¡¿Qué?! ¡¿DaeHyun es quién?!

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...

Entonces se escucharon tres disparos consecutivos.

Y MinHo dejó de correr.

TaeMin se apoyó contra la pared que tenía detrás de él y cayó lentamente hasta que su trasero tocó el frío suelo.

JongHyun se encogió nuevamente de hombros, restándole importancia al asunto.

Y Key sopló el humo que salía del cañón de su pistola, mientras veía el cuerpo sin vida de Sung caer al suelo, siendo rodeado rápidamente por un charco espeso de sangre.

Durante más o menos cinco minutos, ninguno de los cuatro reos allí presentes dijo absolutamente nada. La Diva volvió a ponerle el seguro a su arma y la guardó en el elástico de su pantalón.

El pelirrojo no podía apartar la mirada del cadáver de aquel hombre que arruinó su vida. Key prefirió matar él mismo a Sung, con tal de evitar que su pequeño volviera a manchar sus manos con sangre. Toda esa situación era muy extraña, pues TaeMin en esos momentos se sentía como ido, impactado y hasta en cierto punto desubicado. Todo lo que había vivido en las últimas 24 horas le resultaba simplemente absurdo.

-¡Joder, Key! ¿por qué carajo lo hiciste?- preguntó MinHo rompiendo así el incómodo silencio que se había formado en aquel sótano.

Entonces el mandamás se acercó a zancadas a donde el rubio se encontraba y lo cogió con brusquedad del cuello de su camiseta. Key enfiló su mirada y el perro, quien se hallaba parado al lado de su pareja, sacó sus manos de los bolsillos y las convirtió en puños.

-MinHo, suéltalo ahora mismo o no respondo de mí.- le advirtió JongHyun a su mejor amigo, el cual no le hizo caso y siguió fulminando al rubio con su mirada. Estrujando con su puño la tela de la camiseta negra que Key llevaba puesta ese día.

-En lugar de estar bufando como un toro cabreado, deberías estarme agradeciendo. Porque gracias a mí no tuviste que romper la estúpida promesa que hiciste y TaeMin no tuvo que volver a ensuciar sus manos con la sangre de Sung.- al oír tales palabras, la negra mirada del mandamás se crispó. Key había traspasado la línea.

-¡Yo iba a matarlo con mis propias manos, imbécil! ¡Tú no tenías por qué haberte metido en todo esto!- le gritó el azabache muy enojado mientras alzaba su puño, dispuesto a estrellarlo contra la cara de Key. No obstante, la Diva no intentó huir ni se encogió sobre su sitio, sino que hizo todo lo contrario, levantó su mentón con valentía.

-¡Joder, te lo advertí!- exclamó JongHyun, a punto de arrojarse violentamente sobre su mejor amigo, con tal de impedir que el susodicho golpeara a su pareja.

-¡Ya! ¡Deténganse y cállense los tres!- gritó TaeMin desde la pared en la cual se hallaba apoyado. Y entonces todos se detuvieron, el mandamás frenó su puño, el cual por suerte nunca llegó a tocar el rostro de Key. Y JongHyun no se tiró encima del azabache, pero siguió en una postura defensiva, él no permitiría que MinHo le pusiera un solo dedo encima a su rubio. Podrían ser muy amigos, pero Key era Key.

-TaeMin tiene razón, joder. Suéltame de una buena vez MinHo, es absurdo que nos pongamos a pelear entre nosotros.- exigió el rubio y sólo entonces el mandamás soltó el cuello de la camiseta ajena, aunque a regañadientes.

-¿Por qué te enojas tanto, MinHo? ¿Cuál es la diferencia entre que lo haya matado Key o lo hayas matado tú?- empezó a decir el pelirrojo, levantándose del frío suelo con parsimonia.- El resultado, en cualquiera de los dos casos, seguiría siendo exactamente el mismo y además....- continuó diciendo TaeMin mientras caminaba hacia donde los otros tres reos se encontraban.- Esa mierda de "yo iba a matarlo con mis propias manos, imbécil" es una puñetera mentira. Nunca te hubieras animado a asesinarlo, porque eso significaba romper la promesa que le hiciste a tu amado DaeHyun. ¿Sabes? eres un mentiroso de lo peor, Choi MinHo.- le recriminó TaeMin mientras nuevas lágrimas comenzaban a rodar por sus sonrojadas mejillas.

Underground PrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora