十四

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[Domingo 8 de Octubre]

YoonGi creyó incontables las veces en las que se había sentado frente a una taza de té a contemplar su reflejo en el líquido amarronado mientras escuchaba a JungKook contarle historias y a veces escuchar las mismas tres canciones todos los días, al menos desde que recordaba.

A veces simplemente no hablaba y se quedaba incluso hasta horas mirándolo.
Y cuando estaba enfadado, cuando estaba enfadado era lo peor, porque ni siquiera se molestaba en preparar el té.
Solo lo agarraba del brazo, lo llevaba hasta el sótano, y simplemente hacía lo que se le plazca con él.
Lo cortaba, lo lastimaba, lo golpeaba, lo quemaba, lo que sea que se le cruzara por la mente. Para luego, abrazarlo y curar todas sus heridas arrepintiéndose de lo que hizo y pidiéndole disculpas.
YoonGi estaba acostumbrado a esa rutina, estaba acostumbrado a escuchar Lana del Rey a todo volumen para ahogar sus llantos y gritos, mientras JungKook cantaba y hacía lo que quisiera con él.

Odiaba aquel reflejo en el té el cuál a veces se distorsionaba por sus propias lágrimas que caían directo hacia la taza, mientras YoonGi recordaba todas las cosas que le habían sucedido a él, y mientras recordaba a HoSeok, ah HoSeok...
¿Que había hecho con él?
JungKook tenía razón, él era un monstruo por asesinarlo, era una persona horrible. Jamás se perdonaría por quitarle la vida a HoSeok de esa forma.

—••—

Hoy YoonGi despertó esperando por un día más de puras torturas, odiaba despertar y deseaba ya no hacerlo.
Sintió unos golpes en la puerta del sótano dónde estaba y luego JungKook la abrió, una luz iluminó parte del rostro del mayor, quién estaba sentado en uno de los rincones del oscuro sótano.

— Hola YoonGi, buenos días. Sabes, hoy no estoy de humor. — Dijo JungKook mientras se acercaba a él lentamente. YoonGi no decía nada, ni una palabra, a veces se sentía como si hubiera perdido todas sus letras y hubiera olvidado como pronunciar palabra.

— ¿Puedes hacerme feliz? — JungKook se arrodilló hasta quedar a su altura. YoonGi seguía con la mirada perdida mientras movía sus labios cantando en silencio, y JungKook le dedicó una sonrisa torcida. Lo tomó de su mano temblorosa e hizo que se levantara, lo llevó hasta la cama deshecha que estaba a un lado de la habitación, dónde se sentó.
JungKook caminó hasta la antigua grabadora que tenía y puso play una vez más.
Como siempre, las mismas canciones comenzaron a sonar.
JungKook se devolvió hacia YoonGi, acariciando su rostro. El mayor aún conservaba esa seriedad que no cambiaba con nada, sus ojeras y su cabello desaliñado acompañaban su melancólico rostro.
Más la palidez y el extraño temblor que invadía su cuerpo.

Había una mesa pequeña al lado de la cama, en la cual JungKook guardaba distintas herramientas.
Tijeras, cuchillos, navajas, pequeñas cuchillas de afeitar, entre otras cosas.
Tomó una de éstas últimas y la miró con satisfacción. YoonGi seguía completamente perdido moviendo sus labios al ritmo de la música.

It's you, it's you, it's all for you, everything I do...— JungKook no podía evitar cantar las hermosas melodías que la grabadora le proporcionaba.
Se acercó a un distraído YoonGi, depositando un beso en su frente, y siguiendo por el resto de su rostro y cuello. Repasando marcas antiguas de golpes antiguos que a JungKook le gustaría borrar, pero también le daba gusto repasar sus labios sobre besos marchitos y apagados.

Heaven is a place on earth with you, tell me all the things you wanna do. — YoonGi escuchaba el tono de voz seductor del menor quién susurraba pequeñas partes de la canción mientras desabrochaba su camisa y acariciaba su piel con la hojilla, lo cuál lo hacía erizar, pero aun así, su expresión abnegada no cambiaba, ni lo haría.
Hizo un pequeño corte en su pecho, haciendo que YoonGi cerrara los ojos.
Se devolvió a sus labios, y cortó un poco el labio inferior de YoonGi, para luego besarlo, sintiendo el sabor metálico de la sangre que comenzaba a brotar de la herida.

infierno - yoonkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora