Capítulo 17

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Despertó con un dolor punzante en la cabeza y unas nauseas horribles, los efectos del vodka y el desvelo empezaban a hacerle efecto. Los recuerdos vividos en la noche anterior se presentaron en su mente con una vorágine llena de sensaciones confusas. Se incorporó con brusquedad, arrepintiéndose en el momento, pues su cabeza empezó a dar vueltas, miro a su alrededor y todo seguía oscuro, miró el reloj en la mesa de noche: 5 am. Volvió a recostarse, encontrándose con un durmiente castaño a su lado, justo cuando se volvió a su lado izquierdo.

¿¡!?

Enderezó su cuerpo nuevamente, apreciando mejor al inusual compañero que compartía en la cama, tocó su frente con cierto malestar; Hipo Haddock se había pasado en serio. No, fue él. Fue él, el que no supo controlar sus alborotadas hormonas y su estado de embriaguez lo obligó a rebelar cosas que, sobrio, no hubiera declarado jamás, y mucho menos a Hipo. El pánico se apoderó de él. ¿Qué diría el castaño, una vez que despertara? Vale, ya había aceptado que le gustaba el mayor, lo comprobó al sentir sus labios recorrer su cuerpo toda la noche. Bueno, había dormido unas... ¿tres horas? No estaba seguro, recordaba haber aparecido en la fiesta a eso de las siete, con Anna y Elsa...

¡Anna y Elsa!

Se olvidó por completo de sus dos hermanas. ¿¡Y si ellas también se embriagaron y alguien, como el idiota de Hipo, se aprovechó de sus estados!?

Vale, vale. Quizá aquella era una idea un poquito paranoica. Ya que Elsa no iba a tomar mucho—alguien tenía que conducir de regreso—y Anna siempre estaba cerca de su hermana como un jodido chicle, con Elsa, era poco probable que les pasara algo.

Se sentó en el borde de la cama y, para su desgracia, sintió un molesto dolor en el trasero. Bien, no había sido una pesadilla después de todo. Soltó un quejido de dolor, mientras enderezaba su cuerpo desnudo fuera de la cama, buscó con la mirada sus pantalones y los encontró en una esquina de la habitación, revisó su bolsillo delantero buscando su teléfono y, cuando dio con él, se encontró con 14 llamadas perdidas de su hermana Elsa. Mierda. Su hermana mayor lo mataría una vez que lo tuviera al alcance. Prefirió no pensar en eso, por el momento; encontró su bóxer negro al pie de la cama y se lo puso—con mucho esfuerzo y dolor—le dio tanta pereza ponerse los pantalones, que había dejado en el sofá de cuero, que permaneció únicamente con su ropa interior.

Contempló al chico que dormitaba en la cama.

Hipo se veía, jodidamente, lindo cuando dormía: con su cabello revuelto, esa sonrisa bobalicona (quien sabe que estaría soñando) y con su, bien formado, cuerpo relajado, apoyándose en su lado derecho. La sabana de seda azul, le cubría parte de la espalda baja, sin dejar ver su trasero o sus piernas, y tenía descubierta su ancha espalda.

Aayyy

Desvió la mirada, totalmente sonrojado. Pasó sus manos por su cabello blanco, en una especie de tic nervioso. Dios, ojalá Hipo nunca despertara, así no tendría que enfrentar lo que pasaría después; el castaño, una vez cumplido su capricho, se daría cuenta de que perdió el interés absoluto por él. Vaya, en serio fue muy estúpido.

Se acercó al espejo de cuerpo completo que estaba en el armario y miró su reflejo: había varias marcas rosadas esparcidas entre su cuello y su pecho, pero la más evidente era un hematoma en su hombro, en donde Hipo le clavó los dientes, empezaba a tomar un color azul amoratado. Cerró sus ojos y tocó el hematoma, dolía mucho y parecía que no desaparecería hasta después de unas semanas.

Abrió sus ojos de golpe, cuando sintió como unos firmes brazos le rodeaban la cintura, y se encontró con el reflejo de un par de esmeraldas que le miraban con adoración y un discreto toque de deseo. Contuvo la respiración cuando las manos del castaño recorrieron su pecho sin vergüenza aparente. Se sentía bien. Se sentía más que bien. Ambas manos se cruzaron una a la otra, rodeándolo por completo, en un afectuoso abrazo. Suspiró el aliento contenido, cuando el castaño apoyó su mentón en su hombro.

Solo Di Mi Nombre ~HIJACK~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora