La intensa luz volvió a encandilar a Román. Por más que lo intentó no logró adaptar sus ojos al brillo reinante. Se sentía atontado, como si estuviera saliendo de una anestesia total. Tenía sus ojos entreabiertos pero el resto del cuerpo inmóvil. Pasado un rato consiguió ver con un poco más de nitidez y recuperó poco a poco el movimiento. Entonces una sombra tapó la brillante luz y fue creciendo, mientras la visión se volvía cada vez más nítida, hasta que distinguió una mano que se le acercaba y se cubrió el rostro, defendiéndose del desconocido.
—Veo que ya recuperaste la conciencia —una dulce voz femenina llenó sus oídos con la belleza de lo anhelado—. Tranquilo, no te voy a hacer nada.
Román se frotó los ojos, confundido, tratando de devolverles la definición original y se sentó velozmente, mirando a quien le hablaba. Una enfermera de unos cuarenta años pero con voz de veinteañera controlaba la manguera del suero que Román tenía conectado a la vena. Se encontraba en una habitación de hospital, reposando sobre una cama de sábanas blancas.
—¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? —preguntó a la enfermera al tiempo que se recorría el cuerpo con las manos, reconociéndolo como si lo hubiese extrañado largamente.
—Hace tres días que estás en el hospital. No sé qué te pasó pero te trajeron inconsciente y al borde del estado de coma.
Román la escuchó mientras se miraba las manos y se tocó la cara con barba crecida de varios días.
—Igual te cuidamos bien, no te sacamos ningún órgano mientras dormías —bromeó la enfermera que se disponía a retirarse. Entonces miró detrás de Román—. Si querés saber mejor qué fue lo que te pasó, preguntale a tu amigo que está acá desde que te trajo.
Román giró la cabeza hacia el otro lado, donde miraba la enfermera, y vio una pequeña cámara de video que lo apuntaba y detrás de ella, a Alejandro, sosteniéndola.
—¡Ale! ¡Estás bien! —exclamó, contento— ¿Qué hacés con eso?¿Por qué te quedaste callado?
—Le prometí a Juan que iba a filmar el momento en el que te despertaras para después poder reírnos de vos y de tu desorientación.
Alejandro dejó la cámara a un lado y le dio un fuerte abrazo a su amigo.
—Sabía que ibas a volver —le dijo, emocionado.
—¿Qué pasó al final? ¿Salió todo bien? —preguntó, mientras Alejandro se sentaba en una silla a un lado de la cama.
—En líneas generales sí. Pero después te cuento bien, ahora terminá de recuperarte.
En ese momento entró el médico para revisarlo y Alejandro salió de la habitación.
Al otro día a la mañana, tras realizarle los estudios necesarios para asegurarse de que estuviera bien, Román fue dado de alta. Alejandro lo esperó para llevarlo con su auto hacia la casa de Celeste donde lo estaban esperando los demás. En el camino lo fue poniendo al tanto de lo que había pasado mientras ellos estuvieron allá y durante los tres días que pasó inconsciente. A medida que el auto andaba, Román miró por la ventana el típico paisaje cotidiano del sur al que tan acostumbrado estaba y que, aun así, sentía como si lo estuviera viendo por primera vez. Alejandro le relató por tercera vez la historia de cómo escapó y regresó a La Tierra.
—...Entonces, cuando vi que me seguían empecé a correr como loco. ¿Sabés cómo corren los tipos esos? Es increíble. Y me los llevé lo más lejos que pude hasta que me alcanzaron y me acorralaron. Ahí ya estaba jugado, sabía que no me podían agarrar pero no sabía si se las podían llegar a ingeniar para lastimarme de algún modo. Por suerte Milton estaba atento desde acá, monitoreando todo y antes de que pudieran entender lo que estaba pasando me trajo de vuelta. La llegada fue muy emocionante. En cuanto abrí los ojos Celeste estaba ahí. No sabés cuanto extrañaba verla... lo primero que pensé fue en cómo me gustaría abrazarla y, antes que terminara de pensarlo, ella se acercó y me dio el beso más dulce del mundo. Por un momento pensé que no había vuelto, que estaba en algún tipo de trance provocado por el trauma de la proyección pero, al sentir sus labios contra los míos y sentir que todo empezaba a estar donde debía, me di cuenta de que era real. Sobre todo cuando Juan se asomó y dijo «Che, aflojá que lo vas a ahogar»
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El Descubrimiento
Science FictionEn un laboratorio, un grupo de científicos investigaban nuevas formas de generar energía limpia de manera no convencional cuando, sin proponérselo, en una impensada noche de pruebas descubrieron un fascinante mundo que desde años aguarda contactar a...