco probable, en Londres ya debe de ser media mañana, una hora ideal para escribirle a mi amiga la perezosa Evans.

En el comedor, el diablo me separa la silla galantemente, mientras le sonrío agradecida. Parece que estos detalles son innatos para él y yo no puedo más que disfrutarlos.

—Tengo que hablar contigo—dice de pronto, bajando su taza de café lenta y elegantemente. Lo miro de forma cautelosa y dejo mi comida a un lado. Nunca se sabe con el diablo. Hoy viste un traje azul que le sienta deliciosamente bien. Me recuerda a la vez que nos conocimos. Un diabólico y divertido recuerdo.

—También yo —respondo suavemente, intentando lucir lo más serena posible—primero tu—el asiente observando cada uno de mis movimientos de esa manera tan intensamente azul.

—Como te imaginarás, soy una persona importante e influyente en el mundo debido a mi trabajo y mi forma brillante de hacer negocios. Además de que por supuesto la prensa está tras de mí por ser un soltero guapo y codiciado—muy humilde observación de su parte. Aunque la verdad yo apenas supe de su existencia hace un par de días. Igualmente, asiento fingiendo que lo comprendo mientras unto mi tostada con mermelada de fresas—y eso resulta muy peligroso—suspira y yo no puedo evitar esbozar una sonrisa burlona. ¿Su trabajo es peligroso? —Tu al ser mi esposa estarás en el ojo público muy pronto si es que esos chismosos no comenzaron a investigarte ya, por lo tanto es muy necesario que tengas seguridad y protección las veinticuatro horas del día —¿eh?—hablo de guardaespaldas, Ámbar—ahhhh, ya...—esta casa es una jodida fortaleza como puedes comprobar. Tiene vigilancia completa a cada minuto y el perímetro está cubierto al estar ubicada en un lugar alejado. Nada se mueve en esta casa sin que yo lo ordene o mis hombres lo detecten porque no puedo darme el lujo de que invadan mi privacidad o se acerquen demasiado, ¿comprendes?— comprendo.— Nada te pasará estando aquí, pero conociéndote como poco te conozco y me basta, querrás salir de aquí...y yo no podré detenerte—asiento dándole la razón. Desde el primer momento le dije que no iba a ser una esposa trofeo que pasa todo el día encerrada. Además, si estoy mucho tiempo quieta y sola en un lugar haré catástrofes—no puedes salir sola a la calle en ningún momento, ¿está claro? Siempre te acompañaran mis hombres. No permitiré que algo le suceda a mi esposa falsa, no señor—sentencia con cierta malicia, haciéndome reír. ¿Así que un Power Ranger para mí?

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