Cuatro

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ALMA

—Disculpe tengo que ir a trabajar —dije sin ni siquiera mirarlo y a la vez soltándome de su agarre.

¿Acaso pretendía venir aquí todos los malditos días? Sin decir nada más, caminé dentro del local.

Comencé a atender a los clientes, regalándoles mi mayor sonrisa finjida, anotaba los pedidos y luego los entregaba. Notaba como se posaba una mirada color esmeralda en la mesa del fondo. Tenía que entregar un café a un señor, entonces caminé hasta su mesa que estaba justamente delante del rizado pero en ese momento ya no estaba. Este muchacho aparece y desaparece cuando le da la gana, es un tanto extraño. Aproveché para dejar el café rápido y no encontrármelo por el camino. Iba caminando hacia la mesa cuando noté algo en mi pie y me hace tropezar echándole todo el café encima del pecho al cliente y tiré la taza al suelo del susto, tapé mi boca con ambas manos, ¿que mierda hago ahora?

—¡Señorita! —llamó la atención de varios clientes con su grito—, ¿se puede saber que está haciendo? —dijo muy enojado con la frente arrugada.

—¡Madre mía! ¡Perdóneme señor! —me disculpe de inmediato, arrodillándome a coger las piezas esparcidas de la taza rota.

—La hoja de reclamaciones ahora —dijo.

Mierda, este viejo.

Me giré para ir a ver la fregona y limpiar todo el suelo y de paso, la hoja de reclamaciones, cuando me disponía a ir a por todo eso me di cuenta de una presencia, y sí, ahí estaba el chico, con una sonrisa en la cara, disfrutando del mal rato que estoy pasando. 

Joder, ¡ha sido él!

—¿¡Se puede saber que coño haces con tu vida!? —grité enfadada, con esto me despedirán del trabajo, el señor que manejaba la cafetería es un poco duro y quiere que los clientes estén como en su casa.

Vale, entonces, sí.

Adiós.

—Eres torpe nena y tan malditamente hermosa enojada —habló cogiendo mi mentón con sus dedos y yo los aparte de inmediato.

—¡Lárgate de aquí! —grité, ya notaba como mis mejillas ardían de la vergüenza.- ¡Ahora!

—¿Se puede saber que pasa aquí? —de la nada apareció el señor Deniss, el jefe.

No ahora, por favor, rogaba yo en mi mente.

—Esta señorita me ha echado el café encima a propósito, tengo una reunión en nada, ¿¡donde voy a ir así!? —se quejó el señor mostrando las manchas se su camiseta.

—Mis disculpas señor —dijo el señor Deniss— Ahora mismo la despediré.

—¿¡Qué!? —grité desesperada— ¡No! —negué rápidamente.

—Lo siento Alma —se disculpó—, estas despedida, ¡te dije desde el primer día que tenías que ser muy cuidadosa! Se lo tendré que decir a Kyle —explicó.

No le dije nada más y entré a coger mis pertenencias con toda la rabia del mundo, el primer trabajo un poco digno que conseguía y me despiden. Al fin y al cabo, era de Kyle y en el fondo me importaba una mierda, pero de igual manera, algo de dinero conseguía. Todo por la culpa de un tipo que no tiene neuronas en la cabeza y sólo quiere que haga el ridículo para que él se descojone de mi.

—¡Este trabajo es una mierda! —dije antes de salir por completo de ahí y no volver a entrar nunca.

Caminaba sin rumbo alguno por las calles de Londres una vez más, apretando la correa de mi bolso. Esto era increíble, ¿cómo un despido me puede afectar tanto? Ahora tengo que buscar otro trabajo, genial. No tenía donde más ir, no podía regresar a mi casa diciéndole a mi madre que me han despedido del trabajo que Kyle dejo a cargo de ella, luego la bronca que me iba a echar él sería grande y lo sabía, así que mientras tanto no volvería y me quedaría dando vueltas, y luego si eso, ya se lo diría.

Dangerous |Harry Styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora