Todo sale a la luz

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El frío invernal de Seúl calaba cada uno de los huesos de un pequeño castaño. No obstante, en lugar de utilizar sus pequeños brazos para abrazarse a sí mismo en un intento desesperado por obtener algo de calor, él estaba más concentrado en ayudar a su madre enferma.

—Mami, estás muy mal. No deberías estar caminando, hace mucho frío en las calles de la ciudad y tú estás enferma.— le advertía por décima vez el niño, realmente preocupado por la frágil salud de su madre. Ella le dedicó una débil sonrisa y revolvió sus cabellos castaños. El pequeño cerró sus ojos y sonrió como un cachorrito lo haría cuando recibe una muestra de cariño, a él realmente le gustaba cómo se sentían las cálidas manos de su mamá sobre su cabeza.

—Estoy bien, JongHyun. Tu mami es muy fuerte.— le mintió la mujer a su único hijo. El castaño frunció el ceño, no le creía una sola palabra.—Sigamos caminando que ya queda poco para llegar.— dijo mientras tomaba la mano del niño, para seguir caminando. JongHyun miró hacia su izquierda y luego hacia su derecha, sorprendido por todas esas casas ridículamente lujosas. Ellos dos vivían en un pequeño apartamento alquilado en un barrio marginal de la gran capital, así que estar rodeado de esas viviendas ostentosas lo hacía sentir algo incómodo.

—Mami ¿puedo hacerte una pregunta?— cuestionó el niño mientras seguían caminando, su madre tosió varias veces antes de responderle.

—Por supuesto, Jjong.

—¿Por qué estamos en un barrio de ricos?

—Se llama barrio residencial, bebé.— le corrigió la mujer y el pequeño se encogió de hombros, restándole importancia.

—Como sea ¿por qué estamos aquí?— la mujer, quien por cierto estaba calva y tenía un pañuelo envuelto alrededor de su cabeza para cubrirla, tosió un par de veces más antes de responderle.

—Hijo, ¿recuerdas que una vez te dije que tu padre estaba en un importante viaje alrededor del mundo y que por eso no podías verlo?— JongHyun asintió sorprendido, su madre pocas veces hablaba de su padre. Por no decir jamás.—Pues bueno, él ya ha regresado a Seúl.

—¡¿En serio?!— exclamó emocionado. A la mujer le dolió lo feliz que su pequeño JongHyun lucía.

—Sí, bebé.

—¡¿Entonces estamos yendo a donde mi papá vive?!— preguntó entusiasmado, el saber que iba a conocer a su padre hizo que el niño lograba olvidarse del frío.

—Sí, mi pequeño.— JongHyun sintió cómo su madre apretaba su mano, a veces el castaño veía tristeza en los ojos de su mamá y no entendía el porqué. De un instante a otro, el niño vio una lágrima rodar por la mejilla de su mamá y se alarmó pero ella enseguida la limpió.—Jjong dime ¿no te gustaría vivir en un barrio como este?— el castaño abrió sus ojos de forma desmesurada.

—¿En este barrio que parece tan caro?— JongHyun giró su rostro y vio las elegantes casas decoradas con bonitas luces de navidad.—¡Me encantaría! Pero nosotros no podemos vivir aquí mamá, porque no tenemos dinero.

—Nosotros no pero tu papá sí.— los ojos del pequeño castaño se iluminaron.

—Eso... eso quiere decir que...

—Sí, bebé. Nunca más tendrás que volver a pelear con el señor gordo que nos cobra la renta.— le respondió ella mientras reía, ambos rieron divertidos. Pero pronto la risa de la mujer se convirtió en tos.

—¿Estás bien, mami?— preguntó preocupado y entonces su mamá se obligó a dejar de toser, para no alarmar al niño.

—Sí, JongHyun.— entonces la señora miró hacia una elegante mansión que estaba a unos metros de ellos.—Allí vive tu padre, Jjong.— la mirada del castaño se desplazó hacia la dirección donde apuntaba el dedo de su madre y entonces sus ojos se iluminaron. El sólo hecho de imaginar que él y su mamá vivirían en esa casa tan hermosa junto con su papá, le hizo sonreír ilusionado. Al fin tendría una familia completa, como los demás niños de su escuela.

Underground PrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora