Capítulo 27

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Tu nombre.

Tres semanas habían transcurrido desde que Hipo Haddock llegó a su casa en busca de asilo. Mérida y él habían establecido una tácita rutina que empezaba con ir a su escuela, estar horas perdidos en sus clases y regresar para pasar las tardes ayudando al castaño a ponerse al corriente con las tareas y proyectos pendientes, que poca importancia tenían para ella, pero que para Hipo se habían convertido en un salvavidas que navegaba siempre en un mar de distracción, para no lidiar con los hechos que atormentaban su mente y su vida personal.

Pobre. Ella sabía lo difícil que era para él lidiar con todo lo sucedido, incluso se sintió impotente de no poder hacer gran cosa, por el momento.

Inicialmente, había planeado hablar con Jack en cuanto lo viera después de clases pero, por desgracia, el peliblanco no se había presentado al instituto ese día...

Ni en las siguientes tres semanas...

Había ido a buscarlo a su casa, a los tres días de su inasistencia a las clases, sin embargo, no encontró a nadie allí; la casa parecía desolada y, a través de la ventana, pudo visualizar las capas de polvo que empezaban a formarse en los muebles, no tenían ninguna luz encendida y todo se encontraba en absoluto silencio. Con decepción, giró sobre sus pasos hacia la acera principal y, justo cuando pasaba enfrente de la residencia vecina, un niño-que aparentemente tenía doce años- le detuvo con su voz diciendo: "Se han ido de viaje, los he visto entrar al auto del señor Norte con maletas." Ella lo reconoció, era el hijo de la señora Bennett, vecina de Jack, y le agradeció al pequeño que, si no mal recordaba, se llamaba Jamie.

Desde entonces no regresó.

Mientras tanto, se dedicaba a ir a clases con Hipo, por lo que su reconciliación no pasó desapercibida para Rapunzel, quien le miró desconcertada el primer día, en mucho tiempo, que Hipo se presentó a clases. Llegaron juntos y se sentaron donde siempre, conversaron entre clases y salieron a almorzar juntos, justo cuando la joven Corona también salía. Ésta, los miró a ambos confundida y sorprendida en partes iguales, además, pudieron sentir su incomodidad e indecisión respecto de cómo actuar ante ellos en aquel instante. Mérida entendía el caos y desconcierto que reinaba en la mente de la rubia, pues días antes ella se había mostrado resentida y dolida con Haddock, había despotricado comentarios despectivos y, siempre que se hacía mención del castaño, las frases hirientes salían a la luz. Rapunzel no lograba entender nada; por lo mismo, se limitó a saludar con un ademán a Mérida e ignorar a Hipo de la manera menos grosera posible, y fue bastante discreta, según Hipo.

Y justo en ese momento, Hipo la sacó de sus pensamientos para traerla de vuelta a la realidad.

—Mérida, no me estás escuchando. —reprochó enfadado, estaban en la habitación de la pelirroja para hacer sus deberes pendientes y estudiar para los exámenes de recuperación que sus profesores le habían impuesto, pues sus constantes inasistencias le habían afectado para su evaluación.

—Lo siento, ¿qué decías?

—No creo que pueda pasar todos los exámenes que tengo que presentar, —suspiró agobiado, —Estoy oxidado y tal vez repita el año... otra vez.

—Tranquilo, Hipo. Eres un genio, lo conseguirás. —le dijo en consuelo, pues nunca había dudado de la inteligencia de su mejor amigo.

El silencio reinó otra vez en el lugar, ambos estaban muy distraídos ese día en particular, Mérida comenzó a golpetear su libro con el lápiz que tenía en la mano con impaciencia, pensando en la poca importancia que en ese momento tenían unos exámenes, el castaño prefería concentrar sus pensamientos en las nimiedades de su vida escolar y no enfrentar los problemas que tenía en sus narices, y ella, por su parte, no podía encontrar la importancia que merecía el ámbito académico, ella quería convertirse en una jinete de equitación profesional, no le interesaba en lo absoluto estudiar en alguna universidad.

Solo Di Mi Nombre ~HIJACK~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora