- Capítulo 4 -

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- ¿no creés que hace frío? - como que me desconecté un poco, estaba mirando a unas luces y después de un momento se hicieron siluetas en mi visión y empecé a pensar que tenía algún antojo de papas fritas
- ¿tienes frío? Si quieres entramos - dije con cierta naturalidad
- no, la vista está hermosa, pensé que vos tenías frío
- ¿ibas a hacer el típico acto de prestarme tu chaqueta?
- pues...- pareció algo avergonzado
- tus trucos quedan fuera conmigo, no trates de coquetearme ni nada
- está bien - dijo resoplando con algo de risa - no traté nada, no me interesás
- bueno, tú tampoco
- ¿lo decís enserio o...?
- ¿tú estás hablando enserio? Yo sí, solo acepté venir contigo porque quería hacer algo diferente, no me gustas ni me interesas
- ah - respondió apenas, de nuevo ese silencio que hace que piense en comida, ugh
- pero me caes bien - dije de repente
- ¿acaso alguien te hizo daño?
- ¿y a ti no? Siempre con eso de que si una no quiere nada es porque le hicieron daño, a todos nos hacen daño, Gustavo, y si te dejé de interesar porque soy igual a los demás o porque no voy hacer nada ésta noche de lo que te arrepientas mañana, entonces te puedes ir con las chicas que te seguían al llegar, hay cientos - parecí algo ruda al decirlo, pero lo decía con extrema sinceridad y suavidad, Gustavo solo me miraba, con ojos de gato
- no me voy a ir con nadie - bajó la mirada
- ¿habías venido antes? - pregunté tratando de cambiar el tema
- a Valparaíso, no, a Viña, menos, si había ido a Santiago, cuando niño, nada más
- ¿y que te parece?
- es bastante hermoso, como tú - dijo entre dientes
- no me digas eso - dije riendo
- bueno, bueno, solo seremos amigos
- ¿amigos? Crees que nos veremos otra vez - contesté en tono de burla
- ¿y por qué no? - preguntó mientras me ofrecía un cigarro, le sonreí mientras lo tomaba, pero él no lo soltó y lo usó como excusa para acercarse, quedando frente a frente, quería parecer fuerte, pero él me miraba de tal manera que me hacía temblar y desvíe la mirada - amigos - dijo casi susurrando

- - -
- mierda, ¿Qué hora es? - dije despertándome de la nada, luego comencé a sentir frío - diossss, nos dormimos en el balcón - balbuceé mirando la vista, volteé a mi lado y estaba Gustavo abrazado a mi brazo, durmiendo y babeando - hey - traté de despertarlo y el tipo no se movía para nada. Ugh, ¿qué hora es? Dios, y éste no me suelta - ¡Despierta! - le grité en el oído. Éste de inmediato, pareció saltar un poco y comenzó a bostezar mientras veía a su alrededor
- hola - saludó soñoliento
- sueltame, por favor - él me obedeció sin problemas - ya, chao, un gusto - dije levantándome junto con algunas quejas, dormí horrible
- hey - llamó mientras se paraba para seguirme - ¿A dónde vas? Es sábado
- ¿Y? Los pobres trabajamos los sábados
- dejame invitarte a comer
- no puedo, estoy tarde
- y... ¿Qué hora es? - preguntó mirando a su alrededor. Vi el livin, lleno de gente en el piso y buscaba con la mirada el reloj
- las... ¿Seis? - dije algo sacada de onda - ah, no estoy tarde
- ves, vamos comer, dale
- eh, no, voy a trabajar
- pero dijiste que no estabas tarde
- sí, pero entro a las siete y en moto me demoro como cuarenta minutos en llegar a Viña, otro día, vale, chao - me despedí rápido para irme sin mirarlo
- ¿A qué hora salís?
- a las tres
- dale, te espero en el auditorio del hotel
- sí, sí, claro - dije mientras rodaba los ojos, seguí el paso y me fui.

- hola - saludé como si nada
- ¿Y tú? ¿Dónde chucha estabai?
- por ahí - comenté sin mirarla, caminando hacia la cocina
- te pudo pasar algo y tú demás tranquila
- tía, no me pasó nada, calmese
- ¿A dónde fuiste entonces?
- fui a la cena po, si le dije
- ya que ibai a estar toda la noche
- eh, fui a un carrete, donde una compañera, nada malo
- ya... No me mintai
- tía, no le miento, fue un carrete nada más, obvio me quedé a dormir, no me iba a volver tan tarde
- ya, si te creo - me dijo y me abrazó - por fa, cuídate
- sí oh
- - -
- ¿estai bien? - ¿Y por qué el auditorio? - oye
- ¿Ah? Sí, sí - contesté apenas, como despavilando
- ¿Qué onda? Andai como volá
- eh, no - contesté ríendo
- entonces, ¿Cómo te fue anoche?
- eh... Bien, fuimos como a un departamento medio cuico en valpo
- ¿y qué onda? ¿Eran amigos?
- no sé, la cosa es que era un carrete como de gente igual, así todos medios darks y con los pelos paraos, cachai, como super a la moda
- ya... - resopló algo burlona - ¿Y qué hicieron?
- eh, nada, bailamos, tomamos un poco y como que las minas lo seguían mucho, entonces me dijo que vayamos al balcón y conversamos hasta que nos dormimos - dije ésto último entre risas - cuando desperté estaba como abrazado a mi
- pero si le gustai po
- nah, ¿Cómo? Está puro webiando, si me dijo que no le gusto ni nada y yo le dije que tampoco po, no me interesa nada, ni para lesear
- ¿QUÉ? ¿TE DIJO ESO?
- sí po, sí te dije que él debe hacer lo mismo siempre, igual como que me coqueteaba pero para eso, para puro webear, mientras está acá yo creo
- pucha, si te lo dijo, no sé... - luego de esa frase, buscó su reloj de muñeca y casi se agitó al ver la hora - conchetumare, son las tres, ¿Vas?
- a mi casa
- uh, ¿No vai al auditorio?
- eh - ¿Qué? ¿Por qué?
- ya po, vamos, diviértete un poco

Acompañé a Carol al famoso auditorio, aún volando entre preguntas, caminaba media temerosa y fue peor cuando entré y estaba lleno de personas mirando al escenario, no fue tanta la espera cuando salieron los integrantes de una banda y... ¿Gustavo?
- vamos adelante - solo escuché eso, aún seguía media perdida en todo y sentí que me tomó la mano fuertemente para que no me soltara por ningún motivo, mientras me llevaba más allá, entre gente achoclonada, que bailaba y parecía juntarse cada vez más, miraba a todos lados como si fuera una niñita que salía por primera vez al mundo, con algo de miedo e intriga, como que la gente al saltar te pegaba el ánimo y empecé a bailar y saltar, contagiada totalmente por la euforia y alegría de los demás. Abrí los ojos y pude sentir un choque eléctrico de miradas, me miraba a mi o a la que estaba atrás, no sé, pero cuando lo vi con sus ojos fijos, sentí que algo subía y bajaba, como cuando en ciertas veces, la micro subía por una cuesta y bajaba tan rápido que podías sentir subir un poco tu estómago, fue algo similar, pero, al igual que esa sensación de la cuesta, me agradó, me gustó, me encantó y no pude dejar de mirarlo, no pudimos cortar los lazos de relámpago entre nuestros ojos.

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Hubiera seguido, pero prefiero dejarlo ahí 😏

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