Una propuesta impertinente

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Voy corriendo de un lado para otro después de pasarme media semana pensando qué debería hacer para cenar. Mis hermanos están mas que acostumbradas a mis exquisiteces culinarias, pero Magnus tan solo lo ha probado una vez. Ha cenado varias veces en mi casa, claro que si... pero solo una vez he hecho lo que yo llego a considerar cocina nivel Alec.

Al final me he decidido por unas tartaletas con tres tipos distintos de relleno para el entrante. Uno con una especie de salmorejo (NdA: el salmorejo, para quien lo desconozca es una receta del sur de España que consiste en triturar miga de pan, tomate, pimiento, aceite de oliva, sal y ajo) suave de ajo y un poco de jamón, otra con una crema de setas y foie y una tercera con un suave puré de patata y aceituna verde. Para el primer plato he comprado unos estupendísimos filetes de lenguado que enroscaré sobre ellos mismos, con una suave crema de calabaza y unos espárragos trigueros. Y probablemente como plato principal solomillo de ternera con crema de quesos variados y pimienta verde en grano. Si encima preparo mi sorbete de limón al cava estoy casi seguro de que será un éxito. Con las chicas voy sobre seguro, ninguna de ellas tiene demasiada mano en la cocina, excepto quizá Clary con la repostería. Jace con el solomillo lo tengo comprado. Magnus es mi punto ciego y quien mas nervioso me tiene.

Me paso toda la tarde en la cocina, de un lado para otro. Menos mal que tengo práctica en esto y soy rápido preparando las cosas o seguro que no habría terminado ni la mitad de las elaboraciones.

Cuando dan las siete dejo las cosas listas en el horno y el frigorífico y voy directo a la ducha, vistiéndome al salir con los únicos tejanos que tengo un poco mas ajustados y mi única camisa blanca remangada hasta mis codos. Desordeno mi pelo con un poco de gomina y sonrío a mi reflejo en el espejo. La casa esta limpia, la cena lista y perfectamente arreglado. Todo esta en su lugar. Saldrá perfecto. Solo espero que esos tres locos no asusten a mi vecino.

Oigo la puerta diez minutos antes de la hora a la que habíamos quedado. Mejor, porque estaba empezando a impacientarme. Me levanto y abro la puerta tan rápido que ni me detengo a echar un vistazo por la mirilla. Sonrío ampliamente cuando veo a Magnus al otro lado, echándome a un lado para dejarle entrar.

- Menos mal que has aparecido... empezaba a ponerme histérico ahí en el sofá. Creo que he leído la Vogue de este mes entera y no me he enterado absolutamente de nada. Menos mal que  no sigo las modas. - Río levemente y cierro tras él, viendo como se mueve ya como si estuviera en su casa, acercándose a mi mecedora, que casi se ha apropiado ya como suya.

 Me muerdo el labio, reprendiéndome mentalmente al darme cuenta de que estoy observando su trasero...¡pero es que solo a él se le ocurre enfundarse esos pantalones! Simplemente delicioso. Por el ángel, Alec...¿en que demonios estás pensando?

-Oye... no dejes que te asusten, ¿eh? Son fantasiosos y entusiastas... y a veces dan un poco de miedo. Pero no muerden... casi nunca. - Le guiño el ojo ante esta última afirmación y me siento también en el sofá, mirando antes mi reloj. Por suerte para mi, suelen ser bastante puntuales... o quizá es solo que siempre les he metido mucha caña con el tema de la puntualidad. Odio esperar.

Para mi regocijo, llegan totalmente puntuales. Le dedico a Magnus una leve sonrisa antes de caminar hasta la puerta y abrirles a mis hermanos y Clary, saludando uno por uno con un pequeño abrazo antes de dejarlos pasar, notando que los tres se han quedado parados en la entrada del salón. Alzo la vista y veo a Magnus, quien se ha levantado para recibirlos. Encima es también educado... maldita sea, ¿es que no tiene defectos?

- Ehm... Chicos, este es Magnus... Magnus, ellos son Izzy y Jace, mis hermanos... y Clary, mi cuñada y amiga. - Les voy señalando conforme los nombro y dejo que se saluden entre ellos en el tiempo que yo me acerco a la nevera y saco los aperitivos, colocándolos en el centro de la mesa ya preparada con antelación. 

-Espero que vengáis con hambre... no quiero que sobre nada. - Odio las sobras. Odio recalentar y comer. Me gusta la comida preparada para cada ocasión. Así que siempre que sobra algo o me aseguro de que se lo lleve alguien o se me pasa en la nevera.

Mi alivio aumenta conforme la cena avanza. Esta claro que Magnus es tan abierto y amable que enseguida ha conseguido ganarse a las chicas. Ha visto en un momento cuales son los puntos flacos de cada una y ha atacado ahí para encandilarlas, haciendo que las dos estén ya haciendo planes para unirlo a nuestras reuniones de grupo. Maldito el momento en el que decidí presentarlos. ¿Cómo voy a hablarles de Magnus con él delante? Sería una locura. Aunque me alegra que se lleven bien... sobretodo porque dejarán de pensar que es un psicópata que quiere matarme y vender mis órganos en el mercado negro. Jace se hace el duro, pero no está haciendo sus comentarios habituales así que asumo que Magnus le ha gustado.

- Oye Magnus...¿qué tal se te dan los niños? - Giro la cabeza como un resorte en dirección a Izzy. ¿A que viene esa pregunta? 

Por un momento parece que soy yo el único extrañado y entonces me percato de que esos tres tienen algo entre manos. No soy capaz de darme cuenta hasta que lo tengo encima y es imposible sacárselo. Por supuesto que a Magnus se le dan bien los niños..¡es profesor de primaria!¿Cómo iba a serlo si no se le diesen bien? 

- ¿Qué te parecería hacerte pasar por la pareja de Alec? Podrías facilitarle mucho la adopción... la única pega que le están poniendo es no tener una pareja estable... - Abro los ojos como platos y casi se me cae la boca al suelo. - ¡Izzy! 

Gira la cabeza hacia mi y solo me mira con una de sus perfectas y ensayadas sonrisas. Odio esas sonrisas. Es como si no hubiese hecho nada mal, como si no hubiera ningún problema. ¡Por el ángel, que le ha pedido que finja ser mi pareja! - Magnus, por favor, no le hagas ni caso. Le ha sentado mal el vino. 

Hago un gesto con la mano, intentando restar importancia al tema mientras miro a mi hermana con la mas mortal de mis miradas. Voy a matarla, enterrarla bien hondo y darla por desaparecida. -La verdad Alexander, no me importaría ayudarte.

Un escalofrío me recorre la espina dorsal y me quedo helado, girándome lentamente para mirarlo. - ¿Lo dices en serio? - Lo veo asentir y el torrente de sensaciones que me inunda es incontrolable, haciendo que me lance a abrazarlo de golpe. - Gracias, gracias, gracias.

My trick to win - MALEC -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora