Día Cuarenta y nueve
La estación de trenes está muy concurrida hoy, y el ruido sigue entrando en mis oídos. Las personas siguen empujándome, mientras Paul me guía a través de la multitud; y a la vez, intenta mantenerme oculto de la vista de las fans. Agradezco a Paul por eso, porque no quiero que las fans me vean de esta manera.
Estoy usando tu viejo Beanie, junto con tus viejas y desgastadas zapatillas que usabas para bailar por todo el apartamento. Soy delgado comparado con la enorme sudadera que parece engullir mi pequeño cuerpo, pero no me importa como luzco.
Estoy dejando el apartamento, tú apartamento. Nuestro departamento en el cual hicimos tantas memorias juntos, memorias que estoy empezando a olvidar con el pasar de los días sin ti aquí conmigo. Podríamos haber tenido más, si te hubieras quedado por más tiempo.
Y mientras entraba al tren, despidiendo a esta ciudad que había empezado a amar, una delicada y única lágrima cayó de mi ojo.