Dangerous |Harry Styles|

Capítulo 30

Al llegar a ese lugar tan frío, un escalofrío se apoderó de mi cuerpo y por un momento pensé en irme de ahí, aun así, sin haber entrado todavía.

Pero no.

—Nunca nos damos cuenta, de las mierdas que hacemos hasta que vemos a alguien triste o herido. Y somos unos estúpidos viendo... como sufren y lloran. Mientras nosotros, disfrutamos al verlos sufrir —dijo con media sonrisa en su rostro.

—¿Como te puedes reír? —dije golpeando su pecho—. Eres un...

Antes de acabar la frase me juntó enseguida hacia él y me besó, para luego abrazarme con fuerza.

—Un idiota, insensible, estúpido... —sollocé.

—Lo sé —asintió lamiendo sus labios—, y lo siento, amor.

Los recuerdos de Harry me venían a la mente. Cómo me protegía o como a mí me parece que hacia, ''dar su vida por la mía''.

—Buenas tardes —saludé al entrar por la puerta de ese enorme lugar—, quiero pagar la fianza de Harry Styles —dije un poco asustada.

—Pero todavía tiene que ir a...

—Me he informado antes, y me ha dicho que perfectamente pagando su fianza puede ser liberado sólo por ahora. Luego ya se verá. Styles no tiene que ir a ningún lado, va, búsquelo, quiero sacarlo de aquí —lo mío no era ponerme de mala hostia, pero en ese momento solo quería sacarlo y ya está, quería que volvieramos a estar juntos.

—Harry Styles —dijo buscando en una carpeta— Styles Edward Cox, Harry. Asesinó a Kyle Becker, propietario de la fabrica de motores de coches de Bélgica —leyó e hizo una mueca.

Asentí.

—¿Está usted segura de que quiere sacar a este hombre? —preguntó con el ceño fruncido.

—S-Sí —asentí de nuevo.

—Bien —aclaró su garganta—. Su nombre, por favor.

—Alma Becker Smith.

—Alma... —repetía mi nombre mientras escribía— Usted es...

—La... hija del hombre al que asesinó —me costó decir eso, parecía una tontería o algo, pero tenía la necesidad de sacar a Harry de ahí como sea.

Quedó boquiabierto. Aclaro su garganta de nuevo y habló.

—Tiene que pagar 5000 euros sólo por ahora, luego en el juicio...

Jódete. La madre que los parió.

—Mmm, sí. Por supuesto, tenga —le extendí un cheque no sin antes poner en el la cantidad que tenía que dar— 5.000 euros.

—Muy bien señorita. Acompañeme.

Lo seguí hasta las celdas que habían, era como bajar bajo la tierra. Parecía una película de terror, todo oscuro ugh.

—¿Por que bajamos tanto? —le pregunté extrañada.

—Aquí abajo están las personas más problemáticas y este chico es problemático, parecía traumado y se comportaba de una manera extraña, por eso decidimos ponerlo aquí. No se por que ha pagado usted la fianza, es un mal hombre.

—No lo conocéis lo suficiente como para hablar así de él —gruñi mirándolo con furia.

—Es peligroso señorita. Además, mato a su padre.

No respondí, más bien, reflexioné sobre eso. Llegamos a la celda, ahí estaba mi... novio. Sentado, con sus manos juntas con la cabeza entre ellas. Tenía una pinta asquerosa, se nota que aquí los tratan mal.