Secretos

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Unos labios como estos sobre los mios crean una extraña corriente eléctrica que nunca antes había sentido. ¿Qué demonios?

Siento como se separa de mi, sintiendo mis piernas temblar ante el reciente toque. Tardo unos segundos en abrir los ojos, no se si por el tiempo que hacía que no me daban un beso o porque nunca me habían dado un beso así. Me quedo mirando esos enormes ojos ambarinos, perplejo. Siento unos cómodos retortijones a la altura del estómago e inconscientemente mis labios se curvan en una sonrisa. -Resultas mas sorprendente a cada momento, Magnus. - Y sin mas esta vez decido ser yo el que toma la iniciativa, quizá impulsado un poco por el alcohol. Quizá no queriendo darme un alto para pensar, para valorar los pros y los contras de la situación.

No se cuanto tiempo pasan nuestros labios entrelazándose unos con otros pero a lo que quiero percatarme estamos ambos tumbados en mi sofá. No jugamos con el cuerpo del otro, no acariciamos nuestros costados ni nos sentimos desbocados. Solo estamos allí, el uno al lado del otro, agradeciéndome a mi mismo el tener un sofá grande donde hemos podido acomodarnos a la perfección. Ambos de costado, el uno frente al otro, simplemente mirándonos. Es como si, pese a conocerlo solo hace una semana y no hablar mas de media hora diaria lo conociera de toda la vida.

Elevo una de mis manos, acariciando su mejilla. Normalmente siempre lo he visto con una barba corta, como si muchos días prefiriese no perder el tiempo afeitándose. Pero hoy debe de haber pensado que merecía la pena la perdida de tiempo, porque su piel esta fina y limpia.

Tardo unos minutos, no se exactamente cuantos, pero al final reacciono un poco. ¿Esto es bueno para mi? No, en absoluto. Ya sea algo solo de hoy o con una finalidad a largo plazo, liarme con el vecino de enfrente al que apenas conozco no es una buena idea. No, porque estoy intentando tramitar una adopción y este tipo de actitud no me da ningún punto a favor. 

Me incorporo un poco, sentándome al borde del sofá, de espaldas a él. Me llevo las manos a la cara y suelto un largo suspiro, mordiéndome el labio al sentir su mano en mi espalda. -Eh...¿que ocurre? - Niego con la cabeza, suspirando de nuevo y tragando saliva, echándome un poco para atrás. No se que tiene este hombre pero definitivamente me hace sentir bien.

-Esto... estar así, aquí...se siente genial, de verdad Magnus... pero no está bien. No ahora. -Me cuesta, pero giro la cabeza hacia él, mirándolo fijamente, volviendo a llevar mi mano a su mejilla en una suave caricia. - Estoy intentando tramitar una adopción...y realmente es muy difícil siendo homosexual y soltero... solo me encuentran pegas. Hacer esto... no es conveniente. - y sé, en el mismo momento en que las palabras salen de mi boca que han resultado tan dolorosas para él como lo han sido para mi.

Sin embargo, al contrario de lo que habría pensado jamás, en lugar de alejarse, rebatirme, quejarse o enfadarse simplemente se mueve en el sofá, sentándose en mi misma posición. Su muslo toca con el mio y él simplemente apoya su mano sobre mi rodilla. Sin pensármelo demasiado coloco la mía sobre la suya. Sus manos son mas pequeñas, mas morenas, mas finas y cuidadas. Las mías al contrario son mucho mas grandes y nudosas, blancas. - Lo siento 

 Y de verdad lo hago. Porque pocas veces en mi vida he tenido una sensación de plenitud similar a la que siento cuando Magnus es mi única compañía. Ese talento innato que tiene para con tan solo estar en mi presencia devolverme a estado cero en cuestión de nervios, frustraciones, iras y enfados.

- Alexander...- Parpadeo un par de veces, observándole, queriendo perderme en esos ojos ambarinos. - Me alejaré si quieres que me aleje... pero me gustaría que no quisieras eso. - Añado mi otra mano a la suya, juntándola entre las mías. - No quiero que te alejes... me...- sonrío bajando la mirada a nuestras manos, dándole una ligera palmada con la que esta sobre la suya- sonará a locura pero me haces sentir bien... me relaja tu presencia. Y últimamente necesito relajarme con urgencia. - me dejo caer hacia él, apoyando mi cabeza en su hombro.

Siento su mano en mi mejilla, acariciándome del mismo modo que yo lo hacía con él. Su sensación en mi piel es realmente electrizante. - Siempre que quieras, me tienes en la puerta de enfrente. - Sonrío intensamente ante sus palabras y aprieto un poco mas su mano entre las mías. -Me alegra saberlo.

Noto su sonrisa cuando sus labios se posan en mi cabeza y sonrío todavía mas, acariciando su mano con una de las mías. ¿Y que se supone que debo hacer ahora?¿Renunciar al que podría ser alguien importante en mi vida por la posibilidad de adoptar?¿Renunciar a ser padre por algo que ni siquiera sé si tiene futuro?¿Arriesgarme con la loca idea de Izzy? No creo que sea algo tan sencillo ahora... o quizá demasiado. Demasiado para ser real.

- No quiero interponerme en tus posibilidades de adopción. Sé que los cambios y las relaciones complican mucho las cosas. - Y en ese justo momento siento que le gustaría decir algo mas, algo que se calla y guarda para si mismo.

 - No te asustes, ¿vale? No quiero parecer un acosador, ni un obseso ni nada de eso. Solo quiero que lo sepas. Creo que debes saberlo, vamos. Yo... no sabía que vivías aquí cuando compré el apartamento. Te lo prometo. Pero cuando la señora Hibbert me dijo tu nombre supe que tenía que hacer lo que fuera para conocerte en persona... - espera...¿de qué esta hablando? 

Yo... llevo leyendo tus columnas en VOGUE desde...qué se cuando. Creo que desde siempre. Y no se... siempre me preocupé porque no se me pasara ni una... luego llegó el momento en el que me decepcionaba cuando no aparecías en todos los números y esperaba con ansias otra de tus publicaciones... y aún sin conocerte en persona, sin querer darme cuenta de cómo, me enamoré de ti. 

Lo observo, incrédulo. ¿De verdad me está diciendo todo esto? Menos mal de su advertencia, porque me esta dando por pensar que es un fan loco. 

Sonríe de esa forma tan encantadora que suele hacerlo y veo como sus mejillas se han teñido de rojo y sus ojos tienen una ligera chispa que los hace mas brillantes si es posible. Baja la mirada, llevándose su mano libre a la cara y negando con la cabeza, soltando una leve risita. - Perdona... todo esto es de locos. 

Sonrío enternecido ante su actitud, sabiendo en el fondo de mi alma que no ha mentido en ni una sola de sus palabras. - No... no. La verdad es que es muy... adulador. Gracias. - Llevo mi mano a su nuca, acariciando esa piel color chocolate que me han llamado la atención desde el primer momento. - Y...¿ha cambiado mucho tu opinión sobre mi ahora que me conoces? - Wow... osea wow...¿un tipo como Magnus enamorado de mi? Ni en las mejores comedias románticas.

My trick to win - MALEC -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora