(+18) Una orgía en el sótano. La parte no racional de MinHo.

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El cumpleaños del pelirrojo pasó demasiado rápido. Luego de todo el ajetreo de la mañana, los cuatro reos se dirigieron al comedor y dejaron que Taemin eligiera lo que comerían. Además, para sorpresa de todos, Minho les permitió a Bae y a los demás amigos del cumpleañero compartir la mesa con ellos. Pero cuando el pelirrojo lo abrazó cariñosamente y le dio las gracias al oído, el mandamás carraspeó nervioso para luego susurrarle a Taemin un "No te hagas ideas equivocadas, porque mañana todo volverá a la normalidad y tus amiguitos comerán en la mesa que les corresponde". Pese al intento de Minho por parecer frío, el menor se la pasó sonriendo todo su cumpleaños, porque se notaba a leguas que el azabache realmente se estaba esforzando por ser lo más agradable posible. Y todo lo hacía por él... por y para él. Taemin se sentía muy querido en esos momentos y gracias a eso logró olvidar la ausencia de su familia en ese día tan especial.

Como ya lo había mencionado anteriormente, el día pasó volando y pronto llegó la noche. Cuando sonó la alarma que indicaba la hora de la cena, Minho le permitió a Taemin elegir nuevamente lo que comerían y éste aceptó encantado. El pelirrojo aprovechó el buen humor del mandamás para pegarse a él como hacía mucho lo venía deseando, abrazándolo de forma melosa y apoyando su cabeza sobre los firmes pectorales de Minho mientras cenaban. El azabache en ocasiones carraspeó, sintiéndose un tanto incómodo por lo empalagoso que estaba siendo Taemin, no obstante se lo permitió por tratarse de su cumpleaños. Como bien dice el dicho: una vez al año no hace daño.

Cuando todos terminaron de cenar, Taemin se despidió de Bae y de sus demás amigos, alegando que pasaría la noche junto al mandamás. Entonces Jung, Saejin, Chin y Bae se sonrojaron mientras se limitaron a asentir, pues ya todos en la Underground Prison sabían que el azabache se montaría tremenda orgía en el sótano. Incluso algunos convictos se masturbaron producto del morbo que les causaba imaginar a Minho, a Taemin, a Jonghyun y a Key follando en una misma habitación. Les resultaba jodidamente excitante.

Luego de que Taemin terminara de despedirse de sus amigos, los cuatro reos se dirigieron al sótano de aquella prisión y el trecho que tuvieron que caminar para llegar hasta allí estuvo plagado de silencio. El pelirrojo caminaba aferrado al brazo de Minho mientras Jonghyun y Key los seguían detrás. Taemin estaba tan inmerso en sus propios pensamientos, que no se percató de la sonrisa libidinosa que adornaba el semblante del mandamás en esos momentos. Por otra parte, el castaño también estaba sonriendo con cierta malicia mientras que la Diva se encontraba tiernamente sonrojado.

Cuando finalmente llegaron al sótano, Minho entró a aquella habitación y echó a tres reos que estaban terminando de hacer algunos arreglos que él mismo había ordenado. Una vez que los convictos salieron casi corriendo de allí pues no querían hacer enojar al mandamás, Taemin se asomó para ver los arreglos que habían hecho allí dentro. Sorprendiéndose al observar que el interior de aquel lugar había cambiado en demasía; sin poder evitarlo, sus piernas se movieron solas y entró al sótano inspeccionando todo con mucha curiosidad.

Ese sitio frío e inhóspito que él mismo había visitado un par de veces había cambiado bastante. Las luces eléctricas estaban apagadas y en su lugar muchas velas aromáticas iluminaban y perfumaban el ambiente, Taemin inhaló aquel exquisito olor y tiritó de gozo. La gran mesa de acero sobre la cual dejaban las mercancías que llegaban (o sea, las drogas) se encontraba apartada en un rincón oscuro de aquella enorme habitación. Y en su lugar se hallaba una extensa mesa de madera en el centro de aquel sótano, el pelirrojo frunció el ceño desconcertado al percatarse de que la superficie de la misma se encontraba forrada con terciopelo color bordó y parecía bastante cómoda y acolchada, se preguntó por qué alguien forraría una mesa de esa forma.

-¿Te gusta, TaeTae?- Preguntó el mandamás en un susurro mientras se acercaba al menor por detrás y lo cogía de la cintura. El pelirrojo giró un poco su cabeza y pudo ver la lujuria reflejada en los ojos negros del mayor.

Underground PrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora