La caverna se encontraba a poco más de un kilómetro y medio de la blanca edificación a la cual debían llegar. Alejandro y Román decidieron acercarse a través del medio acuoso en lugar del sólido y rocoso por considerar que ofrecía un mejor camuflaje durante el trayecto. Una de las premisas más importantes para asegurar el éxito de la misión era que pasaran lo más desapercibidos posible. Por lo tanto, cuantas menos criaturas nativas se cruzaran en el camino, mejor.
Impulsándose con los tentáculos, avanzaron pegados a unos altos acantilados de roca que separaban el mar de la tierra y, por el momento, les servían de escudo. Sin embargo, nada les aseguraba que no fueran a descubrirlos desde las profundidades. Continuaron despacio, intentando confundirse con las diferentes cosas que flotaban cerca de la orilla.
El primer tramo del recorrido, casi mil metros, tuvo estas características. Sin dirigirse la palabra en todo el camino, toda la comunicación que tenían era gestual. Pasado este tramo inicial, el acantilado rápidamente perdió altura hasta quedar al mismo nivel del viscoso líquido por el que se movían, formando una playa deshabitada. Alejandro le hizo un gesto a Román, indicándole que abandonaran la propulsión a partir de sus tentáculos y que pasaran a la supuesta playa que se extendía frente a ellos. Ambos subieron y apoyaron sus manos y pies al tiempo que sus tentáculos se contraían.
Caminaron unos metros por allí sin ver rastros de población hasta que llegaron a una pequeña loma. Disminuyeron la marcha y se asomaron con timidez. Al otro lado de la loma se extendía un valle en el cual se podían divisar una importante cantidad de construcciones, similar a lo que habían visto en las profundidades no mucho antes. Por los caminos que unían las edificaciones circulaban algunos de los habitantes del lugar pero no eran más de tres o cuatro y parecían muy absortos en lo que estaban haciendo. Un poco más allá y sobre una elevación en el terreno del valle se encontraba el edificio blanco vieron desde su llegada, edificio al cual debían ingresar y que era distinto al resto de la arquitectura del lugar, tanto en diseño como en color, dado que el pueblo estaba pintado de colores más bien oscuros y opacos. Necesitaban atravesar esas calles para llegar a aquella rústica construcción blanca sin llamar la atención, ¿pero cómo?
Precisamente en ese momento, mientras observaban el terreno en busca de variables que combinar y herramientas para utilizar, comenzaron a salir varios púlpidos de una de las casas más cercanas a la ubicación de ellos. Alejandro y Román se sorprendieron al verlos pero enseguida vieron la oportunidad. Alrededor de cincuenta seres nativos salían de este lugar y se dirigían lentamente en dirección hacia el edificio blanco. Parecía como cuando una obra de teatro termina y el público sale de la función al mismo tiempo y se dirige hacia algún lugar en común. Notaron que el grupo estaba compuesto por diversos subgrupos que al parecer se conocían entre sí pero no con los otros subgrupos, al menos no parecían relacionarse en lo inmediato.
—Esta es la nuestra —susurró Román a Alejandro mientras observaban los movimientos del grupo.
—Vamos —respondió Alejandro sin dudarlo.
Atravesaron la loma detrás de la cual habían estado escondidos y apresuraron el paso hasta llegar a juntarse con el resto del grupo. Cuando llegaron hasta ellos, los dos tuvieron la misma sensación de nervios y de tensión extrema. No sabían si aquellos seres eran capaces de reconocer algún rasgo distintivo que pudiera delatarlos, ya sea en la manera de moverse o en determinada condición de su aspecto. Los primeros segundos fueron de una carga nerviosa incalculable. Por suerte, al avanzar un pequeño tramo y comprobar que ninguno de ellos notaba su presencia, se tranquilizaron y continuaron caminando y tratando de imitar los movimientos que observaban en los demás. Luego de unos metros el grupo se dividió en dos. Al parecer y por lo que llegaban a ver, se dirigían a otras dos casas que estaban más adelante, pasando apenas la ubicación del edificio blanco. Ellos se abrieron hacia un lado junto con el grupo que iba en dirección a la casa de la izquierda, que era el mismo lado donde estaba la elevación que servía de base a la construcción a la que iban.
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El Descubrimiento
Science FictionEn un laboratorio, un grupo de científicos investigaban nuevas formas de generar energía limpia de manera no convencional cuando, sin proponérselo, en una impensada noche de pruebas descubrieron un fascinante mundo que desde años aguarda contactar a...