My Little Birdie.

7: Será divertido...

   Existen esas veces que no tienes mas remedio que mentir.

Y no importa la clase de mentira que sea, una muy grave o una que no cambiara tu jodida existencia en lo absoluto. Por ejemplo, cuando sigues derrumbado en la cama y alguien te llama para ver si estás completamente listo y tú despiertas de un salto y dices:

—Estoy en cinco, lo juro.

Siempre que eso pasa, yo llego en diez minutos. Pero no cambia nada en mi vida.

No he mentido a tal grado de que esa mentira cambiara algo. Bueno, quizás esa vez a los trece cuando estaba seguro que quería ser médico, se lo dije a mi mamá y ella incluso se puso a ahorrar para la facultad de medicina.

No fue muy placentero oírle luego decir a tu hijo que quería probar su suerte como cantante.

Pero, si pensamos mas detenidamente las cosas yo no le había mentido, sólo fue una idea que luego me dejo de parecer genial.

Así que ¿hay algo de malo decirle a tu novia que la chica que está contigo sólo segundos después de que ella se vaya es tu asistente? No. No hay nada de malo.

Porque, si bien es una mentira, no cambiara nada en mi vida ni en la vida de mi novia.

Por esa razón le miento a Tiffany y le digo que la chica que está conmigo es mi nueva asistente.

Obviamente se lo que viene después de esto. Ella dira: —Sé que no es tu asistente ¿por qué me mientes? ¿qué tiene ésa que no tenga yo?

Yo le dire: —Bebé, no es así. No hay nada con ella ¿no puedes confiar en mí?

Y sabré que estaré siendo hipócrita ya que técnicamente estoy mintiendo.

Pero sorprendentemente, Tiffany no dice nada al respecto y se va luego de buscar su bolso.

La castaña se queda mirándome por un buen tiempo mientras analizo las maneras de echarla de mi casa sin parecer demasiado descórtes, en el rango de cortesía que se puede utilizar con la persona que te ha estado acosando por días, por supuesto.

—Llámare a un taxi —es lo único que puedo decir. Su ceño se pliega —No te preocupes, yo pagare.

Rueda sus ojos por la habitación. Muy bien ¿cómo es posible que aún con la cárcel no se detenga? He oído que cuando una persona está enamorada comete locuras, si bien ella no está enamorada de mí, simplemente es loca y punto.

Atrapo mi teléfono del bolsillo de mis jeans.

—Por cierto ¿cuál es tu nombre?

Esta es la típica rutina, "chico conoce a chica" sólo que existe una pequeña diferencia, "chica conoce a chico en un baño cuando chico está desnudo y con sus partes colgando. Y aún no han tenido tiempo de presentarse".

— ¿Para qué quieres saber? —pregunta, con todo ese carácter de chica mala que resulta incluso sexy si la hubiera conocido en un bar. Pero, oye, es mi casa y eres una extraña, te agradecería si al menos tuvieras la decencia de decirme tu nombre.

—Sólo tengo curiosidad de saber el nombre de mi acosadora. 

Esta conversación me recuerda a esas que tienen los protagonistas en la televisión, son tan estúpidas que tienen que colocar risas imaginarias para que uno sepa que eso ha sido un chiste.

Sé que no me cree por la forma en la que me mira, pero aún así dice: ______.

Yo digo: ¿ ______ qué?

Ella suspira: ______, ______.

Entonces nos quedamos callados. Luego una idea pasa por mi cabeza como esas repentinas luces en el cielo antes de un relámpago.