El mundo parecía quieto acá arriba, en el último piso del hotel, donde ningún alma lograría ni siquiera vagar, aunque habría jurado escuchar unos pasos.
- ¿y tú qué hací acá? - me quedo mirando a alguno metros de distancia, a lo que yo me volteé en tranquilidad, sorberteando una cajita de jugo
- hola po Carol - saludé en tono en burla, ella entre risas se sentó a mi lado y le compartí un pan que me había hecho en el comedor antes de subir.
- te estaba buscando denante
- no tengo plata - respondí en broma
- ¿y cuando te he pedido plata a vo? - dijo siguiéndome el chiste - si no es eso, es que... ¿supiste? Los de soda están en el hotel
- ah - contesté algo ida, recordando lo de ayer, qué eléctrico - no, no sabía - mentí desinteresada
- no mintai, Lucho me dijo que tení la llave - dijo burlona - prestamela, ¿qué te cuesta?
- ah, don Lucho, otro más po, qué tengo que todos me andan pidiendo favores
- ya po, te lo compenso, lo juro
- ya - la miré sarcástica - parece que usted, señorita, no se acuerda de la última vez que le presté la llave
- yaaaaa - trató de callarme - pero te juro que no va a pasar nada, lo juro, lo juro
- ¿y qué tanto tienen esos cabros que a todos les gusta? El tremendo alboroto cuando llegaron
- están terrible de ricos, Mara, ¿qué tipo de gustos tienes?
- Es que no me interesa, no me llaman la atención - no sabía que más decir, Carol y yo habíamos terminado la conversación y solo disfrutábamos del silencio del lugar y algún que otro ruido de mi caja de jugo que estaba por terminar, miré mi reloj y metí la mano en mi bolsillo - ya, toma - dije sacando la llave del manojo
- ay no, mentira - miraba la llave con grandes ojos, no lo podía creer
- ya, pero ya sabí, la otra vez casi me echan por tu culpa
- no le di color, te juro que no voy a hacer nada, solo quiero verlos
- me voy, tengo que volver al corredor - dije mientras me paraba y acomodaba el delantal - mañana en la mañana, las llaves, las quiero en mis manos, o sino voy a ir yo misma a matarte - amenacé suave, entre bromas
- ésta que es exagerá - dijo burlándose- - -
- Che, ¿nadie va al cuarto? - pregunté de la nada, nadie se volteó y solo hoy unos cuantos "no" - dale, esperenme - iba saliendo del estudio y sentí un sobresalto sorpresa - ay - bufé de susto
- te acompaño - acertó simpático y dispuesto
- ¿por?
- ¿qué? ¿no te puedo acompañar acaso? Qué malas pulgas que andás
- no, dios, no, solo pregunto - suspiré al finalizar tal conversación, luego comenzamos a hablar de la tocata de mañana y alguna que otra cosa, saqué la llave y abrí la puerta, Gustavo seguía hablando pero yo no lo escuchaba realmente, desde que escuché ruidos diminutos, algo extraños.
- shhh, callate - mandé susurrando, Gustavo me miró extrañado y luego frunció el ceño
- ¿qué pasa? - preguntó mientras caminaba de manera sigilosamente silenciosa, pero luego paré y me quedé quieto y atónito
- ¡¿QUIÉN SOS VOS?! ¡¿QUÉ HACES CON MIS COSAS?! - grité desesperado, la mujer se paró de inmediato - ¡te voy a denunciar! - amenacé y ella me detuvo el paso en súplicas
- ¡no, no, no, no! Lo siento mucho, yo... Yo no soy de aquí, osea sí trabajo aquí, pero no soy la que limpia ésta habitación - trató de explicar, tartamudeaba y ni ella misma se entendía
- ella no es de aquí - acertó Gustavo entre dientes
- ¡Sí! Él dice la verdad, le pedí la llave a mi compañera, soy... Soy una gran admiradora de ustedes, lo siento mucho - dijo a punto de llorar
- ¿tú compañera? - preguntó Gustavo existencialmente, mientras que la mujer lo miraba asintiendo en repetidas veces - ¿ella tiene ojos verdes y su pelo trenzado?
- ¡Sí!, ¿Lo ve?, Ella es la que limpia en éste piso, por fa, no me denuncie, ella me prestó la llave de buena persona no más, y de verdad que se la debo porque ya me la había prestado antes, pero también pasó algo y ella dio la cara por mi - suplicó al borde del llanto
- No, no va a pasar nada - dijo Gustavo con total seguridad y una pequeña sonrisa en el rostro
- ¿qué decís? - pregunté con tal furia
- ¿lo dice enserio? - dudó algo esperanzada
- Sí, pero me tenés que ayudar con algo...- - -
Entré al vestidor, tarde otra vez, con las axilas sudadas y la cara roja de cansancio, vi a Carol, sentada, esperándome con las famosas llaves en la mano, las hizo sonar con cara de felicidad.
- qué eficiente Carol - felicité mientras recibía las llaves - y... ¿cómo te fue?
- eh, más o menos, no los vi, pero estuve en la habitación
- bu, qué fome, ya, pero está bien, no hiciste nada ésta vez - comenté sacando mi delantal del casillero
- sí, ya chao, voy a trabajar - se despidió casi corriendo del lugar y se fue, no lo noté, cerré mi casillero y vi un sobre en el piso, se debió haber caído al sacar mi delantal; lo levanté y solo vi qué decía "recepción"
- ay no ¿qué hizo la Carol? - pensé totalmente paranoica con el corazón en la mano- - -
- Hola Marita, dichosos los ojos que la ven - saludó don Luis con alta simpatía
- nada de hola, ¿qué es esto? - pregunté con total espanto, dejando la carta en el mesón
- una... Carta
- uy, qué inteligente
- ¿qué pasó?
- que recibí esta carta po, dice recepción ahí, mire - mostré el reverso del ya arrugado papel
- ¿y? No sé nada de cartas yo - tomó el sobre y con la mirada me preguntó si podía leerlo, le asentí con la cabeza y él prosiguió - a ver... Jueves 5, febrero de 1987, ah, ésto es de ayer
- sí, pero lo vi hoy, cuando llegué
- Maribel, te escribo esta carta porque no se me ocurre de qué forma llegar a vos, y me da un poco de vergüenza, pero solo quiero decirte que sos hermosa y qué quiero volver a verte, Gustavo, y acá hay un posdata, dice "si me respondés, envíalo a recepción"
- ¿lo ve? A recepción
- Maribel, ¿qué no te das cuenta? Gustavo Cerati te escribió una carta, tierna por lo demás
- Gustavo, quién sea, me da igual, lo qué yo quiero saber es por qué sabe mi nombre y por qué me escribe una carta
- ¿me estás diciendo que soy cómplice? Te juro que no sé nada
- entonces... - nos quedamos mirando en silencio y ninguno de los dos tenía la más mínima idea - ya, da igual, dile que no estoy interesada
- nononono, a mi no me metan en esto, menos de paloma mensajera, dile tú, tal como lo hizo él, en una carta, la traes acá y si viene a buscarla, le pregunto todo, ¿vale?
- vale, pero no me mienta, aún lo tengo como sospechoso - dije alejándome- - -
- ok... Querido... No, muy formal - pensé mientras lo borraba - mira weón... No, muy flaite, eh, don weón, no, qué chucha, puta la weá, que asco hacer esto y más encima ni siquiera lo empecé yo
- ¿qué haces? - me giré y vi a Carol casi atragantada con un pan, se sentó a mi lado y con la mirada buscaba algún rastro
- ¿te cuento? Es demasiado raro
- dime po
- es que en la mañana encontré una carta, con sobre y todo, la leí y era de ese de soda stereo
- ay Mara, ¿qué te dije ayer? Que te lo iba a compensar
- ¿no me digái que fuiste vo? - dije al borde de la furia
- ya, pero no te enojes, resulta que ayer si los vi po, a Zeta y a Gustavo, pero no sé cómo, Gustavo sabía que yo no era la que limpiaba ahí po, y me preguntó todo, está loquito por ti parece - explicó alzando las cejas de manera coqueta
- no, debiste haberme preguntado po, ahora tengo que escribirle una carta de qué no estoy interesada
- ¡¿QUÉ?! ¡¿QUÉ NO ESTAI INTERESÁ?! weona, es Gustavo Cerati
- sí sé, un tipo que va de gira en gira y qué quizás mina que encuentra le hace la misma weá que me hace a mí ahora
- ya, y eso qué importa, ¿cuántas quisieran estar en tu lugar?
- me da igual, Carol, yo no voy a caer en eso, tengo mejores cosas que hacer
- pucha, Mara - se lamentó - ¿y qué le estás escribiendo? - preguntó mientras tomaba el papel
- aún no sé, he borroneado el papel tantas veces que ya casi se rompe
- uh, mira, dile "hola washito rico, vo creí que soy weona, anda laar, chao"
- pero Carol - dije burlándome - qué poco profesional
ESTÁS LEYENDO
Girando En Espiral
FanfictionUna joven trabajadora conoce al ídolo del momento y frente a esto, se torna todo de forma extraña, dañando y cambiando sus planes futuros.