Capítulo cuatro.

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Harry no sabía exactamente qué hacer. Le parecía difícil, siempre le había parecido difícil el expresarse a través del arte. Y más cuando el arte era pintura o dibujo. Con la música el podía arreglárselas: tenía una buena voz y sabía cómo utilizarla, también tenía algo de idea sobre cómo componer lírica; pero aquello de "expresar lo que siente" en un papel con lápices, crayones y algunas pinturas acrílicas en frente era mucho más difícil que componer alguna pieza maestra de piano, creía él, aunque nunca hay compuesto una, ni siquiera sabía tocar el piano.

Tomó un lápiz negro y lo llevó a su boca, descansando la punta en sus labios tratando de encontrar algo que expresar. Porque si él demostraba "lo que sentía" con respecto a su depresión, necesitaría algo más de pintura roja, quizá dibujar una calle asfaltada libre sólo para él, así tirar con furia la pintura allí, también necesitaría ser capaz de dibujar un auto que se viese realista, también un camión; porque eso le venía a la mente. Debería también ser capaz de hacer, quizá un cómic, mostrando su  depresión en una perfecta escena del camión arrollando con toda su potencia al auto y mostrar la sangre, es decir, la pintura roja; que podría mezclarla con negro para que se vea más realista, pensó, esparcida por toda la escena. También porqué no podría hacer figurar en ella a él mismo, con su pecho abierto y mostrar secuencialmente cómo su corazón se destruía. Hacer una comparación quizá de la destrucción del coche y su corazón, demostrando que eran muy similares. Quizá también podría colorear sus manos con la mezcla de pintura roja y negra, así mostraría cuán culpable se siente.

Sería una buena manera de expresar sus sentimientos, quizá, pero no poseía la manera y habilidad para hacerlo. Tampoco quería hacerlo, prefería recrear esa imaginaria escena en su mente, para él sólo, para su propio sufrimiento.

— Mmmm, yo no tocaría con tu boca esa cosa. ¿Sabes cuántos han babeado ese lápiz?

Harry, despejándose de sus pensamientos, miró a quién le hablaba. Liam estaba al lado suyo, mirando el lápiz con horror. Parecía tan afectado del acto del rizado que Harry se apresuró a dejar el elemento en la mesa. Liam cerró sus ojos y un suspiro se escapó de sus labios. Cómo si hubiese estado conteniendo el aire todo el tiempo.

Sus manos enfundadas en guantes de látex tomaron un lápiz color azul de la mesa y lo movió circularmente sobre el papel. Harry desde su posición no podía ver bien qué era lo que el castaño ahora pintaba, pero podía ver la concentración casi exagerada con la que lo hacía. Mordía su labio inferior y fruncía su ceño, cómo si lo que en verdad estuviese haciendo fuese desactivar una bomba que haría volar toda una ciudad, y no en realidad pintar algo sencillo en el taller de arte-terapia.

—Todo lo que sea de aquí fue usado por cada uno de los pacientes, es más, también de los que hoy ya no están acá. Es realmente escalofriante el tan sólo pensar la cantidad de babas y manos sucias que tienen encima.

Ahora había tomado el lápiz verde y coloreaba con la misma concentración mientras hablaba lentamente, lento como antes no lo había hecho. Al principio a Harry se le había dificultado un poco el seguirle el ritmo a Liam. Hablaba rápido y a veces se trababa un poco, pero ahora parecía estar tan metido en lo suyo que requería de hablar pausado y con la voz baja. Harry se preguntó si era efecto de "La terapia" que el arte daba o, quizá, el TOC actuando en él obsesionándolo a que su dibujo quede lo más perfecto que él podía hacerlo.

Una mano se posó en su hombro y despabiló. Había estado totalmente absorto en sus pensamientos y, luego de que Liam le hablase, concentrado en los movimientos del castaño y su hoja seguía en blanco.

Alison, la mujer de unos treinta y cinco años que daba el taller de arte-terapia, le había indicado a él, por ser nuevo, que en su hora no se permitían "vagos". Que estaban allí para recuperarse, para dejarse ayudar y no para cerrarse a las terapias. Por lo tanto, el estar sentado haciendo nada era algo completamente malo para Alison.

Oblivion. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora