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Sam tomó una gran bocanada de aire antes de bajar las escaleras de la casa de Castiel. No quería nada con él ni con su hermano, solo deseaba poder estar con Lucifer en estos momentos, viendo alguna película o compartiendo mimos. Sam se sentía engañado y más cuando se encontró con Castiel y Dean besándose en el salón como si no hubiera un mañana para ellos.

Primero, lo engañaban, luego lo criticaban y para colmo tenía que aguantar sus momentos de debilidad ambos sabiendo que Dean aún estaba con Lisa.

Sam carraspeó su garganta y ambos se separaron rápidamente con las mejillas rojas y faltos de aire. Sus miradas estuvieron confusas por unos minutos pero luego cuando Sam se sentó en uno de los sillones ya completamente limpio y con ropa nueva ambos rostros parecieron ensombrecerse por lo que venía.

— ¿Y bien? ¿Qué otras mentiras tienen para contarme? Y que sea rápido, por favor, ya no deseo seguir interrumpiendo su sesión de besos.— habló el castaño irritado y cansado de todo este maldito juego. Castiel lo miró directamente a los ojos y fue el primero en hablar.

— Necesito que me prometas algo primero, Sam.— habló el morocho de ojos azules con culpa en ellos, mientras que Dean, el grandioso hermano, se quedaba en silencio.

— Sí, sí, obvio.— ironizó Sam y Dean bufó por la actitud de su hermano.

— Necesito que me prometas que me escucharás y luego lo hablaremos bien ¿okay?— Sam asintió un poco confundido y Castiel tomó eso para seguir hablando.

— Lucifer no es quien tú crees que es.— la voz de Castiel salió baja de sus labios pero el castaño aún pudo escucharla a la perfección, paralizándolo al instante.

— ¿De qué hablas, Castiel?— preguntó el castaño empezando a hiperventilar un poco.

— Sam, Cálmate.— habló esta vez su hermano con ojos suaves hacia él.

— Lucifer, primero que nada es mi hermano.— empezó Castiel y Sam frunció el ceño ante lo estúpido que había sido al no darse cuenta cuando las pistas estaban enfrente de su nariz, pero ¿Esto que tenía que ver?— Y él...él fue el que te violó esa noche, Sam.— murmuró Castiel así sin más, soltando la bomba directamente para así tener la reacción al tiro de su mejor amigo...si es que todavía lo eran.

Al momento en que las palabras de Castiel llegaron a los oídos de Sam este empezó a reír entrando en un estado de pánico que no había sentido en años. ¿Qué estaba pasando?
¿Por qué se lo estaban diciendo ahora? ¿Era una clase de broma o algo por el estilo?

— Jajaja ¿Q-Qué?— un bufó en la garganta de Sam se instaló mientras que sus manos empezaban a temblar.— No puede ser posible...¿P-Por qué me estás mintiendo sobre  esto, Cas? ¿Qué mierda te crees? Con eso no se bromea.— Sam no podía parar el instinto salvaje que estaba anidando en su pecho. No se sentía seguro acá. ¿Por qué todos jugaban con él?— ¿Dean? ¿T-Tú también estás en esto? — su hermano se quedó callado y el pánico creció aún más en Sam. Pero Castiel pareció no notarlo porque siguió hablando a pesar de los ojos suplicantes de Sam.

— No te estoy mintiendo, Sammy. ¿Cómo podría? Sólo piénsalo. Acuérdate de esa noche, acuérdate de la persona que lo hizo. ¿Acaso no es raro que mi hermano mayor desapareciera al día siguiente de que fueras violado? ¿Qué mi padre, el mejor sheriff que ha tenido el pueblo, no logrará atrapar a quien lo hizo? ¿Acaso...sus ojos y mis ojos no se parecen con los de tu violador? Además yo escuché...

— ¡BASTA!— gritó Sam derrumbándose, lágrimas caían sin control por sus mejillas. Sus ojos se encontraban perdidos en ese espacio mental de inseguridad en el cual se encontraba.— No puede ser real, ¿Q-Qué? ¿Por qué me dices esto ahora? No...N...— Sam empezó a ahogarse, le faltaba el aire y sentía como las murallas de cerraban a su alrededor, su vista desenfocado por las lágrimas complicaba todo aún más. Los tres en la habitación sabían perfectamente de que el castaño estaba teniendo un ataque de pánico, uno de los peores que había sentido en su vida. ¿Por qué? ¿Por qué toda la gente lo traicionaba y jugaba con él? Tal vez era su destino ser una maldita marioneta, tal vez Sam ya estaba cansado de todo esto.

— Sam, por favor relájate. Hablemos de esto con calma y vuelve a sentarte en el sillón.— habló Dean tratando de apaciguar la situación y de acercarse a su hermano menor, pero este se alejó como si su toque lo quemara. Sam no estaba a salvo, Sam estaba rodeado.

— ¡N-NO ME TOQUES! ¡NADIE ME TOQUE! No...No de nuevo.— empezó a gritar Sam mientras retrocedía en busca de seguridad, seguridad que no encontraba por ninguna parte. Sam se vio de nuevo atrapado en esos callejones, tenía que escapar, tenía que salir con vida, Sam estaba rodeado.

— Sam, nadie te va a tocar sin tu consentimiento, solo necesitamos que te calmes.— esta vez hablo Castiel pero Sam ya no veía a su supuesto mejor amigo o a su hermano, solo veía esos malditos ojos azules, solo sentía peligro.

Sin dudarlo Sam corrió y siguió corriendo, sin parar al único lugar que sus instintos decían que se sentían seguros, cuando en verdad debía ser todo lo contrario, porque Sam estaba corriendo a la casa del que había empezado todo, Sam había caído en un espiral de confusión del cual no podía escapar. Sam corría a los brazos de su exterminador, de su detonador de locura. Sam quería a Lucifer.

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Cada vez más cerca del final :(

After Classes [samifer] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora