Capítulo 4

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[24 de Julio de 1939]

-Que ni se te ocurra James - le advertí, con una de mis manos en su dirección, tratando de que no se acercara más a mí. En un rápido movimiento sentí sus manos congeladas rodear mi cintura y dejarme caer en su hombro, ante el acto solté un pequeño grito, que lo hizo reír.  

-Vamos Buck, deja a la pobre Em - Steve estaba dentro del agua ya, esperando a que tanto Bucky como yo nos metiéramos de una vez en ella.

Corrió conmigo en su hombro hacia el agua, yo lo estaba maldiciendo en mi mente. Steve observaba la escena divertido, podía escuchar sus carcajadas desde donde nos encontrábamos.

-Ya me estás soltando - le advertí, y nada más decir eso supe que no había sido una buena idea, Bucky se encontraba ya en el borde de la pasarela que formaba un pequeño y abandonado embarcadero, en uno de los laterales del lago.

-Tus deseos son órdenes Em - en menos de cinco segundos estábamos los dos en el agua. Tardé un poco en reaccionar y como pude logré subir hasta el exterior, y dejar que el oxígeno invadiera mis pulmones.

-Que sepas que te odio Buchanan - maldije al moreno que se encontraba a unos metros de mi, sonriendo con gracia, nadé como pude de nuevo hasta el embarcadero, donde me impulsé y salí del agua - No podías esperar a que por lo menos me quitara el vestido, no, tenías que lanzarme al agua así... - señalé con mis manos el empapado vestido, que se pegaba a mi cuerpo impidiendo que me moviera con normalidad- A ver que ropa me pongo después - murmuré a la vez que quitaba la empapada prenda, el precioso vestido color azul cielo estaba echo un desastre, lo observé detenidamente, con los labios fruncidos, mamá iba a matarme, seguro. Dejé caer la prenda en uno de los laterales, estirándola un poco para que se secara con el sol. Corrí por la pasarela de madera, lanzándome al agua de nuevo, solo que esta vez por voluntad propia y en bañador.

****

La tarde iba pasando, pero ninguno de los tres nos dimos cuenta, las risas que procedían de nosotros llenaban aquel abandonado lugar.

-Yo creo que voy a salir ya - sentía las extremidades algo entumecidas, la temperatura del agua había bajado, al igual que la del ambiente, y comenzaba a notarlo. Ellos asintieron, salí corriendo a coger la toalla que estaba en el suelo, para envolverla al rededor de mi cuerpo. Un par de minutos más tarde pude ver como Steve salía corriendo del agua, con cara de preocupación, yo lo observé extrañada.

-Ey Steve, tranquilo - me acerqué a él - ¿Qué ocurre? - le pasé la camisa, ya que él estaba ocupado poniéndose los pantalones a una velocidad vertiginosa.

 - ¿Acompañas tú a Em a casa? - preguntó a Bucky, que venía caminando tranquilamente con su toalla en la mano.

-No soy una cría, ¿sabéis? - a veces me exasperaba lo sobreprotectores que eran - Por que sea tres años más joven que vosotros no significa nada - los observaba de forma desaprobatoria, a pesar de que sabía a la perfección que dijera lo que dijera no iban a cambiar de parecer.

-Emma eres como mi hermana pequeña, no puedo evitar querer protegerte - se acercó y beso mi frente de forma fraternal, puse los ojos en blanco, era inútil discutir sobre este tema.

-Eres exasperante - protesté alejándolo con un ligero empujón, pero sonriendo.

-Bueno, siento romper esta preciosa escena, pero tu tenías prisa, y a ti te tengo que acompañar a casa - Steve y yo nos reímos para después él salir prácticamente corriendo, yo caminé hasta mi vestido, que estaba tendido en el suelo, lo cogí y comprobé que aun continuaba húmedo, genial. De todas formas me lo puse, no iba a ir en bañador de vuelta a casa - Ten - vi como ante mis ojos aparecía una chaqueta color marrón.

-El vestido aún está húmedo, voy a mojarla - contesté, rechazando la chaqueta.

-Es mejor eso a que te pongas enferma - me rodeó y colocó sobre mis hombros la chaqueta, protestar sería inútil, él era casi tan cabezota que yo, así que a lo único que me llevaría volver a rechazar la chaqueta sería a una discusión. Asentí y metí mis brazos por las mangas - Bien, en marcha - caminamos en silencio durante un largo rato.

-Bueno, ¿cómo están tus padres? - preguntó, rompiendo el silencio que se había creado.

-Bien, ya sabes, como siempre - sonreí - papá demasiado ocupado con su trabajo, viajando de aquí para allá, y mamá tratando de ocuparse de todo - me sonrió de forma cálida, el sabía a la perfección todo lo que me había afectado la ausencia de mi padre cuando era una niña.

-Hace tiempo que no paso a hacerle una visita a tu madre - cambió de tema - ¿sigue haciendo esos deliciosos pasteles de manzana y canela? - se relamió el labio, como rememorando el sabor de los dulces.

-Sí, los sigue haciendo - solté una carcajada, su reacción me había echo demasiada gracia - Ya deja de babear Buck, o nos resbalaremos - le di un ligero empujón en el brazo, riendo, él ante mi comentario también rió.

-No me juzgues, tu madre es una excelente cocinera, sobre todo tratándose de dulces - y en realidad no mentía, mi madre tenía muy buena mano en la cocina, y sus pastelillos de manzana y canela están deliciosos.

Caminamos un par de calles, pero esta vez entre risas. Cuando llegamos a la puerta de mi casa ya había anochecido, y a pesar de que le había dicho a Bucky que ya podía marcharse, él insistió en esperar hasta que me abrieran la puerta.

-¡James! - exclamó mi madre al abrir la puerta - Pero cuanto tiempo, y cómo has crecido - Buck sonrió de forma amable - y mírate que apuesto estás - el color rosa invadió las mejillas del alagado, cosa que me hizo reír por lo bajo.

-Hola señora Sullyvan, ¿cómo ha estado? - preguntó de forma amable.

-Muy bien, pero dejémonos de cháchara, pasa, hay un sitio para ti en la mesa - a la vez que decía esto abría más la puerta y se hacía a un lado para dejarlo pasar.

-Oh, es muy amable señora Sullyvan, pero no quiero molestar - sabía a la perfección que mi madre no aceptaría un no por respuesta, y que insistiría hasta escuchar la respuesta que ella quisiera, y podía llegar a ser muy persistente si se lo proponía.

-Lo siento jovencito, pero no acepto un no, hoy Víctor tampoco vendrá y he echo comida de más, así que adelante, Emma querida, acompáñalo adentro, vamos - mi madre entró la primera dirigiéndose a la cocina, me imagino que para echar un vistazo a la cena.

-Por como huele creo que mi madre ha hecho sus deliciosos pastelillos de manzana y canela, así que estás de suerte - ambos entramos, y cerré la puerta - Creo que lo mejor será que vaya a cambiarme de ropa, si quieres puedes sentarte en el salón, bajo en seguida - Bucky asintió, y yo subí a mi cuarto para al fin quitarme el vestido. Me di una rápida ducha, para después ponerme un vestido a cuadros de manga corta que me llegaba por debajo de las rodillas. Bajé las escaleras y me topé con Bucky poniendo la mesa, me acerqué a él para ayudarlo.

****

-Hasta luego señora Sullyvan, estaba todo delicioso, y gracias por los pastelillos - se despidió Buck a la vez que caminábamos hasta la puerta, la abrí y ambos salimos al exterior.

-Intenta no comerte todos los pastelillos de una - comenté graciosa, señalando la pequeña caja que sostenía entre sus manos.

-No prometo nada - sonrío, se acercó a mí y dejó un suave beso en mi mejilla - Buenas noches Em, que descanses - pude notar como me sonrojaba levemente, la ventaja que tenía era la poca iluminación que había en el exterior.

-Buenas noches Buck, no te metas en ningún lío de aquí a casa - le advertí con una sonrisa.

-No lo haré, eso si que puedo prometértelo - sonrió y emprendió camino hacia su casa, y por consecuente yo de vuelta a la mía, donde esperaba mi madre con una gran sonrisa en sus labios.

-No mamá, no empecemos - protesté.

-Oh vamos Emma, si es un chico encantador, y en mi opinión hacéis una maravillosa pareja - puse los ojos en blanco - Además, se nota que le gustas hija - yo intenté no dejar escapar una risa irónica ante lo que acababa de decir mi madre.

-No digas tonterías mamá - me encaminé al comedor para terminar de recoger la mesa.



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