Blow Up

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| EstallarLia

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| Estallar
Lia

La noche había llegado a su punto máximo, aquel en donde los serpents hacemos nuestros más sucios trabajos y rendimos cuentas con algunas personas. A mí me tocó ir a realizar la entrega de varios paquetes de droga. No podía fallar, el plan era perfecto y nada debía salir mal.

La hora llegó, me bajé del auto de Joaquín, un compañero, y me encaminé dentro de la bodega. Mis tacones producían eco y el aire hacía que la falda de mi vestido se meciera de un lado a otro. He aquí lo que odio a veces, tener que vestirme como más odio sólo para distraer a los que estuvieran alrededor mío y no intervinieran con el trabajo, al igual que fuera más fácil engañarlos. Es el poder de la seducción.

Traíamos un par de maletines que contenían varios paquetes del producto. Existían rumores acerca del lado sur, específicamente hablaban sobre la distribución de drogas en el pueblo y lugares cercanos a este, como Greentale. Puedo afirmar que son ciertos, de hecho nunca lo hemos negado y quizá por ello nos incriminan en los sucesos recientes.

—Aquí está lo acordado —Acomodé los maletines sobre un escritorio y coloqué seis paquetes de droga sobre el suelo. Joaquín hizo lo mismo —Ahora quiero mi dinero

—De acuerdo —El cliente se acercó junto a otros tres hombres, extendió una bolsa negra y la tomé para abrirla. Ahí estaba el efectivo— pero ya que estás aquí, ¿por qué no nos divertimos un rato más?

Dos de sus hombres se pusieron detrás de mí, uno salió y cerró la puerta de la bodega. Busqué con la mirada a mi amigo, sin embargo no lo encontré por ningún lado. Escuché ruidos afuera, seguramente Joaquín estaba peleando con el hombre faltante.

—¿Quieres jugar? —El cliente se iba acercando.

Di varios pasos atrás hasta que uno de sus guardaespaldas me empujó y caí al suelo. Arrebató de mis manos la bolsa con dinero y huyó.

Pero no me iba a quedar ahí, rápidamente me levanté y le lancé un puñetazo al que me empujó, cayó al suelo y su compañero al ver eso me abofeteó. Escupí sangre y la mejilla empezó a palpitarme. ¡Esto se va a poner bueno!

Finalmente la puerta se abrió, Joaquín entró y se tiró encima del guardaespaldas que quedaba, lo golpeaba sin piedad. Corrí para recuperar el dinero, faltaba poco para alcanzarlo. Las piernas me escocían debido al modo y la velocidad en la que corría.

Tan solo pensaba en alcanzar al hombre y por ello me descuidé por completo, a tal punto que el tipo que estaba en el suelo hace unos minutos me tacleó. Ahora se encontraba encima de mí con una mano en mi cuello tratando de asfixiarme y la otra acariciando una zona donde nadie debería tocar a una mujer sin su consentimiento. Lo golpeé como pude pero eso solo lograba enfurecerlo y yo me ganaba en distintas partes del cuerpo el doble de los golpes que le daba.

Apology ↬ RiverdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora