— Molesto, molesto, molesto. Que molesto. — Se repetía JungKook mientras pensaba en YoonGi. Cualquiera que interviniera en su camino era un molesto, cualquiera que se interpusiera en medio de él y sus objetivos.
A JungKook le había parecido graciosa su reacción de horror cuando vio la sangre en sus manos y no pudo evitar imaginar en qué diablos había pensado de él su lindo vecino al que por motivos de la vida, había estado observando mucho últimamente. El muchacho le hacía recordar mucho a algunas canciones de Lana Del Rey que él amaba y había escuchado por alguna razón.
Pero en su vida no había tiempo para el amor, ni para Lana Del Rey, ni para nadie, porque así de miserable era.El chico caminó por su patio trasero hasta dónde se encontraba una chica, bueno, lo que quedaba de ella.
— ¿Sigues con vida? — Dijo el muchacho mientras miraba fijamente la mitad del cuerpo de la muchacha que estaba recostado en el suelo de su patio.
Tomó su daga, la cuál era bastante especial por ciertas razones, y la clavó en el pecho de la chica que había tenido la mala suerte de ser elegida por el señor oscuro para ser sacrificada.
La sangre de la muchacha salió despedida de su pecho manchando aún más la cara del chico, quien la miraba sin ningún tipo de expresión.
Se manchó su mano derecha con la rojiza sangre de la muchacha, la cuál con el poco de vida que le quedaba, rogaba con puros gemidos aterradores, rogaba por un mercy que nunca llegaría, porque JungKook no era ese tipo de persona.Justo a su lado comenzó a dibujar un pentagrama enorme, el cuál completó dibujando más simbología a sus alrededores, todo con la sangre de la muchacha.
Buscó en su bolsillo su colgante, importante por demás para poder completar el sacrificio, pero no estaba ahí.
Se desesperó bastante ya que sabía lo que él le haría si lo perdía y no completaba los sacrificios.
Se devolvió rápidamente hacia las afueras de su casa buscando con desesperación su colgante en el piso, pero allí no estaba.Sintió un agudo dolor de cabeza que lo hizo asustar, porque eso solo significaba una cosa: su señor le hablaría.
Y esto le aterró por demás, temía que ya le haya llegado el rumor de que había perdido el tan importante amuleto que le fue entregado por Lucifer en persona.— ¿Dónde está? ¿Dónde está lo que me debes? — Escuchó la voz gruesa e inconfundible de su amo, el mismísimo Satanás. A quién ahora le debía demasiado.
No tenía permitido cuestionarse por qué había vendido su alma, pero lo había hecho y ese era el punto. JungKook sabía que estas cosas no eran como en las películas, nada era como en las películas. No tenías que hablar en un idioma extraño para contactar con los demonios, porque ellos hablaban cualquier idioma, tampoco Satanás era un hombre rojo, bajito con cuernos y cola. Y además, a las personas que tenían el afán de solidar un contrato con él, no se les permitía luego del pacto recordar el motivo por el que efectivamente se acordó aquello. Esto era por motivos de arrepentimientos.Se arrodilló en el suelo con sus manos enterradas en su cabello, el dolor era bastante—muy—agudo.
Una figura se lució ante él, una figura de aspecto elegante y, a simple vista, poco aterradora, pero aun así, inusual, midiendo al menos unos dos metros de alto.
JungKook subió la mirada encontrándose con los ojos rojizos del ser, quién lo miraba fijamente, en ese momento pudo ver el infierno en carne viva, tan sólo con verlo a los ojos.— Espere, por favor, espere, ya solo me falta una. La chica, esa chica en mi jardín. ¡E-Ella es la última! ¡Tres personas! Era lo que usted me había pedido. — Dijo desesperado señalando hacia su patio.
— Cuatro. — Afirmó con su voz profunda, desapareciendo en una gran llamarada y dejando una nube de humo negro.
JungKook abrió los ojos como platos y se abalanzó sobre la sombra de su amo intentando atraparlo pero solo cayó al suelo, pues ya no estaba ahí.— ¡No! ¡No! ¡Ese no era el trato! — Se decía a él mismo intentando recuperar algo de cordura y asimilar que es lo que estaba pasando.
Su tarea era relativamente "simple" visto y considerando otras opciones que tenía.
Hacer tres rituales de sacrificio para tres personas diferentes, y ofrecer la sangre de éstas al señor de las tinieblas. Ese era el pago eterno que debía hacerle a su amo cada mes.Pero había algo que lo complicaba todo, su amo decidía las personas exactas a quienes matar.
Pensó que el ahora dueño de su alma había aumentado el precio por el simple hecho de que se había tardado bastante en cumplir, pero no era sencillo encontrar las personas perfectas.
Por ahora eran dos prostitutas y un vagabundo, relativamente fáciles de atrapar, y que probablemente no causarían tanto escándalo si alguien se enteraba de su muerte.
Pero una cuarta persona ¿Dónde diablos la conseguiría? Además de que Lucifer no era nada fácil de convencer, probablemente se le complicaría aún más, ya que pediría que asesine a alguien importante o que su muerte sí causara escándalo.Porque después de todo, hay que recordar que el diablo tiene sus milagros, también.

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infierno - yoonkook
TerrorA YOONKOOK TALE║ O72817 ❝siendo racionales y libres, los seres humanos son capaces de ser diabólicos.❞ -•••- Terminada el 17 de Septiembre de 2017.