Diez

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ALMA

Con una mano acarició mi mejilla y sonrió. Por un momento es como si existiéramos, sólo él y yo. La distáncia de nuestros rostros estaba al mínimo, quería besarme lo veía venir. Sus labios se entre abrieron y su mano libre apretó mi cintura y me acercó más a su cuerpo. No reaccionaba, estaba bajo su encanto. Nuestros labios se rozaron, entrecerré mis ojos, mordió levemente mi labio inferior, pero antes de que algo pasara, volví a la realidad y lentamente fuí alejándome poco a poco.

—D-Debería volver.... —dije bajando la mirada avergonzada.

—Espera, todavía no te vayas —rápidamente me agarró del brazo y volvimos a quedar a centímetros de distancia.

—T-Tengo algo para ti —fruncí el ceño— Ven —entrelazó nuestras manos y caminamos al estacionamiento, no había nadie ahí en ese momento. Harry abrió la puerta de copiloto del auto y sacó una bolsa color fucsia con un lazo en ella, cerró la puerta y poco a poco caminó en mi dirección. Me la entregó con una sonrisa dibujada en su rostro.

—Tu regalo.

—¿P-Porqué me compraste un regalo? —pregunté sin creerlo— No debiste.

—Porque es tu cumpleaños nena —comentó enterrando sus manos en los bolsillos de sus pantalones.

—¿P-Puedo...? —le pregunté y él asintió.

Me apoyé en el auto de Harry dejando la bolsa y comenzándola a abrir. Saqué una camiseta con volantes de seda color rosa, ¡era hermosa! Le regalé una sonrisa de mi parte y me lancé a abrazarlo. No se por qué lo hice, pero le quería dar las gracias.

—Gracias Harry —dije sin soltarlo.

—De nada, ya eres legal—dijo de broma y me reí—. Me tengo que ir ahora.

—¡No! No te vayas todaví... —no me dejaron acabar la frase, ya que mi móvil comenzaba a sonar, lo saqué de mi bolso y contesté— ¿Sí?

—Alma, ¿dónde estás? —me preguntaron— Te estoy buscando y no te veo, acabo de llegar.

—Ay, ya voy Ryder —ya había llegado mi hermano y ni siquiera lo he recibido, dios— espérame, ¿sí?

Colgué y miré a Harry, quién me miraba atento. Metí la camiseta en la bolsa de nuevo, antes de que me dijera algo, lo agarré de la mano y tironeé de él. Se sorprendió por la expresión en su cara, y volvimos a la casa. Ryder ya había llegado, lo busqué con la mirada, estaba agarrándo del brazo a Sam, quién se tambaleaba y reía.

—¡Ryder! —lo llamé.

—Alma, esta que dice ser tu amiga... —dejó de hablarme cuando Harry apareció a mi lado, mordí mi labio, ¿que pasaría ahora?— No se está quieta —habló serio.

—Está ebria —dije— Uhm.. la llevaré arriba, esperad aquí. Quietos —les advertí.

Agarré a Sam tironeando de ella, llevándola a una de las dos habitaciones de la casa que Ryder alquiló para la fiesta y que mi amiga duerma, o a saber. Toqué la primera puerta que había en el gran pasillo, no abrió nadie, así que entré prendiendo la luz.

—Uuh, ¡que putada! ¡Apaga eso! —se quejó Sam.

Apagué la luz, y con cuidado de no caerme por ahí, noté el colchón con la mano, sólo iluminaba la luz del pasillo, así que senté a Sam en la cama, quité sus zapatos y la eché hacia atrás.

—Alma amiga —habló—. ¡Feliz cumpleaños! ¿Te dije ya que te quiero?

Blanqueé los ojos y reí por su falta de neuronas en este momento. Dejé el regalo a un lado para no perderlo.

—Duerme Samantha —susurré saliendo del cuarto cerrándo la puerta.

Caminaba por el pasillo todavía riéndo del estado de Sam, hasta que me acordé de Madi, tenía ganas de llamarla. Decidí ir a llamarla desde el teléfono de esa casa, cuando lo iba a agarrar, oía gritos desde afuera, muchos gritos. Colgué el teléfono de golpe y corrí a ver. Un bulto enmedio de todo el jardín había alrededor de la piscina. Me metí entre algunas personas sin ni siquiera pedir disculpas ni permiso. Llegué y observé detenidamente. Harry y Ryder, se ahogaban entre sí en el agua, Harry pegándo a Ryder, y viceversa.

—¡Si no lo recuerdas, te lo recordaré yo!—gritaba Ryder. A la vez que lo agarraba y lo hundía. La gente sólo observaba, como si disfrutaran de la escena, pero yo, sólo quería ahora que acabe. Noté una mano posarse en mi espalda, a la vez que caía dentro de la piscina perdiendo el equilibrio. El agua comenzó a calmarse en el momento que yo caí dentro. Mi paciéncia llegó a un límite sobrepasado.

—¡Todos! —les grité— ¡Fuera, ahora! ¡Ya, lárgaos a vuestras jodidas casas! ¡La fiesta llegó a su fin! —salí de la piscina toda mojada, hecha un asco, una mierda. Las ganas de llorar que tenía eran masivas. Estallaría en cualquier momento.

—Cariño, ¿qué te pasó? —preguntó Billy a mis espaldas, se acomodaba la camisa y al mismo tiempo los pantalones.

—¿¡Dónde mierda estabas tú Billy!? —grité empujándolo con mis manos, haciendo que retroceda algunos pasos—. ¡Lárgate ahora, si no quieres que te eche de la peor manera! —lo amenazé, no sabía como ni de qué manera echarlo, pero no quería ver a nadie ahora. Achiné los ojos y me fijé en su cuello, esas marcas de pintalabios no se las había hecho yo. Se dio cuenta de que las estaba mirando y este se fue sin decirme nada.

Genial.

Me di la vuelta para ya no encontrarme con nadie en la casa. Ni a mi hermano. Nadie. Todos se largaron como perros. Hoy tenía que haber sido mi día, hoy tenía que haber sido un día... especial. Todo se fué a la mierda en minutos.

Me volví loca comenzando a arrojar al suelo lo que se me cruzaba por el camino. Lágrimas ya caían por mis mejillas, gritos se escuchaban en ese lugar, parecía una psicópata sin neuronas.

—¡Maldita sea la hora en que lo conocí! ¡Todo esto ha pasado por su jodida culpa! —grité.

—¿Te arrepientes? —preguntó la voz grave por detrás.

—Sí, ¡y mucho!—me giré al mismo tiempo que algunos mechones mojados se pusieron en mi cara y los aparté de inmediato.

—No es verdad.

—Lárgate Harry, lo único que haces es estorbar ahora —giré en mi eje cruzándone de brazos.

No oí nada después de lo que dije, supuse que ya se marchó. Asique giré mi rostro para ver, pero antes de ver por completo, unos brazos me rodearon por completo, atrayéndome hacia él. Quedé inmóvil, sólo quería que todo hubiera salido bien hoy, sólo eso maldita sea.

Dejó caer sus brazos para recorrer los míos y entrelazar su mano con la mía.

—Nena —susurró—. Él me obligó.

—¿Te obligó a qué? —pregunté soltándome de sus manos y quedándo cara a cara.

—Quería... deshacerse de mí, no quiere que esté contigo, dice que soy un peligro para su querida hermanita.

Dangerous |Harry Styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora