Capítulo catorce.

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Harry sabía perfectamente que podía entrar a aquella sala, tomar por los hombros al moreno y exigirle que le cuente lo que Louis hizo, cómo es que estaba allí con esa gran sonrisa y qué había pasado en realidad. Pero el no debía hacerlo. Y no lo hizo. 

Sólo se quedó allí, siendo expectador de la no-tan-privada visita de Liam. Viendo la expresión confundida del castaño, como miraba con admiración al pelinegro que hablaba y hablaba, con esa sonrisa pintada.

Harry no sabía si era posible que un ex paciente de aquél hospital, del que él pensaba no había salida, podía estar luego de un, según Liam, terrible brote, así de sonriente. Porque se notaba que no fingía, no aparentaba estar bien. Zayn estaba bien. 

 Sintió el terrible impulso de correr y traer a Louis a las rastras, que vea a Zayn, que reaccione y le cuente todo. Pero sería cruel, porque quizá lastimaría así a Louis. Lo lastimaría como quizá Louis lo estaba lastimando a él... Era preferible permanecer sentado, mirando atento y luego bombardear a preguntas a Liam. Porque Liam debería poder responderle algo, aunque capaz Liam sea el que más preguntas tenga, pero aún así, necesitaba respuestas y el ver a aquél moreno através de una ventana no le respondía mucho.

La madre de Liam se acercó al castaño y le dio un rápido y casi imperceptible beso en la mejilla. Su padre le dio un apretón de manos. Sonrieron y salieron de la sala.

Harry los siguió con la mirada, vio los ojos cristalizados de la mujer y negó con la cabeza, con pena por ella, por su esposo, por Liam, por la vida en general. 

Cuando miró hacia la sala de visitas, Liam abrazaba tan fuertemente a Zayn, y sus cuerpos estaban tan juntos, que Harry pensó que quizá Liam había superado esa pequeña parte en su enfermedad. Vio que Liam lloraba, vio que el castaño estaba mal y ahora soltaba intentando no parecer ni violento ni muy asqueado el cuerpo de Zayn de su agarre. 

Zayn, ahora de espaldas a Harry, acercó un poco su mano y palmeó la espalda del castaño, ganándose una sonrisa forzada de éste.

Harry debería haber corrido la vista, porque a pesar de que fue totalmente inocente, totalmente tan poco importante, aún era algo privado de Liam. Sólo atinó a pararse y salir de ahí porque estaba siendo un jodido entrometido y eso no era justo ni para Liam ni para Zayn.

 

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Louis estaba tan conciente de lo que estaba pasando. Él estaba tan conciente de todo que quería hacerse el desentendido para ver si ese algo, ese todo, se iba de una maldita vez. 

Pero, lamentablemente, todo aumentaba a medida que lo pensaba más y más.

Se repetía una y otra vez que lo suyo era psicológico, que eso en realidad no existía, que él no podría saber tampoco si era real o no porque, simplemente, nunca lo había vivido. Quería echarle la culpa a su mente, cincuenta por ciento sana, cincuento por ciento completamente jodida, pero la culpa no era de nadie, nadie podía tener la culpa de algo, era sólo un sentimiento; ese sentimiento que te saca el aire y te hace suspirar en busca de llenar correctamente tus pulmones constantemente, ese sentimiento que le erizaba la piel y le alteraba todo el sistema nervioso. Tan real, tan alerta que le hacía mal. Todas esas cosas grandes que unos ojos verdes le hacían sentir.

Debía concentrarse, la audiencia en la corte ya empezaba y él estaba ahí, con su traje viejo y negro, jugando con sus dedos y pensando en cualquier cosa. En Harry, más especificamente. 

 La situación allí era difícil, tenía que mentir otra vez y ahora le costaba más que nunca. 

El hombre también trajeado que lo acompañaba parecía tener un don para la mentira. Le salía tan fácil, no pensaba en los demás, no pensaba en nada. Aún así cuando estaba ayudándolo a él Louis pensaba que su abogado era algo (demasiado) cruel.

Quedaba tan poco y le asustaba demasiado pensar en su futuro cercano.

Al principio, cuando todo comenzó, Louis sólo se preocupaba por hacer bien su papel. Ese papel de idiota que le salía muy bien. 

Él era un adolescente destrozado, con cero intensiones de vivir luego de las horribles experiencias que le tocó vivir.

No había sufrido el ver un asesinato de algún ser querido, no había visto a su madre emborracharse hasta morir, no había sido nada de eso; había sido el simple y no tan simple, en realidad, hecho de su tutor abusando de él.

La situación había empezado a irse de las manos cuando ese horrible hombre llegó a su vida:

Cuando tu madre decide ser una completa perra y te abandona porque piensa que eres el producto de una relación que no valió la pena y que aquél preservativo no debería haberse roto, terminas en manos de alguien que no es tu padre, porque él nunca te reconoció como tal, sino de algún otro que la abandónica mujer decide. En este caso, Louis terminó en manos de su tío. Tío con algunas desviaciones tirando a la pedofilia. 

Con sus catorce años, mientras jugaba a buscar a Wally en su computadora, su madre entró a casa avisándole que se iría a casa de una amiga, gritándole que estaba harta de él y su comportamiento extraño y que lo dejaría con su tío, él cuál todavía no conocía. 

Entonces Louis había empezado a fingir, a obviar algunas cosas y hacer de cuenta que no veía ciertas otras. Como por ejemplo como su tío lo miraba casi hambriento.

La presión de un chico que no ha vivido la mejor vida, que no ha tenido la mejor madre (ni de cerca) y que está siendo bastante acosado por un supuesto tío de sangre era acumulada en una sumisa personalidad, guardándose comentarios y haciendo caso. 

Él desde el momento en que no dijo nada y se limitó a llorar en silencio cuando su tío lo tocó por primera vez supo que un día explotaría y haría algo malo. Algo realmente malo, y él no se arrepentiría. 

El juez había entrado a la sala y todo el lugar quedó en silencio. 

—Para ser breves, porque luego de esta audiencia viene otra muy importante también, diremos que los profesionales han encontrado hasta ahora al joven Tomlinson inimputable. No ha mostrado mejora ni indicio de estabilidad mental. 

Louis tan sólo pensaba en todo y en nada a la vez.

En todo lo que vivió. En nada lindo.

En todos los sentimientos. En nada bueno.

En qué sería su futuro, en dónde acabaría. En nada que algún joven debería de pensar. 

En que aún quería quedarse en ese hospital, en que aún quería todas esas sensaciones, ese solo de guitarra eléctrica atacándole todo su sistema cuando ese rizado se acercaba a él, en como podía estar pensando en un desgarrador solo de guitarra al pensar en Harry, en lo mal que estaba de la cabeza, en que no quería perderse la oportunidad de besar esos rosados labios nuevamente, en que no quería perderse la oportunidad de tener a Harry. En que nada haría que él se aleje del todo.

—En el tiempo que queda se cumplirá el tiempo estimado en la primera audiencia y si se encuentra a Louis imputable, por lo tanto, fraude con respecto a su salud mental, se le agregaran dos años más de condena a la cárcel, ya que es ya mayor de edad, a su ya anterior delito de intento de homicidio. Muchas gracias. Siguiente caso.

 

 

 

[Ok, eh ¿perdón por ser tan cruel? (?) No sé, quise explicar en este capítulo todo Louis y su historia. Así queeee espero les haya gustado. Comenten, voten y eso. Saludos.]

 

Oblivion. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora