Llegamos a casa después de unos silenciosos minutos y me bajé de la moto.
Información que recopilé: se llamaba Kyle, tenía dos años más que yo, osea 19, tenía el pelo negro y los ojos... pues no me fijé en sus ojos.
-Bueno, gracias Kyle...
-Denada- dijo sonriendo.
Le miré durante unos instantes y entonces...
-Maya, ¿quién es tu amigo?-dijo mi madre desde el porche de la casa.
-Nadie mamá. Él... ya se va.
-Oh, vamos. ¿Quieres tomar algo dentro?-dijo mi madre sonriendo.
-No mamá, no puede. Se tiene que ir a...
-Me encantaría señora Breed- se apresuró a decir Kyle- pero como su hija ha dicho, tengo que irme. Otra vez será.
Mi madre entró en casa y me quedé sola con Kyle.
-Gracias...Bueno, ya nos veremos.
-Dalo por seguro.
Subió a su moto y se fue. Yo entré a casa.
-Parecía un chico agradable Maya.
-¿Donde está papá?
-Está en el establo con Darren-dijo Lisa.
Lisa era mi hermana. Tenía 11 años, pelo rubio y ojos azules, el aspecto que toda chica quería tener y Darren, era mi perro. Un viejo pastor alemán.
-Está bien. Me voy arriba.
-¿No comes?
-No tengo hambre.
Subí a mi dormitorio. Era una pequeña habitación con una sencilla aunque cómoda cama, un escritorio iluminado por un flexo rosa y una silla, y un armario con espejo. Luego, estaba mi baño anexo a una de las paredes color crema de mi dormitorio.
Dejé la mochila en una esquina y empecé con trigonometría acabando por Lengua. Deberes hechos y solo eran las 5. Cogí el telefono y llamé a Diana.
-Dime-respondió ella alegre.
-¿Planes para esta tarde?
-Había planeado ir de compras.
-Bien.
-Te recojo a las seis.
Colgó y yo me arreglé un poco. La verdad era que no me entusiasmaba ir de compras. Siempre había sido la típica chica que prefiere unos pantalones cómodos a una falda ajustada. A las seis se presentó en mi casa.
-¿Donde vais esta vez Diana?-dijo mi madre al verla entrar.
-Solo haremos unas compras y supongo que iremos a cenar a algún sitio.
-Vale, que os divirtáis.
Nos fuimos y me subí al mini de Diana. El trayecto se hizo bastante corto ya que con ella siempre se me pasaba el tiempo volando. Entramos en la primera tienda que vimos y...
-¡Vamos sal!-gritaba Diana a la otra parte del vestidor.
-No quiero... Me siento ridícula...
-Maya, vamos. El baile de primavera es dentro de una semana.
Diana abrió la cortina y me miro.
-Estás preciosa-dijo.
Salí fuera y me puse delante de un espejo. Era verdad, parecía una princesa. Me había obligado a provarme un vestido. Era largo, llegaba hasta el suelo y la falda tenía dos capas: una de seda rosa y otra de tela con purpurina. La parte de arriba era sin tirantes y donde empezaba la falda había una tira de pedrería.
-Ahora los tacones.
-NI HABLAR. ESO SÍ QUE NO.
-Esta bien... Pero debes comprartelo.
En ese momento pasaron unos chicos, me vieron y se pusieron a silbar y a piropearme.
-Serán gilipollas. Ahora mismo salgo y...
-Ni hablar, ahora eres una señorita. Mantén las formas.
Al final se fueron y yo pagué el dichoso vestido.
-No se porque siempre te hago caso.
-Porque soy tu mejor amiga y me amas.
-Bueno, llevame a Peter's a cenar. Necesito una buena hamburguesa con triple de queso.
Cogimos el mini y fuimos a las afueras del pueblo donde estaba Peter's. Entramos y ahí estaba Amanda y su séquito de rubias de bote (Elsa y Layla). Formaban el equipo de las animadoras y Diana y yo no las podíamos ni ver. Nos pusimos a la cola e hicimos como si nada.
-Vaya vaya- dijo Amanda dándose la vuelta- las brujas han venido a engordar.
-Oh, lo siento. Siento no estar tan gorda como tú- dije yo.
-Para tu información, ibamos a pedir una ensalada vegetal- dijo Elsa con tono superior.
-Oh, ¿una qué? ¿Una ensalada vegetal? Vaya, no sabía que las ensaladas fueran vegetales- dijo Diana.
-Todos los días se aprenden cosas nuevas-respondí.
Nos empezamos a reír y después de amenazarnos, se fueron sin pedir. Nosotras pedimos lo nuestro y nos sentamos en nuestra mesa de siempre. Cenamos entre risas y charlando y luego Diana me llevó a casa.
-¿Seguro que no quieres ir a dar un paseo o algo?
-No, estoy cansada. Mañana hablamos.
-Vale, hasta mañana.
Entré en casa y mi madre me estaba esperando y no con muy buena cara.
-Han llamado del colegio.
-Lo siento...
-Maya, es la tercera vez esta semana. Tendré que castigarte sin salir mañana.
-¿Qué? Pero si mañana es fiesta...
-Y me lo pensaré el domingo.
-No es justo...
-Ni una palabra más jovencita.
Subí a mi habitación y me acosté en la cama. Tras un rato de darle vueltas al asunto, me dormí.
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Fallen Angel 1. Heavenly Fire
Novela Juvenil-¿Qué ha sido todo eso?-dije asustada. -Maya, no te lo he contado todo... -Hazlo ahora. -Sé que no vas a creerme y te parecerá raro, pero soy un ángel, tu ángel.