Vogue

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Tengo apenas una semana para prepararlo todo. Una semana en la que no paro de correr de un lado para otro, de fallar en mis ideas, de despistarme y perderme de camino a casa...¡incluso una noche le eché azúcar a la ensalada! No puedo estar mas despistado... o no despistado. No es exactamente eso. Simplemente estoy demasiado centrado en otra cosa. Mi plan para declararme a Magnus. 

Había tenido que hablar con algunos de mis jefes para que dieran el visto bueno, pero por suerte nadie se había negado. Demasiados años haciendo ganar adeptos como para negarme algo. Aunque dado el calibre y que la sociedad sigue sin aceptar demasiado bien la homosexualidad, podrían haberse negado. De todas formas, agradezco que no lo hayan hecho.

Leo y releo una vez mas todo lo escrito, sabiendo que hay algo que falla pero no encontrando que, lo cual me desespera todavía mas. ¡Solo me quedan cinco días o tendré que esperar un mes! No puedo esperar un mes. Cierro todos los programas en mi ordenador y lo apago seguido, levantándome y volviendo al salón, donde los dos hombres de mi vida están tirados en el sofá viendo los dibujos animados. Son algo tan terriblemente infantil que seguro que ni Magnus ni yo los habríamos visto jamás de no ser por Rafa... pero al pequeño le encantan y viéndolos ahí a los dos, cualquiera diría que a Magnus también.

Me siento con ellos dos y enseguida el mayor pasa su brazo sobre mis hombros al tiempo que el pequeño se pasa a mis piernas. Llevo mi mano a su pelo, porque sé que es lo que quiere. A Rafael le encanta que le acaricie el pelo y para qué negarlo, a mi me encanta darle ese pequeño gusto. Se le ve feliz y así es como quiero verlo en todos los momentos de su vida.

Giro la cabeza hacia el hombre a mi lado, dedicándole una pequeña sonrisa. Ya queda menos, Magnus... y si tu respuesta es un sí te prometo que nunca jamás me alejaré de ti... que seremos una familia, los tres. 

Apoyo la cabeza en su hombro, pues he descubierto que es uno de los mejores sitios donde uno puede acomodarse... y poco a poco, con los dibujos en la pantalla, voy quedándome dormido.

MAGNUS POV

Nada mas llegar a casa le quito el abrigo, la bufanda y los guantes al pequeño, que tiene las mejillas rojas del frío y de todo lo que ha corrido en cuanto hemos pasado la puerta del portal. Estoy planteándome seriamente proponerle a Alec que lo inscriba en un club de atletismo en cuanto cumpla la edad. Nunca se cansa de correr.

Guardo los abrigos de ambos en el ropero de la entrada, así como las bufandas, los gorros y los guantes. Me acerco a la cocina y le preparo un sándwich de jamón york y queso, llevándolo a la mesita del salón junto con un vaso de zumo, procurando que se lo termine todo sin embobarse demasiado con la televisión.

 Una vez termina de merendar y lo recojo todo me doy un respiro a mi mismo y me siento en el sofá, alcanzando la VOGUE de este mes que acabo de comprar. Pese a llevar meses conviviendo con Alec, primero como vecino y estos dos últimos meses como pareja ficticia, sigo emocionándome cada vez que leo alguna de sus columnas. Es simplemente magnífico como parece llegar a sentarse a tu lado en el sofá cuando lees sus palabras. Tiene esa capacidad tan impresionante de hacerte sentir alguien cercano. Y no precisamente porque ahora lo sea de verdad. Casi puedo ver las palabras saliendo de su boca, esas pequeñas sonrisas que le llegan a los ojos, formándole pequeñas arruguitas a los costados. La forma en la que mueve las manos para dar mas énfasis a lo que dice.

Sonrío cuando, al pasar página, su foto aparece al encabezamiento de su habitual columna. No es mas que un tercio de página, como es habitual...pero por todos los dioses, pagaría el precio de la revista solo porque me entregaran esta página. Doblo la revista con cuidado, sujetándola con una sola mano y relajándome en el respaldo del sofá, dispuesto a disfrutar de una mas de sus lecturas.

My trick to win - MALEC -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora