Reece se despertó la mañana después de lo que había sucedido con Rachel, miró el reloj y no logró divisar la hora, vio a su perro y se sintió extraño, estaba recordando todo justamente lo de hoy. Extrañado, se levantó. Ató al cuello de su perro su correa, se vistió y fue a trotar, como todas las mañanas. Notó el mundo normal, como si Rachel nunca hubiera existido, como si esas chicas lindas del Toxic no supieran que ellos eran algo.
Reece pensó, él nunca fue nada con Rachel. Se besaban y se decían cosas lindas, pero nunca llegaron a algo serio. Lamentó internamente todo lo que no hizo, se arrepintió de todo. Quizás conocer a Rachel fue lo más bello y pasajero que había vivido en toda su vida. Y lo que más había querido hasta entonces.
Reece llegó de su trote y alimentó a Henry, desayunó y se preparó para ir a trabajar. Caminó a su trabajo y tuvo el turno normal, muchas chicas lo miraban y sonreían, él también intentaba hacerlo, pero no podía, simplemente no podía. Estaba sientiendo ese vacío que Rachel dejó en él, no le gustaba sentirse así, pero ella parecía haberse ido, aunque Reece aún no lo entendía.
Él escuchaba como las chicas de las mesas cercanas hablaban de él."—Dijeron que estaba saliendo con una chica."—dijo una de ellas.
"—La suerte de esa chica."
Reece sentía que no era suerte, Rachel se había ido, dejándolo solo y sin explicación alguna, y era realmente fuerte. A Reece le había gustado bastante ella, era primera vez que se enamoraba y realmente no le parecía correcto describir de manera tan simple lo que sentía, pero si al chico le preguntaban cómo podía describir la relación con Rachel, él sabía que responder.
"—Tóxica."
Reece no entendía las razones ilógicas de Rachel, y ella nunca entendió las suyas, pero se trataba de eso, era mucho más. Rachel no tomó en serio a Reece, a esa muchacha le interesó poco y nada cómo se sentiría él después de que ella de vaya de la manera en la que se fue. Sus ganas de ser feliz no se habían ido esta vez, la historia terminaba así. Si Rachel llegaba esa noche, Reece sabía que la disfrutaría de alguna u otra manera.
Las horas pasaban, el cielo tomaba colores cálidos y luegos oscuros. Reece se encontró cerrando, y él tenía un café normal servido y una servilleta a su lado. No esperó a Rachel, él sólo se quitó su bata, arregló sus cosas y cerró el café Toxic, llevándose consigo el café. Escribió una nota y cuando cerró, dejó la taza, la nota y la servilleta a los pies de la entrada. Y el dejó caer su última hoja, Reece se libró de todo. Miró una última vez ese café normal dirigido para su pintura amarilla. Se dio la vuelta, y se sentó en un parque a unas cuadras de su trabajo, y el chico pensó.
Fue justo ese día que recordó lo que había sucedido diariamente, fue justo ese día cuándo Rachel no llegó al café el día que la vida de Reece volvió a la normalidad. Pensó en que Rachel era una bellísima chica, era increíble y exactamente como Reece desearía una mujer, cumplía con cada exigencia de Reece y había vivido momentos hermosos a su lado, su vida había recobrado sentido cuándo ella apareció. Pero lo bueno dura poco, y el chico pondría a esa muchacha como ejemplo de la situación.
Ella había sido su café de noche y sus sonrisas juguetonas hacían que miles de estrellas tuvieran envidia de tan bella especie, Rachel era de otro mundo, era una mujer, una muchacha, una fémina que logró que cada rincón de la existencia de Reece esperara que las medias noches llegara ella pidiendo un café. La vida de Reece era difícil, y tuvo momentos duros consigo mismo, luchas de autoestima y depresión, pero esa chica logró todo y a la vez nada en Reece, esa chica descubrió quién era en realidad, antes de que el propio Reece lo hiciera.
Pero es en los momentos que más necesitas a alguien, cuándo éste menos llega.
Había una vez una chica rubia que asistió una noche a un café, tratando de buscar en la mirada de un chico deprimido un brillo que alegraría su existencia. Y cuándo ella lo miró, él no lo hizo. Era una manera difícil de describirlo, pero ella estaba ahí por que era su deber, era su destino. Rachel tenía que llegar justamente ese día, a la vida de Reece, para tratar de comunicarse con él, para hacerle entender que en el mundo no existen buenos ni malos, y que Reece solo estaba en medio de una desgracia que recorría toda su vida, alma y cuerpo.
Fue esa noche cuando Reece se fue a dormir, cuándo tuvo la peor pesadilla del mundo, el chico sudaba y sudaba, su cabeza comenzaba a dar vueltas y cada vez las imágenes de los meses con Rachel se iban como imágenes en una película, y cuándo vio la última imagen, una chica entrando al café Toxic con una cartera de marca y una máscara de pestañas diferente a la de los demás, una chica que no parecía ser de ahí, una chica que venía buscando una fuente de felicidad por un lapso de tiempo que en ese momento estaba terminando.
Fue ahí, cuando Reece Pheeps despertó.
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toxic. » reece bibby
Fanfiction"Una noche en ese famoso café, un chico sirviendo una taza de la bebida y una chica, buscando una fuente de felicidad en la mirada vacía del chico que parecía haber visto antes, pero éste chico sólo elaboraba un simple café que segundos después entr...