Hide and Freak ▲ JunHao [Omegaverse]

Capítulo 11: Una visita inesperada

Seokmin y Soonyoung entraron ajetreados en el ascensor. Iban cargados de los documentos de siempre, el portátil del alfa que se había llevado la noche anterior para terminar un informe a tiempo para la reunión de esa mañana y, como plus, una bolsa azul decorada con la cara de Winnie the Poo y sus amigos en un fondo de un prado verde.

—Vale, Hobi, ¿recuerdas lo que hemos comentado antes?—le preguntó Seokmin a su hijo. Lo llevaba en brazos y de alguna manera había conseguido hacer malabares con su cartera y el niño, quien se mantenía obedientemente quieto si nada inusual lo distraía. Lo malo era que todo parecía ser objeto de observación y toqueteo para el pequeño de dos años recién cumplidos. Ho Seok pareció pensárselo un poco mientras observaba el número de la pantalla del ascensor ascender a medida que subían de piso.

—Hmm... Que aquí es donde trabajan papi y papá y que tengo que estarme tranquilo para no molestar. —repitió todavía distraído por el intenso color azul de los números. Hablaba algo lento como era de esperar en un niño de su edad, y solía usar un tono adorable y alegre contra el que su padre paterno no podía luchar. Soonyoung, por otro lado, era un profesional reprimiendo el instinto de achucharlo. Por eso al final él era el que echaba las broncas. Si fuera por Seokmin el pequeño no aprendería nunca nada.

—Así, muy bien. ¿Y lo vas a hacer?—sonrió a sabiendas de que Ho Seok era una bomba de energía difícil de controlar. Había heredado la personalidad alegre de ambos padres, aunque ninguno estaba seguro de dónde venía la hiperactividad de su hijo. Hobi miró a su padre unos segundos, como embobado, volvió la vista hacia los números y sonrío.

—¡Dos y cero!—exclamó señalando la pantallita con un brillante "20" en ella. Habían llegado a su piso. Seokmin suspiró e intentó interpretar eso como un "lo intentaré pero no prometo nada". Teniendo en cuenta que era su primera "excursión" en mucho tiempo supuso que no podía pedir más. Y de todos modos solo estaría allí medio día, hasta que Soonyoung terminase su turno. Rezó para que en esas pocas horas a Hobi no se le ocurriera comenzar a disparar a los empleados con la grapadora pensando que era una pistola de juguete o algo por el estilo.

Ambos padres salieron disparados hacia su zona de trabajo. Con un poco de suerte no habría llegado nadie todavía, eso les daría algo de margen para que el pequeño se acostumbrara a las oficinas... Seokmin alzó una ceja al ver a Vernon medio muerto de cansancio con un ramo de flores exageradamente grande sobre su escritorio. Vernon no llegaba nunca tan temprano, y definitivamente no era de los que iba por ahí regalando ramos de flores. Y este era particularmente colorido y variado.

—¿Y esas flores?—inquirió el alfa mientras sentaba a Ho Seok en su silla. El niño soltó un "oooh..." impresionado y balbuceó algo acerca de lo grande que era su papi. El borde de la mesa le llegaba, con suerte, a la altura de la nariz. Soonyoung dejó las cosas en su sitio y la bolsa de Winnie the Poo a sus pies para tenerla a mano.

—Seungkwan.—se limitó a murmurar el beta con la mejilla pegada a la mesa. La mayoría de floristerías estaban cerradas o apenas abrían justo a esa hora, así que se había pateado media ciudad (o, como mínimo, eso había parecido) en busca de una en la que pudiera pedir el ramo de flores más grande que fueran capaces de hacer. Se había gastado una fortuna -nunca pensó que las flores pudieran ser tan caras- y estaba agotado, pero había pasado la primera prueba. Con eso era suficiente de momento.

—Ah. Entonces sí te pusiste de espaldas.—sonrió de lado buscando chincharlo un poco. Soonyoung prefirió no comentar nada y se limitó a acercarse a su hijo, quien observaba todo con los ojos bien abiertos y mirada de infante curioso. Su expresión anunciaba que en breves intentaría escaparse para ir a explorar.

—¿Ese es vuestro hijo?—inquirió de pronto Hansol al alzar la vista. Se sorprendió al ver al pequeño. También reparó en que a pesar de tener facciones muy suyas, era indiscutible de quién era hijo. Tenía un algo en la cara que los relacionaba con ambos adultos de una manera u otra. El pequeño sonrió al alcanzar un bolígrafo rojo y entonces Hansol estuvo seguro de de ello. Tenía una sonrisa tan radiante como la de Seokmin y una mirada igual de cálida que la de Soonyoung.