Capítulo 25

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Ojos oscuros mirando en su dirección, zarandeándola, golpeándola sin ninguna piedad. Ese rostro anónimo que la maltrataba se modificó, por uno más conocido, familiar.

El rostro de su James, El Soldado de Invierno, que la tenía fuertemente sujeta por el cuello, sus fríos ojos clavándose en los de ella.

Ignorando sus súplicas, el soldado apretó con su brazo metálico, hasta que la cabeza de Emma se desplomó hacia atrás, sin vida.


Ella despertó, con los ojos inundados en lágrimas, y con una mano colocada en su propio cuello. Casi había sentido el férreo agarre en su garganta.

El incidente que había ocurrido días atrás la había marcado, y en consecuencia había hecho que las pesadillas aumentaran.

Sólo había sido un sueño.

La casa estaba completamente en silencio, todos dormían, la chica vagaba por los pasillos en medio de la noche, tras rememorar, en forma de pesadilla, una de sus desagradables experiencias con Hydra, y tras haber tenido un sueño aterrador, que había dejado el desasosiego instalado en su cuerpo.


Cautividad, golpes, dolor, amenazas, y, por fin, la oscuridad que la engullían cuando acababan con ella.

Ella lo recordaba todo nítidamente, cada golpe, cada tortura. Las guardaría en su memoria para siempre. Sabía que, aunque lo intentase, todo su sufrimiento seguiría siempre en su mente, nunca podría borrarlo.

Se sentó en la cocina y decidió prepararse una taza de té, para calmar sus efervescentes nervios; la taza en sus manos se balanceaba, acompasada por el temblor en sus dedos tras la rememoración de su tormentoso pasado.

-No puedo más - Protestó Emma, agotada, apoyando su frente sobre la mesa. La taza, llena de líquido blanquecino caliente todavía en sus manos.

No conseguía dormir muy a menudo, y cuando lo hacía, sus sueños estaban plagados de evocaciones lejanas. Recuerdos de la guerra, de los tormentos de Hydra, la angustia y soledad por la pérdida de sus amigos...

La atormentaban, cada noche, en cuanto cerraba los ojos


- No sé si puedo vivir así... No sé cuánto más podré aguantar.

Su pesar fue interrumpido por un grito ahogado, que quebró la tranquila noche.

Emma se levantó enseguida, cuchillo en mano, yendo a buscar la fuente del sonido. Temía que les hubiesen encontrado de nuevo.

Mataría otra vez a cualquiera que pretendiese hacer daño a sus amigos. No había podido protegerlos en el pasado, pero se había jurado a sí misma que no volvería a dejar que los hiriesen. Por encima de su cadavér.

Buscó la fuente del sonido. Revisó cada entrada y salida, cada ventana, puerta y estancia de la casa de Steve, excepto las habitaciones.

Todo estaba como lo habían dejado horas atrás. Nadie había entrado, pero entonces... ¿Qué había sido eso?

La respuesta llegó tan pronto como la pregunta fue formulada.

-Bucky - Jadeó, corriendo hacia su habitación, tirando el cuchillo descuidadamente en el suelo.

El soldado se revolvía en su cama, su pelo, húmedo de sudor se pegaba en su frente, mientras murmuraba palabras en ruso. Su cuerpo se agitaba en el colchón, moviéndose de un lado a otro.

Wintry ShadowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora