Dangerous |Harry Styles|

Capítulo 39

—Y así fué Styles procesando, de un niño bueno se transformó en un hijo de puta —decía con orgullo—, como nosotros.

El rubio me contaba como mataban a las personas, como si eso fuera lo más normal de esta vida. Cerraba los ojos aterrorizada, girando mi cara hacia los lados intentando no escucharlo, pero me era imposible. Habían momentos en los que veía a Harry asesinando a alguien sin piedad, con una sonrisa malvada en su cara, daba miedo. Terror. Ese no es el Harry que yo veo con mis ojos.

—No nena no. No llores por esa basura con rizos que va por ahí —dijo obligándolo a que lo mire—, no te merece. Él ha sido un criminal, un asesino, lo és... y lo será. Nunca cambiará, ese aspecto de niño bueno no es nada más que algo para que, las perras como tú caigan a sus pies y les saquen el dinero. Para después mataros, que podría incluso violarte algun día de estos cuando este completamente ído y llegué borracho de alguna parte.

—Cállate —susurré lloriqueando, de verdad que necesitaba estar sola por un momento.

Escuché ruidos que provenían de abajo, alcé mi mirada y el rubio me miró con una mitad sonrisa malvada y se marchó, bajando al piso de abajo. Empecé a llorar en silencio, oía como los truenos empezaban a sonar y poco a poco, la lluvia empezaba a caer también, ¿donde está Harry?

Si él no venía a por mi, me iría yo como sea.

***

Harry

Que puto dolor de cabeza, abrí los ojos lentamente y delante de mi me encontré con dos cuerpos borrosos, con unas botellas en sus manos, que me ofrecían, y yo las cogía y una sonrisa salía de repente, como si nada, ¿qué coño me pasa?

—En el estado en el que está, no creo que diga una mierda —logré reconocer esa voz, de Louis—, saquémoslo de aquí.

—¡Eh! —grito la voz que tanto tiene esa persona a la que quiero matar.

Alma

Me tomó varios minutos intertar zafarme de ese agarre, y dejé marcas en mis muñecas. Las miré y estaban bastante rojas, ya que no pude cortar la bendita cuerda con nada y tuve que hacer demasiado esfuerzo para quitarmelas. Mis párpados me pesaban podría caerme en cualquier momento, oía como hablaban en el piso de abajo. Mi vista se fijó en una ventana que había en una esquina, la abrí y miré hacia abajo, no estaba tan alto, pero tenía miedo de hacerme todavía más daño. Corrí y desaté como pude la cuerda con la que me tenían atada. La até en un pilar que estaba cercano, la tiré hacia abajo, me subí al alfeizar y empecé a bajar con miedo a resbalarme. Al tocar el suelo me sentí tan aliviada, pero todavía no había salido de este lugar tan terrorífico. Empecé a caminar sin intentar resbalarme, me costaba ver hacia delante, de vez en cuando me agarraba a los arboles y me detenía, estaba tan cansada.

La lluvia cada vez golpeaba con más fuerza y me debilitaba, tenía un dolor horrible por toda mi cara y cuerpo incluido. Los golpes que había recibido de Niall eran muy dolorosos, es tan insensible. Empecé a correr pero no veía un final del camino, a cada momento esquivaba los árboles que encontraba por mi camino. Empezaba a cansarme de nuevo, mi respiración ya comenzaba a ser agitada paré apoyándome en un árbol. Oí como si alguien estuviera detrás de mi, miré hacia atrás y vi una figura que no podía casi ni mantenerse en pie, mi corazón comenzó a latir con mucha velocidad, cada vez se acercaba más y más, decidí seguir corriendo.

Tenía que impedir que esa persona no me tocara.

Cada vez lo sentía más cerca de mi y tiró de mi brazo, haciendome gritar, pero era en vano, nadie me podia oír, parecía como si nadie me oyera ni hubiera nadie más ahora mismo en el mundo.