Han pasado quince días desde aquella en aquel momento fatídica noche y ahora mismo la mas maravillosa de mi vida. En un primer momento pensé que Magnus lo había dicho de broma... que se había sentido obligado a decir que si o que simplemente era una completa locura que no íbamos a poder llevar a cabo. Sin embargo es sorprendente la capacidad de Magnus para adaptarse a mi. No es que me sorprenda, ya me había dado cuenta de ello cuando nos conocimos... pero contra mas pasa el tiempo mas maravillosa me parece esa cualidad. Es como si alguien lo hubiese modelado a medida.
Oigo unos golpes en la puerta y sonrío de forma inconsciente. Nadie mas que él llama así a la puerta. Me miro un segundo en el espejo del recibidor y me aseguro de que todos los pelos de mi flequillo están colocados correctamente antes de abrirle. Su sonrisa al otro lado me hace sonreír inevitablemente y me echo a un lado para dejarle pasar, sin embargo no lo hace y eso provoca que frunza el ceño. -¿No quieres pasar?
Parpadeo un par de veces algo incrédulo cuando le veo negar con la cabeza y extender su mano hacia mi - Hace un día genial...¿por qué no aprovecharlo? Estaba deseando que llegara la primavera. - Sonrío de nuevo, esta vez mucho mas tranquilo. De hecho casi ilusionado. Nunca hemos salido fuera... todo lo que hemos hecho ha sido siempre aquí, o en su casa. Uno de los dos es el que monta el plan y va por su cuenta a por películas, o a por cena... pero nunca hemos salido por ahí. Esto empieza a parecer casi una relación de verdad. Una amistad, Alec... no te engañes.
Siempre ocurre lo mismo conmigo. Tiendo a ilusionarme de tal manera que al final todas mis relaciones acaban siendo no mas que una fantasía en mi cabeza... y cuando caigo a la realidad el golpe resulta realmente devastador. No quiero que me ocurra eso con Magnus así que prefiero ir desmontando yo mismo mis estúpidas teorías. Es mi amigo y quiere ayudarme, punto. No tiene ningún otro interés en mi. Ni yo debería tenerlo por él. Es un amigo, ¡no se liga con los amigos!
Pronto estamos en la calle. Tenía mucha razón al decir que hace un día digno de ser disfrutado. El sol vuelve a salir después de un largo invierno y las chaquetas no sobran pero tampoco es necesaria una bufanda hasta la nariz. Aunque adoro las bufandas, las llevaría todo el año. Siento un golpecito en mi hombro y en cuanto me giro un café de tamaño extra esta frente a mi, con la sonrisa encantadora de Magnus justo detrás. Lo cojo al mismo tiempo que se me escapa una pequeña risa. ¿Cómo no voy a fantasear con él cuando es tan encantador?
Doy un sorbo a mi café al mismo tiempo que lo veo conseguir el suyo y pagar por ambos. - Si sigues pagándome los desayunos voy a tener que acabar extendiéndote un cheque. - Bromeo, pues se sin necesidad de que me lo diga que no aceptaría un centavo de mi parte. Ni por los cafés ni por el favor que va a hacerme con el tema de la adopción.
- ¿Sabes? He pensado que como los dos somos realmente unos invitados en Nueva York, podríamos tramitar la adopción fuera... no se comunican entre estados así que los datos de tus peticiones aquí no serán tomados en cuenta... será como una vuelta a cero. De este modo encajaría la idea de que de pronto tengas pareja estable desde hace tiempo. Tu historia del novio en el extranjero y la sorpresa no resulta ni demasiado creíble ni demasiado confiable. Yo no le daría un bebé a nadie que quisiera tenerlo como una sorpresa...¿Tu sabes la de cachorros que se abandonan en navidad? Sale en todos los telediarios.
No puedo evitar una carcajada, pegándome un poco mas a su costado, con ambas manos rodeando el vaso de café, calentándolas. - Si, desde luego. Fueron unas ideas pésimas, lo siento. - Le miro con una tímida sonrisa, admitiendo que lo de adoptar en otro estado es una gran idea. Nada nos impide traer luego al bebé a Nueva York... y viendo como es Magnus tampoco creo que vayamos a tener problemas con la convivencia... porque esta claro que vamos a tener que convivir unos meses para que nuestra historia sea creíble...y para las revisiones del/la asistente social.
No es hasta media hora mas tarde que al pasar frente a un escaparate me detengo de golpe, deteniéndolo también a él al habernos acostumbrado a caminar cogidos del brazo. No es que haya una colección de libros antiguos expuesta o algo así... no. Nada mas lejos de eso. Es una de esas paredes que tienen cristal de espejo y no nos devuelve mas que nuestro reflejo, pero me parece una imagen mas que ideal. -¿Te das cuenta? Si casi parecemos una pareja de verdad...- Sonrío entusiasmado y lo miro a los ojos a través del espejo. - Gracias por estar haciendo todo esto por mi... no sabes cuanto significa eso.
Volvemos a casa cuando ya es casi de noche. Hemos comido en un restaurante italiano bastante casero que no había probado nunca, pero donde sin duda repetiré. Y un buen paseo por central park ha sido el broche dorado para una tarde perfecta. No me arrepiento ni por un minuto de haber pasado todo el día fuera de casa. Y eso que tenía bastantes cosas que hacer... pero ha valido la pena. No solo por conocer mas y mejor a Magnus sino porque realmente ha sido un día diez.. Y uno de esos es muy difícil de conseguir, por lo menos en la vida de Alec Lightwood.
Con tal de no soltar su brazo, al que me he acomodado rápidamente, llamo al ascensor. Normalmente subo siempre por las escaleras, para hacer aunque sea solo un poquito de ejercicio. Pero teniendo excusa para agarrarle no quiero tener que dejar de hacerlo.
Subimos hasta nuestro piso y con nuestras puertas frente a frente me giro para colocar las llaves en la cerradura. -Ha sido un gusto volver a pasar el día fuera después de todo el invierno... gracias. - Le sonrío, notando el calor en mis mejillas, rojas por el frío de la noche que empezaba a hacer en la calle. Lo veo ahí, tan encantador como siempre, con sus manos en los bolsillos del pantalón y esa americana que tan bien le sienta, esa sonrisa que podría hacer desfallecer a cientos de personas y esos mechones de pelo despeinados que pese a ser un completo desorden en él resultan mas que monos. Contente, Alec. No es mas que un amigo. Un buen amigo. No lo estropees. No. No le beses.
- Nos vemos mañana. - Le sonrío de nuevo resistiendo la tentación y entro en mi piso, cerrando la puerta tras de mi y apoyando la espalda en esta con un largo suspiro. Oigo ese leve toquecito en la puerta y sonrío para mi mismo. ¿Y ahora qué? Me giro sin perder la sonrisa y abro la puerta, viéndolo al otro lado con su mejor mirada de cachorro abandonado bajo la lluvia.
- Se te ha olvidado algo. - ¿Eh? Si solo he salido con lo puesto... Y al instante en que sus labios rozan los míos entiendo a que se refiere. Voy a llevar mis manos a su nuca por instinto cuando nuestras bocas pierden contacto y abro los ojos demasiado pronto para mi gusto, observando a esos ojos miel que brillan con intensidad.
- Hasta mañana, Alec. - Lo veo volver a su apartamento y me quedo unos segundos viendo su puerta cerrada, llevándome la mano a los labios. ¿Acaba de besarme?¡Yay!
Entro en mi piso de nuevo casi a saltitos, abrazando uno de los cojines del sofá con fuerza. ¡Si!¡Magnus Bane acaba de besarme! Este día acaba de sobrepasar el diez.
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My trick to win - MALEC -
FanfictionAlec quiere adoptar un hijo, pero no puede hacerlo sólo de forma legal. Entra en juego Magnus, su nuevo vecino que parece totalmente apto para el puesto. ¿Te gustaría fingir ser mi pareja? - MALEC - Universo alterno.