- Capítulo 11 -

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Junio 1988

Estaba tan cansada y solo quería dormir, pero el tipejo de arriba creo no, tenía su música a todo chancho y ya que paja subir y decirle que baje su apestosa música, eran muchas veces y parecía que no le importaba ni mierda.

Entonces, decidí ir a la cocina a hacerme una paila de huevos, para ver tele por mientras e irme a dormir.

- Oye - Me di vuelta y vi la vieja culiá del edificio, que weá me iba a decir ahora

- Buenas tarde, ¿cómo está? - Saludé amable

- Bien, bien, y ¿tú?

- Nada, un poco cansada

- Y como hambre - Dijo viendo lo que cocinaba

- Sí, es que es para que me de más sueño, como el cabro de arriba tiene el medio carrete - Dije algo tragicómica.

- Sí, ese weón ya me tiene chata, pero a la próxima lo voy a echar porque ya es mucho

- Ah - Dije no tan interesada, revolviendo mi paila

- Marita, te iba a decir que escuché tu teléfono sonar muchas veces

- Ah, no caché

- Si po, si sé que estudiaí y trabajaí entonces te quería decir

- Ya, muchas gracias por decirme.

Igual la vieja no era tan mala onda, aveces que se ponía pesá y además, era tan sapa, pero por lo menos me decía que me tenía buena porque veía que yo era esforzada.

Vivir en Santiago no era el gran sueño, pero por lo menos podía estudiar ahí y tenía un trabajo estable. En tiempos de dictadura, era algo difícil encontrar trabajo, más si eras joven y estudiante, te tildaban de cabra chica comunista, solo por ser joven y peor si eras mujer, te decían que no porque te podías embarazar, pero bueno, así era la sociedad en la época.

Estudiar en la universidad era otra sociedad para lidiar, como que en la U de Chile, todos te miran en menos si erí de familia esforzada y no lo entiendo porque me siento orgullosa de trabajar por lo que quiero, en vez de que los papitos me paguen todo, hasta el carrete. Como era de otra onda, según ellos, no había mucho que deducir, pero como sigo diciendo, en la universidad hay de todo y gracias a ello, encontré algunos amigos, que además de ser humildes y buena onda, salíamos a marchar siempre.

De repente, uno se da cuenta que en uno año te puede cambiar todo, hablo de que ahora estudio, ya no trabajo en el hotel de Viña, de repente recibo plata de mi tía, trabajo y vivo en un edificio medio antiguo que me alcanzaba, pero lo que no cambia es que aún extraño a Gustavo.

Al otro día, me puse a ver los registros de números porque igual tenía la duda, casi nadie me llama y éste número en mi vida lo había visto, lo anoté en un papel por ahí para llamar luego a ver que onda.

- Ya, llegaron las cajas, anda a ordenar y yo te ayudo acá - Dijo Maxi, le asentí y me dirigí a la bodega para ordenar los discos, primero tenía que ordenarlos por abecedario y luego ordenarlos en la tienda, podría parecer poco, pero la cantidad de cajas que llegaban cada semana era grande. En los años ochenta, estaba de moda todo esto de la música, discos vinilos y cassetes, llegaba mucha gente a comprar como de bandas de esas gringas, pero también mucho de los prisioneros y claro, de soda stereo. Estaba esta caratula en blanco y negro, donde se veía a los de la banda, que creo que no alcancé a conocer y al fondo como un asomado, estaba Gustavo, me reía mientras lo veía, era raro verlo así, en una imagen, que después acabaría en las manos de quién sabe dónde, pero era lo único que tenía ahora, aún no superaba todo, igual de todos modos pasó hace rato, lo extrañaba casi siempre, lo único que tenía eran unas cartas que me había mandado después y unas fotos, pero luego me cambié acá a Santiago y no he podido ir a Viña para ver si me mandó más cosas, lo otro es que como no tengo mucho dinero para pagar envíos, no le mandaba tantas cosas, pero él entendía, supongo que entiende.

Llegué del trabajo y cuando abrí la puerta empezó a sonar el teléfono, boté mis cosas al piso y casi corrí a atender, cuando contesté, vi de re ojo que los últimos tres números coincidían con el número que había anotado antes de salir.

- ¿Aló? - contesté y repetí, no hablaba nadie y quedé algo confundida - ¿Aló? ¿Quién es? - nadie contestaba y cortaron, "¿Que onda?" Pregunté en mi mente, quién mierda me anda llamando tanto. Fui a recoger mis cosas y las ordené, después de un rato, volvieron a llamar, de nuevo el mismo número

- ¿Aló? - nadie respondía - oye yapo, quién es que anda llamando tanto - escuché un suspiro - no ando pa tu webeo conch...
- ¿aló? - cuando la voz al otro lado de la línea pronunció su respuesta, algo en mi pareció hacer un espiral a todo eso que me hace sentir algo, algo que no se olvida, algo que se queda ahí y te deja pensando, me senté en la cama algo atónita, mis piernas temblaban y sentía que me había transportado a no sé dónde
- Gustavo...
- Mara - dijo él, no sabía que decir y creo que él tampoco, nos quedamos en silencio
- ¿Cómo conseguiste mi número?
- Hay alguien que me ha estado ayudando a encontrarte
- ¿Qué? ¿Quién?
- Mara, ¿Puedo verte? Estoy aquí, aquí en Santiago

Corté.

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Fue un capítulo corto y quiero aclarar que obviamente hay como irregularidades, porque el álbum que vio Mara mientras estaba ordenando, que era el doble vida, no salió en junio, pero como salió ese mismo año, lo puse igual skdksk eso, bai






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