Capítulo 2: Rumores

2.6K 370 45
                                    

—Eh, eh. Venid aquí. —los llamó Seungkwan moviendo la mano energéticamente. Jun, Mingyu y Jihoon se miraron con duda entre sí, aunque no tardaron demasiado en obedecer y sentarse en la misma mesa que el castaño. Tras dos días de trabajo habían llegado a la conclusión de que Wonwoo tenía razón: un buen cotilla podía dar más miedo que el peor de los malhumorados. — Vosotros dos ya os conocíais antes de venir aquí, ¿no? —señaló con los palillos a Jun y a Jihoon, alzando una ceja.

—Ehm... Sí. Desde que íbamos al instituto. —asintió Jun.

—Ay, pero qué monada. —sonrió lleno de ternura. Enredó los palillos con los fideos y se llevó unos cuantos a los labios. Comía sin prisa, aunque algo en su expresión avisaba de que ya estaba pensando en su siguiente pregunta. —Pues tú todavía has tenido suerte de acabar en el equipo de Joshua, en general es un cielo y no la lía demasiado. —le dijo a Jun. —Pero tú... —suspiró al mirar a Mingyu, quien automáticamente dejó de sorber su ramen. Clavó la vista en el menor y tragó con pesadez.

—¿Qué pasa conmigo?

—Bueno —se encogió de hombros—, no es que sea horrible trabajar con Minghao, pero es mucho más estricto. Y tiene muy mal humor, así que a la que alguien hace algo mal se sube por las paredes. —fingió que un escalofrío le recorría la espalda e hizo una mueca. —Una vez tuve la mala suerte de presenciar una de sus broncas. No fue nada agradable.

—Pues hasta ahora ha sido bastante amable... —comentó el más alto alzando una ceja. Se había pasado los dos últimos días pegado al menor para aprender todo lo necesario lo más rápido posible, y si bien era cierto que no le hacía tener a alguien tan cerca a todas horas, agradecía las preguntas inteligentes y la memoria eficaz. Y de eso Mingyu tenía. ¿Seco? Sí, un poco, pero de allí a tenerle miedo...

—Ya, es que como digo no es taaan horrible trabajar con él. ¡Pero espera a que se levante con el pie izquierdo! Más o menos cada tres meses le coge el mal humor extremo y se pasa el día refunfuñando. En unas semanas le volverá a dar un ataque de esos, ya lo veréis...

Mingyu y Jun se miraron entre sí. Jun estaba en el equipo dos, sí, pero su jefe todavía tardaría unos días en llegar. Así que, a la práctica, ambos quedaban a merced de la ira del chino. Ya habían comprobado que podía ser una buena persona, pero los rumores tenían mucho peso en los empleados sin experiencia. ¿Hasta qué punto serían verdad? ¿Cuándo dejarían de poder usar la baza de "somos nuevos" para defenderse? ¿Realmente su mal humor era tan devastador?

A su izquierda, Minghao, Wonwoo y Seokmin se dirigían al exterior para ir a comer. Se detuvieron momentáneamente en la entrada, comentaron algo y tras soltar una carcajada que no llegaron a oír salieron de la zona por las pesadas puertas de cristal. Jun aprovechó la pequeña pausa para inspeccionarlos.

Seokmin era un compañero de lo más agradable. Sonreía a todas horas y siempre estaba dispuesto a echarle una mano. Si el ambiente se volvía demasiado tenso se encargaba de aligerarlo con alguna broma, y si las cosas iban realmente mal hacía uso de los chistes malos de su marido. Tampoco había tenido tiempo de verlo demasiado en acción, pero era una de esas personas que consiguen que trabajar se vuelva un gusto. Soonyoung, aunque no estaba presente porque solo tenía media jornada para cuidar de su hijo, también le caía de maravilla y complementaba al equipo con mucho ímpetu. Minghao... Minghao lo fascinaba, como mínimo. Era uno de los más jóvenes, y sin embargo ya estaba en un puesto de poder considerable. Quizá no tuviera el mejor humor del mundo, pero era trabajador, cumplía con su parte a rajatabla y si tenía que llegar el primero e irse el último, lo hacía. A Jun le parecía demasiado que no fuera capaz de relajarse nunca, pero era una de las razones por las que lo respetaba.

Sin embargo, por más que quisiera que sus sentimientos por él se quedaran en solo eso, respeto, cada vez que lo miraba su mente se dispersaba más de lo previsto. Se concentraba en sus facciones finas y elegantes, más propias de un rico heredero quede un trabajador innato; en sus hombros tensos y cansados, pero tan capaces. En sus labios, pálidos y finos, que se enrojecían cuando hacía frío. A veces, cuando se acercaba a preguntarle sobre un documento, le parecía captar cierto aroma de omega camuflado entre su colonia extranjera y la potente presencia de dos alfas como Seokmin y Mingyu. Era muy sutil, y probablemente se equivocaba. Estaba convencido de que Minghao era beta. Pero la duda seguía ahí, comiéndole la cabeza, y mientras intentaba encontrarle un sentido a su repentino hallazgo se descubría siguiendo al chino con la mirada, con la boca seca y las manos ansiosas.

Hide and Freak ▲ JunHao [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora