Hide and Freak ▲ JunHao [Omegaverse]

Capítulo 3: Algo bonito

Mingyu siguió a Wonwoo durante más rato del esperado. De tanto en tanto levantaba la mirada de la pantalla del ordenador, escribía algo en un post-it amarillo chillón para fingir concentración y tras pegarlo por ahí volví a perseguir al mayor con la mirada. A ratos se fijaba en lo bien que le sentaban esos pantalones y se mordía el labio, o se concentraba en su mirada seria y perfilada y se le secaba la boca. En cuando se daba cuenta se apresuraba a acabar el informe de una vez, pero el moreno era una distracción constante contra la que no podía luchar. Los alfas no tenían un revoltijo de hormonas tan caótico como los omegas, pero cuando se sentían atraídos por alguien... No existía pastilla que fuera capaz de aplacar el instinto de posesión, deseo y protección. Wonwoo no se veía especialmente débil (ni mucho menos pequeño o indefenso), pero algo en su forma de moverse, algo en aquella mirada melancólica y alejada de todo le hacía querer abrazarlo y cubrirlo con su propio cuerpo hasta que sus aromas se volvieran uno.

Minghao llevaba dos horas intentando ignorarlo. Con el ceño fruncido, las piernas cruzadas y una mano en el estómago para intentar disimular el revoltijo que sentía, llegó a su límite a las once de la mañana.

—Mingyu. —lo llamó secamente, sin la paciencia que lo había estado acompañando los días anteriores. El nombrado reconoció en su voz la tensión y agresividad de la que tanto había oído hablar y se giró de golpe. El chino desvió la vista hacia el mayor del equipo, teñido de rubio y con una sonrisa en la cara al acabar de servirse su segundo café de la mañana. —Soonyoung, ve con Mingyu a la tienda y comprobad que los pedidos han llegado correctamente.

—Y la distribución y lo de siempre, ¿no? —añadió al tomar un trago de lo único que conseguía mantenerlo despierto después de una noche de lloros y quejas constantes por parte de su hijo. Seokmin le robó el café en cuanto lo dejó sobre la mesa. No tenía mejor cara. Minghao asintió y el omega recuperó su café justo a tiempo antes de que su marido terminara de tragar la mitad casi de un trago. Hizo un puchero por la cafeína que le habían robado, aunque se le pasó en cuanto se terminó la taza él solito en unos pocos segundos. —Pues ale, vamos. Mingyu, hoy aprenderás la valiosísima lección de negociar con los decoradores de la empresa.

El más alto sonrió con cierto nerviosismo y siguió a su compañero a paso rápido. En cuanto desaparecieron por el pasillo Minghao soltó un bufido de exasperación bastante sonoro y dejó caer su cabeza sobre el escritorio.

—Wonwoo, por el amor de Dios, ¿te has bañado en un tanque de feromonas o qué? —inquirió alzando la mirada para mirar a su amigo. El moreno se encogió de hombros y sonrió con socarronería. 

—No que yo sepa, pero es gracioso. Me sorprende que no se haya alterado más con el revoltijo de hormonas de Seungkwan.

—Disculpa —saltó el aludido levantando la cabeza de por encima las paredes de los cubículos. Cierto era que acababa de entrar en celo, aunque sorprendentemente no se había vuelto ni más insoportable ni un loco busca pareja. En general suponían que era por algún que otro supresor y porque ya estaba loco de naturaleza. —, pero todo mi amor se lo dedico a Hansol, y eso incluye a mis hormonas.

—Déjame en paz. —suplicó el menor desde su escritorio. Seungkwan le lanzó un beso coqueto y siguió a lo suyo. Minghao sonrió suavemente y observó la mesa de Mingyu durante unos segundos. Tendría que haber mandar a pasear a aquel alfa dos horas atrás. Se estaba esforzando tanto como podía, pero su propio cuerpo le estaba obligando a verlo incluso más atractivo de lo que ya era.

—¿Pero no estás celoso, Seokmin? Tu pichoncito se ha ido a pasar el rato con otro alfa que no está nada mal... —lo picó Seungkwan sin malicia alguna. Precisamente porque sabía que él no se enfadaría se atrevió a hacer la broma, aunque el hombre no llegó a despegar la vista de su portátil para hablarle. Vernon arrugó la nariz, aunque por orgullo tampoco levantó la cabeza.