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Apple pie Motel, Lawrence, Kansas.
19 de Julio, 1999.

La habitación estaba oscura a causa de las cortinas cerradas, la puerta con pestillo y un pequeño letrero que decía "no molestar." La ropa desparramada por multiples lugares del suelo, incluso había un calcetín colgando de la lámpara de noche.

Todo estaba hecho un completo desastre pero a ninguna de las 2 personas que estaban ahí les importaba.

Sam se aferró fuertemente de la espalda del moreno, mordiendo en el acto el cuello de este. Los jadeos y gemidos se escuchaban por toda la habitación. Las manos del moreno se cerraron alrededor de la cintura de Sam, tan fuerte que no pudo evitar soltar un siseo ante el creciente dolor. Tiró su cabeza hacia atrás permitiendo los besos húmedos que el moreno estaba dejando en su cuello.

Sam no tenía idea si quiera de como se llamaba el chico que se lo estaba follando, pero sinceramente tampoco le importaba mucho, tan sólo disfrutaba de la sensación, de las reacciones de su cuerpo y el del contrario. Tan sólo placer carnal consumiendo sus nervios.

Sam quería venirse, quería venirse con tantas ganas que fingía la magnitud de sus gemidos sólo para que el moreno se lo follara más rápido, que lo destrozara sexualmente. Claro que a Sam nunca le salían las cosas como él quería. El moreno sí lo empezó a embestir con más intensidad pero también hizo que se viniera más rápido, dejando a Sam a la orilla del orgasmo pero aún así no llegando a el.

¡Que frustración! Ahora tendría que mentir con que estuvo bueno, irse al baño y bajarse la maldita erección por su propia cuenta. El moreno salió de encima suyo y se tendió a su lado jadeando con los ojos cerrados.

— Wow...eso estuvo bueno, demasiado.— murmuró el moreno perdiéndose en el sueño. Sam no pudo hacer más que rodar los ojos. Que desperdicio de tiempo.

— Sí muy bueno...Erick.— comentó Sam parándose de la cama y arreglando su cabello.

— Umm...es Hector.— el moreno ahora con el nombre de "Hector" estaba ya casi completamente dormido encima de la desordenada cama del motel.

— Sí como sea...— Sam empezó a juntar su ropa la cual estaba por todos lados y cuando estuvo seguro de que había recolectado la mayoría de esta, fue con paso tranquilo al baño. Prendió la ducha y se metió bajo el chorro de agua fría que salía de esta. No pensaba en perder más tiempo del que ya había perdido.

Se suponía que debía estar a las 11 en su casa y ya eran las 10:30, sólo tenía 30 minutos para ducharse, vestirse, robarle tal vez un poco de dinero a su juego de una noche y luego largarse de ese penoso motel. Perfecto.

Salió del baño ya vestido, secándose su cabello con la toalla, la cual botó en suelo luego de que cumpliera su función. Buscó el pantalón de Erick....no, de Hector por toda la habitación hasta que lo encontró detrás del televisor. Tentando los bolsillos de este logró encontrar la billetera y sacó aproximadamente unos 40 dólares, suficiente para los siguientes 3 días de la semana y generalmente los más concurridos. Viernes, Sábado y Domingo...Sam iba a brillar este fin de semana, lo presentía.

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— ¿Dónde mierda andabas, Sam? — preguntó Dean al momento en que vio a su hermano pequeño entrar silenciosamente por la puerta principal...a las 11:30, media hora tarde.

— No te importa, Ken...— Sam habló despreocupado. Esto ya se había hecho una costumbre. Ya habían pasado 4 años desde que pasó...eso y el castaño no quería estancarse en su vida por un estúpido trauma de niño, al menos no más. Aunque parecía como si Dean, luego de esas 48 meses, aún no superaba que su hermano menor fue violado y que ahora técnicamente llevaba la vida de una ramera.

A Sam no le importaba lo que pensaran de él en este punto, o por lo menos trataba de que no le importara. Tan sólo quería que lo dejaran en paz y poder vivir su vida como el quisiera, valiéndole mierda si eso significaba tal vez morir de alguna enfermedad o que lo terminarán asesinando por meterse con el chico equivocado.

Sam no le temía a la muerte, bastante cerca había estado con ella cuando tenía 12...13...14. Tres años donde sólo tuvo una simple meta en la vida: Morir. Y realmente se había cansado de intentarlo así que solo dejaría que...pasara, tal vez en años o tal vez mañana, ya no importaba.

Sam empezó a caminar ignorando por completo a su hermano que se acercaba a él con paso tosco. Cuando estuvo a punto de pisar el primer escalón para ir hacia su habitación la mano de Dean agarró su antebrazo, lo suficientemente fuerte para que Sam reaccionara brusco y empujara a su hermano, alejándolo de él.

— ¿Qué mierda te ha pasado, Sam? Llegas tarde todos los días con marcas en el cuerpo que sólo podrían significar una cosa y a ti parece no molestarte que técnicamente seas un maldito necesitado.— todas las cosas que Dean decía eran ciertas y Sam quería que esas palabras no llegaran a su corazón. No quería ser débil nunca más y si eso significaba tener que vivir con el desprecio de su hermano el resto de sus días pues lo aceptaba.

— ¿Quieres saber que mierda me pasó, Dean? Me violaron. Me violaron cuando tenía 12 y ya lo acepté, no es cómo si pudiera hacer algo para evitarlo en este punto. ¿Y sabes qué más? Adoro soñar con esas sucias manos recorriendo mi cuerpo, haciéndome sentir una mierda, lo adoro. Adoro que me haya follado y que me haya humillado y...— todas las mentiras de Sam fueron abruptamente silenciadas por una fuerte cachetada en su mejilla. Dean le había pegado. Su hermano Dean se había atrevido a pegarle luego de todo lo que habían pasado y prometido. No podía...no podía tolerar esto. No más.

— Sammy...en serio lo siento. Yo...—

— ¿Tú qué, Dean? ¿Me vas a decir que no puedes vivir con la verdad? ¿Qué aún no puedes aceptarlo? Vete a la mierda, idiota. Y nunca más vuelvas a ponerme una mano encima.— habló el castaño con veneno en sus palabras. Sus ojos estaban llorosos y Dean supo en ese momento de que realmente la había cagado. No sólo había herido a Sam físicamente sino que emocional también. Era ahora solo otro nombre en la lista de Sammy de todas las personas que alguna vez lo decepcionaron en la vida y Dean sabía que era su culpa.

After Classes [samifer] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora