Conociéndonos

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-Bien señores, su nombre es Rafael, aunque sus compañeros y sus cuidadoras acostumbran a llamarlo Rafa. No tenemos dato alguno sobre la familia biológica del niño. Lo dejaron en la puerta cuando tenía nueve meses y está aquí desde entonces. Cumplió dos años el mes pasado. 

Nos dan algo de información del niño y aunque escucho atentamente cada una de las palabras de la subdirectora del centro, mi mente está todavía con ese pequeño de pelo oscuro, piel pálida e intensos ojos azules. Si no fuera porque jamás me he acercado a ninguna mujer, apostaría porque es mi hijo biológico. Además parece que Magnus le ha caído bien, cosa que seguro que nos es favorable para adoptarlo. Ahora que lo he visto no me parece tan mala la idea de adoptar un niño algo mas crecidito. Veinticinco meses tampoco es tanto, ¿no? Sigue teniendo mucha infancia por delante.

Los siguientes días nos los pasamos entre paseos por Texas y visitas al pequeño Rafa. No habla, pese a que a su edad ya debería hacerlo con un poco de soltura, pero las chicas del centro nos han dicho que tampoco es preocupante, a algunos simplemente les cuesta soltarse mas que a otros. Adora pintar, que Magnus le dibuje mientras le cuenta cuentos y que yo le cante. Hacía mucho tiempo que no cantaba, pero un día lo hice mientras lo observaba pintar y desde entonces ha desarrollado su propia forma de hacerme entender que es lo que quiere.

No se me escapan tampoco las miradas de Magnus. ¿Seguro que es solo un profesor de escuela? Porque podría ser realmente un gran actor. Nuestra pareja es sólida, duradera y romántica a ojos de cualquiera, y debo admitir que le debo a él todo el trabajo. A mi no me cuesta en absoluto recibir sus besos y sus abrazos, pero es mas difícil que salgan de mi. Realmente voy a tener que pensar algo muy bueno para agradecerle lo que esta haciendo por mi.

Una tarde mas nos hemos acercado al orfanato y viendo que los tramites para adoptar a Rafa están avanzando rápidamente nos han permitido que lo saquemos del orfanato. Enseguida hemos decidido que el parque será un sitio ideal. No creo que sea demasiado bueno sacarlo de un sitio donde esta encerrado para meterlo en casa, por mucho que Magnus y yo podamos estar mas cómodos.

 Aunque es estúpido pensar que algo con Magnus pueda ser incómodo. Tiene esa estupenda capacidad de hacerlo todo fácil, simple y cómodo. Hace como si todo fuera realmente así. Como si de verdad fuéramos una pareja, hasta el punto de que me imagino el futuro con Rafa y él esta también allí, ayudándome a criarlo, siendo otro padre para él. 

Tienes que dejar de pensar así, Alec. Magnus es un amigo. Solo un amigo... bueno, quizá con algunos roces. Desde luego que desde que estamos en Texas y compartimos casa con mis padres esos 'roces' que se sucedían en casa han dejado de ocurrir... pero aun así eso no hace que nuestras miradas dejen de estar llenas de tensión sexual.

 Vale, si. Lo admito. Magnus me atrae, quizá mas de lo que debería.

Vamos caminando hasta un pequeño parque a las afueras de Dallas. Recuerdo venir aquí con mis hermanos cuando recién nos mudamos. Y venir mas tarde con Max, aunque nunca era igual que con ellos. Aun así, todo son recuerdos buenos en este lugar. - Iba a un parque así cuando era niño, ¿sabes? Con mi madre... hasta que ella murió. - Salgo de mis ensoñaciones y miro al moreno a mi lado, sonriendo levemente. - Yo venía aquí, aunque ya no era precisamente un niño... esta todo lleno de recuerdos... aunque han cambiado los columpios. Supongo que han pasado muchos años desde que eramos niños, ¿eh? 

Sonrío mas ampliamente y hago una leve caricia con el pulgar en la pequeña manita que agarra la mía. Del otro lado se agarra fuertemente a la de Magnus. Me agacho al lado del pequeño, quedándome a su altura. - ¿Qué dices tu Rafa?¿Quieres jugar? - Me mira con esos ojos tan intensos y una pequeña sonrisa se forma en esos labios que con los días hemos descubierto que son la mar de traviesos. 

Sí, nos pareció tímido al principio, pero la verdad es que es un pequeño amable, cariñoso y realmente revoltoso. Por otro lado una parte realmente buena de él es que es muy afectuoso, enseguida que coge algo de confianza contigo te llena de besos y abrazos. Aunque me resiente un poco que se ha apegado mas a Magnus que a mi. Supongo que porque le gusta consentirlo absolutamente en todo.

Nos pasamos toda la tarde en el parque. Subiendo y bajando por barras, cruzando puentes de madera y bajando por toboganes. Pasamos por los columpios, por el arenero y por todo tipo de cachivache que encontramos a nuestra disposición. Y Rafael acaba con arena incluso en las orejas, pero la sonrisa parece que se le vaya a salir de la cara. Y no negaré que haré lo que sea porque la mantenga eternamente.

 A mitad de la tarde Magnus desaparece y cuando lo veo volver aparece con tres helados y una pequeña botella de agua. - Fresa...¿cómo sabías que es mi favorito? - Me guiña un ojo con una encantadora sonrisa única en él y simplemente se sienta al otro lado de Rafael, dándole un pequeño cucurucho con una bola de chocolate, ayudándole a comérselo al mismo tiempo que él va comiendo el suyo. 

Los observo a ambos, perdiéndome una vez mas en mis fantasías. ¿Cómo puede ser que incluso los niños le sienten bien? - Tendrás que enseñarme como haces para tenerlo así de embobado - Aunque admitamoslo, parece ser algo natural, a mi también me emboba.

Esperamos todo el tiempo posible hasta la hora límite en la que Rafael debe volver al orfanato, no queriendo despegarnos de él. Cuando llegamos al lugar el pequeño esta dormido en mis brazos, agotado de la sesión de juegos en el parque. 

Cuando Maggie, la chica encargada de los pequeños, intenta cogerlo de mis brazos él simplemente se agarra con mas fuerza a mi cuello, aún dormido. Le paso una mano suavemente por la espalda para calmarlo, dándole un beso en la sien al mismo tiempo que le susurro. - Tranquilo Rafa... - Miro a la chica casi con súplica y aunque se que no me dejarán llevármelo a casa al menos sí soy yo quien lo lleva hasta su cuarto, dándome el gusto de ponerle el pijama y acostarlo en su cama, arropándolo como deseo poder hacer todas las noches.

 Veo como me mira con los ojos entreabiertos, rendido de cansancio. Le hago una caricia en el pelo, arrodillándome a su altura y continuando la caricia por su carita. - Descansa pequeño... te prometo que mañana Magnus y yo volveremos a jugar contigo, ¿quieres? - Sonrío al verlo asentir, agarrándose con fuerza al pequeño elefante que Magnus compró para él el segundo día que vinimos a verlo. Suelta un largo bostezo y tras cantarle un poco queda completamente dormido. Me aseguro de que está bien arropado una vez mas y tras un último vistazo salgo de la habitación, encontrándome con Magnus apoyado en la puerta, mirando hacia la cama de Rafael. 

- ¿Sabes, Alexander? Creo que vas a ser un gran padre. - Le dedico una sonrisa de satisfacción y sin pensarlo me agarro a su mano, entrelazando mis dedos con los suyos y apoyando mi cabeza en su hombro, echando a caminar para volver a casa.

My trick to win - MALEC -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora