- Capítulo 17 -

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- ¡¿Vos estás loco?!, es una maldita fugitiva, Gustavo, en qué mierda te metiste vos

- Ugh, por favor ayúdame, no ha hecho nada 

- Si no ha hecho nada, no la buscarían 

- Déjate de joder, Zeta, me vas a ayudar o no

- No tengo de otra, tu mamá anda como loca tratando de dar con vos y tú alucinando por una piba que ni conocés, ahora fugitiva 

- Mirá, si vas a andar como la mierda conmigo, mejor ni te molestes

- ¿Pero qué querés que haga? ¿qué te aplauda? ¿qué te diga: ''Mirá que bonito''? cuando nos dejaste botados acá porque se te dio la gana para ir a ver a una piba que nada más te calienta 

- Lamento haber venido sin avisar, ¿Ok? haz lo que vos querás, entiendo tu bronca y todo, pero de verdad necesito de vos 

Los escuchaba discutir sentada en el balcón, no sabía que sentir, estoy dejando todo atrás, mi familia, mis estudios, mi vida, mis compañeros, todo, hasta mi país y lo peor, es que, después de haber aprendido y valorado a hacer todo sola, no me acostumbro a pedirle un favor a alguien y menos a alguien que no conozco mucho, pero no sé que más hacer, me quiero ir, quiero desaparecer y no solo porque me buscan, sino que me siento mal después de todo esto, siento una vergüenza, un peso enorme, una tristeza, un sentimiento extraño de no saber que hacer ahora y de incertidumbre, siento tantas cosas que a la vez no siento nada, era, no sé si mágico, pero de tanto pensar ya no escuchaba a Gustavo discutir por teléfono, es como que el volumen del mundo se iba bajando, dándole protagonismo a mis pensamientos, que sentía que eran puras rayas, como esos cuadros post modernistas, abstractos y contemporáneos que buscan expresar algo y a la vez no hacen nada, es puro hamparte. 

- Y bueno, mañana en la mañana, nos vamos, Zeta, que ya lo vas a conocer, me ayudó con todo. No necesitás pasaporte ni nada.

- Tengo miedo

- lo sé, Mara, yo también, pero confía en mí, ¿vale? no te vas a dar ni cuenta cuando estemos al otro lado y todo va a ser mejor

- Tengo tanto revuelto en la cabeza, Gustavo, no sé como expresar todo, no sé que siento, yo... - Comencé a sentir un fuerte golpe en el pecho y en la garganta se me hizo un nudo, sentía que estaba al borde de todo lo que podría sentir, entre rabia, tristeza o euforia, no podía ordenar bien nada, ni siquiera asimilar mi realidad. Me salieron lágrimas y sentí una gran presión en la cabeza, no quería que Gustavo me vea llorar, pero nunca pensé que iba a llorar, me abrazó fuertemente y sentí que sus brazos eran como alas que me cobijaban.

Las turbinas comenzaron a sonar y andar a un paso en velocidad cada vez más alta, veía por la ventana como nos alejábamos del suelo y despegábamos hacia otro espacio, no dejaba de pensar en mi tía y en la Jose, que son mi única familia, solo deseaba que estuvieran bien y que pasara poco tiempo para volver a verlas, el vuelo fue corto y llegamos a una especie de aeródromo, lloviznaba y estaba de noche, por lo que tuve que guiarme de Gustavo para seguir mi paso, él no dejo de tomar mi mano en todo momento.

- Hola, ¿cómo estás? - Saludó él - Ella es Mara - dijo presentándome, luego se dirigió a mí - él es Zeta, él nos ayudó con todo esto para volver - asentí con la cabeza y le di la mano

- Muchas gracias - Le agradecí y éste solo me dio una media sonrisa, pude sentir un silencio algo incómodo y algo de tensión, pensé que tal vez no quería ayudarnos, o por lo menos, no quería ayudarme ni tener nada que ver conmigo. 

Narra Gustavo:

- No comprendo mucho, desaparecés de la nada y vuelves también de la nada y con una chica, ¿te fuiste por ella? 

- Dios mamá, Estuve fuera una semana, quizás menos, ¿no me puedo dar un descanso? 

- Te fuiste de vacaciones y vuelves con una mujer, ¿la conocías de antes?

- ¿Por qué querés cada detalle de ella? ¿Desde cuándo? 

- Desde que supe que se queda a vivir contigo

- No va a vivir conmigo, bueno... sí, pero no entiendo por qué te ponés así

- ¿Qué no lo entiendes? ella te está usando Gustavo, te usa solo para viajar o tener dinero, o sino se hubiera quedado en Chile

- No lo entiendes, nunca lo vas a entender y la verdad es que no quiero tener esta conversación contigo 

- ¿qué te creés? te vas a otro país durante una semana sin decirle a nadie, ni a mí, estaba totalmente preocupada, ni siquiera tu banda sabía de ti, qué querías que hiciera, sino fuera por Héctor, ya casi enviaba a la policía a buscarte 

- Sos una exagerada 

- Ni siquiera es tu novia

- ¿Quién te dijo eso? 

- Date cuenta Gustavo, ya cuando lo hagas va a ser muy tarde, te lo digo ahora, no quiero que te arrepientas

- ¿Sabés qué? me voy y ni me voy a molestar en presentártela, ya me dejaste bien en claro todo

Salí de esa casa totalmente hartado y volví a mi departamento, me di una vueltas antes de volver, tenía mucha rabia por lo que mi mamá había dicho, no podía entender nada, pero sería peor si le dijera la verdad, aunque Mara no haya hecho nada, pero sé que ella estallaría y la situación sería insostenible. Estacioné el auto y subí hasta el departamento, abrí la puerta y noté que estaba todo muy tranquilo y en silencio, me pareció extraño y grité su nombre, nadie contestó y me desesperé, corrí hacia todas las habitaciones, la cocina, los cuartos, el baño, el balcón y nada, no la encontré y pues, pensé en seguida en mi madre, su voz diciéndome lo que yo creí descabellado, comenzaba a serme lógico, ahora creía que lo que su voz me repetía constantemente no estaba tan lejos de la realidad. 

Girando En EspiralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora