Capítulo 7: Un primer paso

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—¿Con quién hablabas? —inquirió Mingyu apartándose para dejarlo pasar. Wonwoo recogió las galletas sobrantes del escritorio y la taza de café y salió del improvisado despacho de su casa. Odiaba trabajar en casa, pero tenía cuatro cosas preparadas por si se daba la necesidad.

—Con Minghao. —sonrió suavemente mientras se sentaba delante del menor en el comedor. Arrugó la nariz y achicó los ojos. —Un momento. —Se levantó de golpe y fue hasta el dormitorio. Mingyu lo siguió con mirada curiosa. Con la repentina pausa se permitió suspirar. Bajó la vista y se observó las manos. Al ponerse a pensar, comenzó a juguetear con sus dedos sin reparar en ello.

Si Soonyoung tenía razón (que, sospechaba, la tenía) tendría que ser valiente y dar un paso adelante. Y quería, por Dios que sí, pero seguía teniendo una extraña sensación en el pecho que le impedía ser directo. Wonwoo no era de su departamento, pero técnicamente era su jefe y eso no le parecía correcto. A pesar de que las relaciones estaban permitidas en la mayoría de empresas a sabiendas de lo difícil que era controlar las hormonas en algunos casos (especialmente en omegas fértiles y alfas cabritos), obviamente habían restricciones. No dudaba que pasado cierto tiempo de adaptación ellos dos podrían trabajar normalmente y sin problemas, como Seokmin y Soonyoung, pero... Se mordió el labio.

Wonwoo no era mucho mayor que él, pero algo en su comportamiento, en su forma de moverse y hablar, en cómo miraba a sus compañeros cuando sabía que algo iba mal... Algo, no sabía muy bien qué, le hacía pensar que psicológicamente el moreno estaba muy lejos de su campo. Era maduro, tranquilo y capaz de solucionar los contratiempos que se le echaran encima. No se ponía nervioso con facilidad, ayudaba a todos siempre que podía y tenía un extraño instinto maternal que te obligaba a encariñarte con él enseguida. Incluso Jihoon, quien no hablaba demasiado y prefería mantenerse al margen casi siempre, había confesado en alguna ocasión que confiaba en él, aunque tampoco estaba seguro de porqué. Aquella actitud lo ponía nervioso, porque sentía que no era suficiente.

Tenía asumido que de alfa tenía solo hormonas. Era alto y fuerte, y en algún momento llegó a sacar su lado protector cuando hizo falta. Pero no era territorial, ni posesivo, ni sentía la imperiosa necesidad de marcar a alguien como suyo para quedarse a su lado por el resto de sus días. Era... Bueno, era un trozo de pan. Era dulce, algo despistado y rara vez pensaba mal de nadie. Se dejaba llevar y confiaba en que la vida pondría en su sitio las cosas. Era inseguro, y a menudo se veía a sí mismo forzando al máximo su cerebro para pensar en maneras de parecer más alfa de lo que realmente era. Por eso estar al lado de Wonwoo le gustaba y asustaba tanto al mismo tiempo... Él parecía el más seguro y estable del mundo entero. Estaba seguro de que si se dejara barba y se pusiera una capa encima podría ser el viejo sabio de una de esas películas que tanto le gustaban. A su lado, Mingyu se sentía un niño pequeño.

Wonwoo salió tras lo que le parecieron los diez segundos más largos de su vida con unas gafas grandes y redondas, muy finas, apoyadas en la nariz. Mingyu abrió la boca de la sorpresa.

—¿Eres miope?

Una sonrisa se dibujó en los labios del moreno. Lo miró con dulzura y se sentó de nuevo delante de él.

—Sí. Suelo llevar lentillas, pero para estar por casa son más cómodas las gafas.

—Ah, pues no te las quites nunca. Te quedan muy bien. —habló Mingyu tan pronto como lo hubo pensado. Enseguida se arrepintió porque sonaba estúpido y fuera de lugar, pero por suerte Wonwoo se limitó a ensanchar su sonrisa y tomar otro trago de su café. Mingyu también pensó que así parecía la cosita más mona de la tierra, pero esta vez sí que no lo dijo. Bebió un poco de su propio café y lo miró a los ojos.

A pesar de que la luz de mañana se reflejaba levemente en sus gafas reconoció perfectamente aquellos cálidos ojos castaños que a menudo lo distraían de lo que fuera que tuviera entre manos. Incluso cuando sonreía mantenían cierta seriedad que Mingyu respetaba hasta la médula, y en ocasiones creía ver un rastro de tristeza difícil de descifrar. Aquella mañana, fuera como fuere, Wonwoo parecía más alegre.

Hide and Freak ▲ JunHao [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora