Capítulo 34

2.5K 133 10
                                    

Colgué y me vestí con una camisa y unos pantalones que habían colgados en una silla de mi cuarto. Salí corriendo de la casa, cerré con seguridad y caminé por toda la manzana en busca de Niall.

Ese cabrón no la tocará.

Estuve sigiloso en mis movimientos, mirando hacia todos los lados, Niall era muy hábil, y muy peligroso. Oí unos pasos dirigiéndose por donde estaba, pensé que era él, pero cuando alcé la mirada solo vi a un señor caminando con prisas, fruncí el ceño y seguí con mi busqueda. Caminé por la acera con una mano en el bolsillo y con la otra rascaba mi nuca disimuladamente.

Me sorprendió oír ese sonido que tanto conocía y en un abrir y cerrar de ojos, ya me encontraba de rodillas en el suelo, llevándome la mano derecha al hombro izquierdo, el cual empezaba a sangrar y vi mi mano.

Mierda.

—Vaya, vaya, Styles.

¿Cómo puede ser tan hijo de puta?

—Niall —gruñí—. Eres...

—Un cabrón —acabó la frase que iba a decir, creo que ya estaba acostumbrado a que le digan tal frase.

—¿Qué... harás a-ahora? ¿Eh? —le pregunté con una mitad sonrisa. No se podía deshacer de mi así como así.

—Harry, niñito —habló acercándose a mí—, sigues siendo ese niño que recogimos en la calle llorando, porque mató a su padre. Eres tan débil... tan traidor —escupió con asco.

—¿Crees que me importa lo que digas? —le pregunté levantandome, desafiándolo con la mirada.

—Sé cual es tu punto débil Styles, esta será la última vez que te dejo correr como una rata, a la próxima, la sangre de ambos estará por los suelos.

—Qué miedo.

Me apuntó con la pistola en la cabeza, como si fuera a disparar y volarme los sesos ahora mismo. Pero bajó el arma y se alejó a paso lento. Miré alrededor por si no había nadie más por la calle a esta hora de la mañana, sólo aquel hombre que vi antes, que seguramete al oír el disparo salió corriendo como alma que lleva el diablo.

Alma

Todavía tenía los ojos cerrados, pero tenía vagancia de abrirlos y pensar que lo de anoche fué solo un maldito sueño. Pero, sentía un vacío. Palpeé con la mano todo el colchón y al no notar nada abrí los ojos y me incorporé sentándome. Puse mis pelos despeinados detrás de mi oreja, y suspiré. Salí de la cama y me puse la ropa interior, busqué alguna camisa y me la puse. ¿Dónde se habrá metido Harry? Acaso... ¿se habrá arrepentido? ¿O algo?

Me fuí al salón a esperar, a ver si ya estaba de camino. Me senté en una silla apoyándo mis codos en ella. Movía mi pierna de arriba abajo.

Había otra cosa en mi mente. Era absurdo, pero pensanba que se habría ido con la pelirroja del aeropuerto. Aunque Harry me dijo que eso fué hace mucho tiempo y... debo creerle.

Oí como con torpeza metían la llave de la puerta en la cerradura y fui a abrirla viendo que pasando un rato no lo conseguía.

—¿Se puede saber de donde coño vienes? —dije desesperada acercándome a él.

—Déjame solo.

Sus palabras me dejaron atónita, ¿qué le ocurría? Subía los escalones como si le pesara el brazo izquierdo agarrándose el hombro con la mano derecha. Me escogí de hombros y baje la mirada. Mierda, eso es... ¿sangre? Pequeñas y algunas grandes gotitas seguían el mismo camino que Harry había hecho. No podía quedarme de pie ahí sin saber que estaba pasando. Así que seguí el pequeño rastro que dejaba, conducían hacia el cuarto de baño, puse la oreja en la puerta, oía una respiración agitada, gruñidos y suspiros. ¿Que pasaría si entro? Tenia que hacerlo... debía hacerlo. Me armé de valor y giré el pomo de la puerta abriéndola no con fuerza, con impaciencia. Me llevé una mano a la boca, mis ojos se cristalizaron al ver tal escena, le habían hecho daño. Unas gotas de sangre resbalaban por todo su brazo izquierdo. Harry estaba sentando en el suelo apoyando su espalda contra la pared de mármol. Su pecho subía y bajaba con rapidez. La cabeza estaba agachada y con lentitud fue subiéndola para mirarme a mi. Su mirada fría se encontró con la mía apunto de estallar a llantos, no podía verlo así.

No en esas condiciones.

—Mierda, te dije que me dejaras solo —habló.

—Harry...

Me posicione delante suyo poniéndome a su altura, mirándolo con pena. El me aparto la mirada mirando hacia el lado contrario. Desvié mis ojos para ver el brazo que sangraba. Mierda, la sangre me ponía la vista nublosa, no soportaba ver sangre.

—¿Qué ha pasado? ¿Que te hicieron? —hablé buscando su mirada— ¿Quién... te disparó Harry? —levanté un poco la voz.

—Un hijo de puta —gruñó—. Debes ayudarme.

—¿No dices que te deje solo? Pues te dejaré solo —me paré de mi sitio para abrir la puerta e irme de ahí.

—Tú misma sabes que no quieres irte —habló—. En realidad no te ibas a ir, porque me quieres.

—Si Harry, te quiero, pero a veces eres tan imbécil que me haces hacer cosas que no quiero hacer.

Ni yo misma entendí lo que dije.

—Ayúdame amor... por favor, yo sé que tú puedes —rogó cerrando los ojos con fuerza, volvió a abrirlos.

—¿Cómo? —pregunté sin más.

—Quítame la bala que tengo dentro, quítamela que me duele como una patada en los huevos, o muchísimo peor que eso.

—No puedo, no se —le dije desesperada.

—Alma, confío en ti mi amor —dijo mirándome—. Eres la primera persona en la que puedo confiar ahora mismo, por favor.

—Esta bien —dije—, iré a por lo necesario.

Cogí unas pinzas, gasas, guantes y desinfectante. El confiaba en mi, me necesita ahora y debo ayudarlo. Volví al cuarto de baño de nuevo, Harry miraba hacia arriba con los ojos cerrados soltando un suspiro tras o otro. Me agaché para extraer la bala que se encontraba dentro de su brazo.

—Pásame un toalla —me pidió.

Le pase una toalla. Me puse primero guantes, comencé a hechar desinfectante por la herida sangrante y la iba limpiando con gasas. No soy buena en esto, pero lo he visto muchas veces en películas y creo que sé como lo hacen. Cogí las pinzas, Harry se llevo la toalla a la boca y comenzó a morderla cuando notó que las tenía clavándoselas. Apretaba sus ojos con fuerza, me desesperaba verlo así. Estaba sufriendo, mis ojos se cristalizaron de nuevo, es como si yo le estuviera clavando un cuchillo o algo que lo estuviera haciendo llorar. Una lágrima de dolor salio de sus ojos, mierda. Hasta que saqué una especie de piedra negra dentro de el, no era una bala.

—Harry ya está —dije sonriendo nerviosa, sentía como si le hubiera salvado la vida.

Mis lágrimas caían por mis mejillas. Esparcí agua oxigenada y limpie su herida dejándola seca, luego cogí una toalla para limpiarle el brazo ensangrentado. Envolví la herida con unas vendas antes de que se desangre. Solté un suspiro, que aliviada estaba. Me senté a su lado derecho echando mi cabeza hacia atrás. Miré a mi lado, Harry tenía los ojos cerrados, sus pestañas mojadas de las lágrimas de dolor que hace un momento le caían. Sus labios rosados entre abiertos. Esta vez respiraba normal, volteó a verme con una sonrisa.

—Ponte aquí —señalo su regazo con su cabeza.

Me puse con cuidado encima suyo, poniendo mis manos en su pecho, mirándolo a los ojos. Me deje caer levemente y puse mi cabeza en su hombro. Cerré los ojos por un momento recordando el mal rato que estaba sufriendo él, con mis manos rodeé su cuerpo. Él con su mano derecha apartó los mechones que tenia sueltos, poniéndolos detrás de mi oreja, rodeó mi cintura aferrándose más a mi.

—Fuiste valiente bebé —susurro— Yo confiaba en ti.

Sonreí debilmente, mis sollozos se escuchaban en el cuarto de baño. Besé su hombro para luego mirarlo a sus ojos verdes que ahora estaban apagados. Necesitaba amor, el solo necesita que alguien lo aprecie y ame.

Y yo, lo amo

Dangerous |Harry Styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora