My Little Birdie.

18: Todo un reto.

        Había decidido que lo mejor sería seguir el consejo de Louis, ignorar mis problemas para que éstos se fueran solos. Sí, lo sé ¿Qué demonios está mal conmigo? Pero, un cobarde siempre busca salidas rápidas y seguras. Por eso intenté ignorar a _____ por el resto de mi vida.

Bueno, no. Pero intenté ignorarla lo mejor posible. Y es que es algo difícil porque esa chica es bastante gruñona todo el tiempo. 

Así que, si debía llamarla ponía la voz más cortante o era preciso y directo. Ella sabía lo que estaba pasando, claro que sí, pero no decía nada y yo realmente estaba agradecido por aquello.

Liam se enojó un poco al saber sobre la situación.

—Es que tú no puedes ser más imbécil —me dice. Él, Zayn y yo estamos en su casa un viernes en la noche. Habíamos terminado de mirar películas y comer pizza. Zayn podría estar un poco borracho.

— ¿Quién es imbécil? —pregunta el moreno, arrastrando las palabras. Su cara está algo roja y sonríe como un idiota.

—Niall, él rey de los imbéciles. Incluso te gana a ti.

—Oh, Dios mío —exclamo, quitándole la cerveza a Zayn, quien solloza—. No es para tanto, sólo intento despejar mi mente.

—Ignorando las cosas no despejas nada en realidad, estás mostrando cuán tonto eres.

—Oye, Liam, ¿Por qué las gallinas ponen vacas?

—Las gallinas no ponen vacas, Zayn. Ellas no pueden hacer eso.

—Mira, Liam, ¿Qué demonios querías que hiciera? —digo, empujando otra vez la cerveza hacia Zayn, con enojo—. Estoy confundido y alterado. Las cosas no me están saliendo bien.

—Y ¿No has intentado hablar con esta chica? Quizás ella está tan enredada como tú.

—No es fácil —exclamo,  negando con la cabeza—. Tú crees que yo podría simplemente ir allí y decirle todo lo que está pasando por mi mente. Pero no, yo no... no puedo.

— ¿Saben que no es fácil? Orinar cuando tienes una erección. Eso, mis amigos, no es fácil.

—Zayn, cierra la boca —Liam suspira—. Mira, Niall, a veces en la vida...

—Oh, no, no me vengas con tus discursos cristianos, Liam. Yo no los necesito.

—Sabes que quiero que seas feliz.

—Soy feliz.

—Ahora mismo no lo eres.

—Lo tengo todo, Liam.

—Pero aún así no te sientes completo.

—Quiero un pony —Zayn grita.  Liam gruñe.

—Ve a dormir,  Zayn.

—Pero, Li, quiero un pony.

—Mañana tendrás tu pony, si te comportas.

— ¿Es una promesa?

—Sí —Liam rueda los ojos.

Zayn sonríe y se levanta de la mesa en donde los tres estamos sentados y se tambalea de un lado al otro.

—Liam, ¿Y si el algodón mágico me persigue?

—Tú sólo sigue caminando, cariño. El algodón mágico ya está en la cárcel.

—Confío en ti.

Zayn se cae en la alfombra, cerca de las escaleras. Liam hace una mueca, y me dice que lo ignore.