Chapter fifteen

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Reece se dirigió a trabajar esa tarde, y vio a las chicas que en esa misma mañana le habían preguntado por si se encontraría trabajando en la tarde, y las encontró ahí, buscándolo con la mirada, y claramente encontrándolo. Las chicas le sonrieron al verlo, y el muchacho fue más que capaz de devolverle la sonrisa. Una de ellas, una chica de cabello castaño se acercó a Reece a pedir, probablemente, los cafés de ella y sus amigas.

"—Hola, Reece."

"—Hola, ¿Qué se te ofrece?."

"—Quisiera pedir tres moca chino, un capuchino y un café normal, por favor."

El muchacho atendió a la chica con una sonrisa que ella recibía con gusto, la chica pagó e intentó llevar todos los cafés, pero claramente se le hizo imposible.

"—Yo te ayudo." —ofreció.

La chica recibió con una sonrisa de incomodidad su ayuda.

"—Gracias." —dijo.

"—No es nada."

El chico les llevó sus cafés al grupo de chicas y ellas agradecieron con una sonrisa, las chicas invitaron a Reece a sentarse con ellas, a lo que él no pudo aceptar.

"—Lo siento, estoy trabajando."

Las chicas insistieron demasiado, y a Reece no se le dio más opción que aceptar sentarse con ellas. La misma chica que pidió los cafés le llevó una silla a la mesa y lo sentó con ellas.

Reece miró a las chicas una por una, analizando sus caras e intentando pensar en qué querían ellas. Entonces vio a una chica, una chica rubia y probablemente exactamente igual a Rachel, la de su sueño. Ella llevaba esa máscara de pestañas diferente, se tomaba un café normal y era ella, Reece podría haberla reconocido aún así hubieran pasado décadas desde que la soñó.

"—¿Cuales son sus nombres?." —preguntó.

Una chica de piel morena y de cabello rizado respondió.

"—Ella es Paige." —dijo, apuntando a una chica de cabello negro y ojos color miel—."Ella es Peyton."—apuntó a la chica que había pedido los cafés—."Ella es Elizabeth.—apuntó a una chica realmente atractiva, pelirroja y bañada en pecas—."Yo soy Morgan, y ella es Rachel."

Así que sí se llamaba Rachel. Era más que un sueño, quizás fue un adelanto, quizás su subconsciente quiso hacerle entender que sí no cambiaba su actitud, días después perdería a esa bella chica.

"—¿Te han dicho que eres bastante atractivo?." —dijo la chica pelirroja, Elizabeth.

Reece supo que se había sonrojado.

"—Gracias, y no, no suelen decírmelo."

"—Entonces están bastante ciegos." —dijo Morgan.

"—¿Cómo supieron que trabajaba aquí?."

"—Es una historia larga." —dijo Peyton.

"—Ya me sentaron aquí." —rió el muchacho.

"—Pues te habíamos visto trotando ayer en la mañana, y durante la noche, media noche más menos, Rachel pasó por las puertas del café y te vio cerrándolo, nos dijo y pues aquí estamos, hablando con el chico atractivo que le gusta a mi amiga."

Entonces a Rachel le gustaba Reece, qué irónico estaba sonando todo eso. Reece no lograba asimilar tanta información junta, tantos hechos juntos, si ordenaba toda la situación en su cabeza, probablemente explotaría.

Y a lo único que atinó fue a dejarse llevar por la sensación.

"—¿Le gusto a alguna de estas chicas?." —preguntó.

"—Específicamente a Rachel." —dijo Morgan.

Rachel levantó la mirada de su café, estaba jugando con la servilleta.

Esa chica llamada Rachel estaba jugando con la servilleta, ella era exactamente igual a la Rachel de su sueño.

"—Ustedes son peor de lo que creí." —habló por primera vez.

Su voz era como la de Rachel, ella era Rachel. De verdad lo era.

"—¿Así que te gusto?."

Ella apoyó sus codos en la mesa y empuñó sus manos y las apoyó en sus mejillas.

"—No sé si gustar, pero eres más atractivo que cualquier otro chico que haya visto en este pueblo."

Reece sonrió, las chicas intentaron no caer enamoradas, pero el chico lo notó, asi que sus intentos fueron en vano.

"—¿Te gustaría salir?."

Rachel tomó un sorbo de su café.

"—¿Hablas en serio?."

"—Claro."

"—Dejame pensarlo."

"—Okay."

La chica subió la cabeza al cielo como si lo pensara como en las películas.

"—Okay, sí, me gustaría salir contigo." —dijo después de unos segundos.

"—Genial." —dijo, levantándose de la silla para volver a trabajar—."¿Que te parece aquí a la media noche?."

"—¿Me darás un café gratis?."

"—Todos los que quieras."

"—Hecho, nos vemos, rubio."

"—Nos vemos, rubia."

El chico se volteó y comenzó a caminar, y luego recordó que tenía que terminar su semblante caballeroso despidiéndose de las amigas de su actual cita.

"—Adiós, señoritas."—se despidió, haciendo una reverencia.

" —Adiós."—dijeron suspirando y mirándolo.

Reece rió, esas chicas estaban a sus pies.

Pero Rachel no parecía estarlo.

Después de todo, la chica se había demostrado poco ansiosa y muy sarcástica, y eso le agradaba, eso le gustaba.

Reece habló con su compañero de café, Tom, para que lo cubriera durante un tiempo.

"—Claro, ve amigo."

"—Gracias, vuelvo al cerrar."

"—No te preocupes."

Reece le agradeció y se fue a su apartamento.

Cuándo llegó a su casa se cambió de ropa, se arregló como nunca antes e intentó asegurarse de que se veía bien. Y cuando ya se aseguró de ello, se fue al café.

Esa última media noche Reece esperó a la Rachel real. Y cuando ella llegó, pidió un café normal y Reece le dio una servilleta para que jugara con ella para combatir su nerviosismo, ella se veía hermosa, ella era hermosa.

"—Alguna vez soñé con una chica que venía al café durante la media noche, irónicamente ese sueño cambió mi vida."

"—¿De qué manera?."

"—Me permitió conocerte."

Ella sonrió, y Reece juró que su sonrisa fue tres veces más grande.

"—Buenas noches, mi nombre es Rachel."

"—Hola, Rachel, mi nombre es Reece Pheeps."

"—Hola, Reece."

"—Hola, Rachel."

El muchacho le sonrió, y ella tomó un sorbo de ese café normal.

Ella era real, ella estaba ahí, con él.

Y tal vez siempre lo estuvo

Los sueños son adelantos de las desgracias que se pintan de amarillo, amarillo brillante, igual de tóxico y venenoso que la pintura que comía Van Gogh. Pero no tiene que dejar de tóxico para no ser algo brillante y bello.

F i n ❤

toxic. » reece bibbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora