Capítulo 28

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Sam caminaba con paso apresurado hacia el cuarto de Emma, a pesar de los fallidos intentos por parte de Steve de detenerlo, se había enterado de lo que había ocurrido dos noches atrás, y estaba furioso, no con ella por supuesto, sino que con Bucky.

Emma se encontraba recostada en el sillón, mirando fijamente por la ventana el cielo nublado, todavía con una ligera molestia en su cuello. Tras lo ocurrido las marcas fueron tomando forma hasta convertirse en oscuros moratones de color violeta tirando a negro. 

Los golpes en la puerta la sacaron de golpe de sus pensanmientos.

-Adelante

Esta se abrió, dejando a la vista a un furioso y preocupado Sam.

-Hola - sonrió ligeramente ella.

Él no tardó en percatarse de las oscuras marcas en su piel. Se acercó a donde ella estaba, para tomar asiento a su lado, sin emitir palabra alguna por el momento, trataba de asimilar la situación y ordenar todos sus pensamientos.

-Te dije que terminarías quemándote Emma...

Suspiró pesadamente ante la frase, su mente estaba echa un torbellino, y mentalmente se sentía agotada.

-Es complicado Sam.

-No, no lo es. ¿Por qué te empeñas en estar a su lado? Podría haberte matado, y ten por seguro que esto no será el único suceso que ocurra.

Ella ocultó el rostro entre sus manos, frustrada ante la situación.

-Él y yo tenemos una historia, y por muchas cosas que sucedan, no puedo cambiar ni lo que pasó, ni lo que siento por él. Sam, Bucky es el amor de mi vida - las palabras de Emma atravesaron el corazón del moreno como puñales, Steve le había avisado, pero no quiso escucharlo.

-Por tu bien deberías tratar de olvidarle, acabará matándote Emma, ¿es que no lo entiendes?

-No, el que no parece entenderlo eres tu, ambos estamos en la misma situación, ¿o tengo que recordarte que también trabajé para H.Y.D.R.A.? Necesito ayudarlo, no quiero que sufra más - Emma había cogido entre las suyas las manos de Sam, tratando con todas sus fuerzas que entendiera.

Sam negó lentamente, exasperado. Todo eso le parecía una auténtica locura, y ella era tan inocente al ver a ese hombre de esa forma.

-No es el mismo de antes, no es el mismo hombre del que te enamoraste en 1940, ni es la misma persona de aquella época Emma. 

El ambiente se estaba caldeando, y el tono de volumen de Sam había aumentado, al igual que el de Emma.

-¡Yo tampoco lo soy! - un denso silencio se instaló en la habitación, envolviéndolos a ambos - ¿Tengo que recordarte que también soy una asesina? No sabes a cuanta gente inocente he matado Sam, todavía hoy recuerdo cada uno de sus nombres, cada uno de sus rostros... Cada una de sus súplicas. Gente inocente. Me persiguen en todos mis sueños, nada más cerrar los ojos aparecen, atormentándome. Para ti él será un monstruo, pero entonces tienes que meterme en ese mismo saco. Puedo llegar a ser tan peligrosa como él.

Sam se quedó en silencio, pensando en todo lo que le estaba diciendo ella.

-¿Qué pasa si un día soy yo la que lo hace? Todo esto es muy relativo, a ambos nos han hecho cosas terribles - trató por mantener la calma - Sam, las cosas son muy complicadas, ¿vale? 

Se levantó de forma pesada, con la mente todavía revuelta. Claro que no había olvidado lo que había ocurrido, como para hacerlo, en su cuello habían quedado los signos no permitiendo que pudiera hacerlo. 

-Simplemente no comprendo por qué Steve y tú continuáis obcecados en lo mismo.

Diciendo esto se levantó y salió de la habitación, dando un pequeño portazo. Emma cerró los ojos y suspiró, tratando por tranquilizarse. La situación se le estaba yendo de las manos.

Decidió que ya era hora de salir de su cuarto, así que optó por dirigirse a la cocina. Tenía demasiada hambre como para pensar con claridad.

El apartamento estaba en completo silencio, lo que a ella le extrañó. Pero continuó con su cometido, topándose con una pequeña nota pegada con un imán en la nevera.

Pastelito, Bucky y yo hemos decidido salir a correr, así que si no nos ves no te preocupes. Iba a llamarte por si querías acompañarnos, pero decidí dejarte dormir, me imagino que estarás cansada.

Sam me dijo que se pasaría por el apartamento, quería hablar contigo.

Hay café preparado.

De pronto el espeso silencio la envolvió, hacía demasiado tiempo que no se quedaba sola, desde que Steve había ido a buscarla, y en esos momentos se sentía extraña. La protección que le trasmitían sus amigos se había desvanecido, y comenzó a preocuparse.

Algo en el interior de la estancia no le cuadraba. Su vista se dirigió hasta el cajón donde se guardaban los cuchillos y se aproximó a él.

-Señorita Sullyvan - Emma se giró, apuntando con la afilada daga en su dirección - veo que no ha perdido sus aptitudes, eso me reconforta.

-Nicholas Furia... Diría que es un placer, pero estaría mintiendo - sus hombros se relajaron, y lentamente bajó el arma.

-Por favor, sentémonos, necesito hablar con usted.

Tomó asiento, pero ella no se movió de su sitio. Lo que tuviera que decirle, podría hacerlo desde donde se encontraba.

-Algo me dice que la razón por la que se encuentra aquí no es precisamente de una visita de cortesía, ¿o me equivoco?

-No se equivoca para nada Sullyvan. Me he enterado de la pequeña visita que le han hecho sus amigos de Hydra, y también lo que ha pasado con ellos - comentó de forma relajada, recostándose sobre el respaldo de la silla; ella por su parte se enderezó.

-Vaya al grano Director... Déjese de tantos rodeos - crucé mis brazos sobre mi pecho, a la defensiva.

-Me han dado un soplo de donde se encuentra una base de Hydra, imaginaba que le interesaría esa información, simplemente.

-Discúlpeme si no le creo. Da la casualidad de que usted no hace las cosas "simplemente". ¿Por qué querría colaborar con su causa? ¿A caso ha olvidado de la forma que se me echó de sus instalaciones la última vez que estuve allí? Porque permítame decirle que yo si me acuerdo. - Hizo una pausa, acercándose un par de pasos hasta dónde se encontraba él - De hecho, me acuerdo muy bien.

Deslizó una carpeta marrón sobre la mesa, la cual Emma observó con atención. Furia clavó su oscuro ojo en los de ella.

-Piénselo bien. Ya sabe dónde encontrarme, pero no tarde demasiado.

Diciendo esto desapareció como la bruma, dejando a una confusa Emma, quién se desplomó sobre la silla que descansaba ante ella, cogiendo entre sus manos la carpeta color arena. Temiendo abrirla y ver que era lo que había en su interior.

Las cartas estaban sobre la mesa, ahora era su decisión: 

Intentar llevar una vida normal, la cual nunca lograría hacer. O por el contrario volver a estar en activo, cosa que le aterraba hacer, se sentía demasiado inestable, todavía no sintiéndose dueña de sus propios actos.

Escuchó el pomo de la puerta, y rápidamente escondió lo que Furia le había entregado. No quería que nadie se enterase por ahora de la pequeña visita que había recibido, y mucho menos de la propuesta.

-Pastelito, ¿cómo te encuentras? - ella sonrió de lado, observando como los dos hombres más importantes de su vida entraban en la cocina. Bucky guardaba las distancias desde lo sucedido días atrás, y Emma lo había notado, en parte se sentía relajada de que así fuera. Pero por otra parte, deseaba con todas sus fuerzas estar junto a él. Abrazarlo.



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⏰ Última actualización: Dec 01, 2017 ⏰

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