Chapter eight.

435 61 22
                                    

Para Reece esperar la media noche era su mejor rutina. Se encontró peinándose antes de que llegue la hora y sonreía a la vida. Salía a trotar con mayor frecuencia y para él Rachel era una manera de vida, no una persona más en el mundo. Comenzó a considerarla una de las mejores cosas que le habían pasado, cada noche retrocedía el mundo y le ponía pausa a los besos que se habían dado, le gustaba recordar la sensación que tenían los labios de Rachel, le satisfacía la vida sólo pensar en ella. Una noche Rachel llegó a la media noche igual de feliz que siempre, y Reece le había preparado una sorpresa. Era una cena, prácticamente había preparado todo, el café de Rachel, un mantel blanco en el mesón y unas velas como acompañamiento, Rachel parecía haber sabido de lo que planeaba Reece, ya que se veía hermosa, el muchacho la comparó como una estrella caída del cielo. Ella sonrió al ver lo que el joven le había preparado, pero una bala le atravesó el corazón al pensar en daño que le estaba causando, y el dolor y caída de autoestima que Reece tendría si se llegase a enterar. Ella lo besó, como si toda su vida lo hubieran hecho en las medias noches. Pero así se sintió, así se vio, así lo pensaron. Reece estaba encantado con la chica, no recuerda como ni cuándo, que es que todo eso pasó. Reece dejó de detestar el mundo cuando dejó de detestar a Rachel. Es increíble como el mundo deja de ser oscuro cuando una luz se asoma entre las costuras.

Rachel era la pintura amarilla, brillante y bella, pero no dejaba de ser más tóxica que la mujer de esa noche que culpó a Reece de violación.

Esa noche, Reece sonrió cómo si su vida dependiera de ello, disfrutó como si lo hubieran amenazado a hacerlo y vivió, Reece por primera vez en años que se sintió vivo. Pero fue increíble como una pregunta por parte de la chica arruinó todo su humor.

"—¿Que sucede contigo, Reece?. Siempre que venía al Toxic tú estabas ahí con cara de perro degollado."

Reece trató de reír ante su comparación, pero se le fue imposible.

"—Es algo de lo que no puedo hablar, Rachel."

"—Siempre me haces pensar que conozco sólo una parte de tu vida, Reece. Pareces como un total desconocido para mí."

"—¿Entonces porqué me besas, y me dices que te gusto, si no me conoces?."

"—No me refiero a eso."—contestó—."Me refiero a qué eres demasiado reservado, y si quiero amarte, por lo menos dejame conocerte a medias."

"—Rachel, creeme que si te explico mi vida, saldrías corriendo y no te vería nunca más en toda mi vida."

"—Reece, no quiero que pienses eso."

"—Pero lo harías."

La chica vaciló un momento.

"—Claro que lo harías."—rió el muchacho sin gracia—."Es parte de conocerme."

"—Reece, estás juzgando a un libro por su portada."

Reece se alteró, y hasta Londres podrían haberlo notado, pero Rachel siguió ahí, sin disposición alguna de irse.

"—¡¿Que yo juzgo a libros por su portada?!"—gritó, parándose de la mesa y haciendo sonar los vasos—. "Rachel, ¡Toda mi vida han hecho eso conmigo!."

"—¿Como quieres que lo sepa si no sé nada de ti?. ¡No te conozco, Reece, ni siquiera sé tu apellido!."

El muchacho intentó calmarse.

"—Es Pheeps."—dijo después de segundos eternos de silencio.

Ella sonrió. El chico bajó la cabeza.

"—¿Ves? No eres tan malo, Reece Pheeps."

"—Rachel, tú no tienes idea."—subió la cabeza para mirarla a los ojos y para reír sin gracia—."Soy un desastre."

"—No necesito saber tu pasado, Reece. Sólo quiero saber qué carajos pasa contigo, y cómo es que yo logro tantos efectos en beneficio para ti."

"—Mierda, Rachel. No me pidas tanto."

Ella apoyó su codo en el hombro del rubio.

"—No quiero obligarte, pero me importas, Reece. Y no todo se trata de mí y de mis problemas, también se trata de ti, se trata de lo que somos."

"—Rachel, para mí tú lo eres todo, y no quiero que sepas cosas demás de mí, soy lo que puedes observar y es sólo eso, soy la persona menos interesante del mundo."

"—Quizás para mí si seas interesante."

"—¿Entonces por qué necesitas saber más sobre mí si ya soy interesante?."

"—Punto para el rubio."

Reece río.

"—Punto para el chico interesante."

Reece sintió alegría en ese momento, fue extraño, sentir ese tipo de cambio de ánimo tan repentino, la manera en la que hablar sobre su pasado le afecta, y como Rachel logra todo en él.

Reece no recuerda el momento en el que pasó, pero ya era de noche de nuevo, ya estaba otra vez con Rachel y esta vez salieron a tirarse bolas de nieve afuera del Toxic. Se encontraban recostados mirando el gris cielo cuándo a Reece se le ocurrió preguntarle a Rachel algo muy significativo para él.

"—¿Sabes porqué el café se llama Toxic?."

"—No se me ocurre nada."—respondió la rubia después de unos segundos de pensar.

"—Van Gogh comía pintura amarilla para pensar que sería más brillante, todos pensaban que estaba loco por comer algo tan tóxico, el dueño de el café hacía lo mismo, hasta que terminó muriendo por comer tanta pintura. Es increíble como todos buscan ser brillantes, literalmente."

"—¿Cómo es posible estar consciente de ser parte de algo tan venenoso?."—Rachel se sintió resentida, ya que ella era parte de algo así.

"—No lo sé, pero por eso lleva el nombre, por lo tóxico y venenoso que llegó a ser un hombre por la necesidad de brillar."

"—Quizás quería felicidad."

"—Quizás necesitaba alguna Rachel en su vida."

toxic. » reece bibbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora