El rio es suave, abriéndose camino entre los edificios y pequeñas casas de madera que decoraban la ciudad. El agua no brillaba tanto como suele hacerlo por las noches, solamente lucia como una pintura de Monet, con pequeños toques de colores pasteles por doquier. Más adelante se encuentra aquel puente color bordo, el cual suelo visitar cada mañana al ir al trabajo. Suspiro con aburrimiento y dejo caer mis brazos sobre el frio mostrador, observando la cantidad de lazos de colores atados en los ramos de flores recién hechos y listos para entregar. Podría decir que disfruto mi trabajo en la florería pero habían días en que deseaba irme de allí, el aroma de las rosas blancas era agradable y dulce, pero un poco embriagador con el pasar de los días. Tampoco podría dejarlo, ya que soy parte del negocio familiar desde hace años, recuerdo que desde pequeño solía pasearme entre un mar de tulipanes y jazmines, tocando cada pétalo con delicadeza y admirando la explosión de colores y aromas.
Con la llegada de la primavera, sabía exactamente que sería una buena época para la tienda, aunque eso significaba que debía trabajar aún más duro. Mi cuerpo se relajó de nuevo al saludar al último cliente de la tarde, preparé mi bolso, arreglé mi cabello y cerré la puerta de vidrio con llave. Me sumergí entre los últimos vestigios del sol poniente que fueron desapareciendo en el horizonte, los matices de cobre dando lugar a una mezcla entre púrpura y rosado. Le di un último vistazo al cielo aterciopelado cuando me dirigí hacia la plataforma gris de la estación de tren. Podía escuchar los susurros y las conversaciones entre el grupo de abuelas desde la otra esquina, aquella pareja de novios sumergidos en su propio mundo y aquel hombre de traje marrón, con la mirada seria y llena de furia, quizás tuvo un mal día en el trabajo. Las puertas se abrieron y me senté de nuevo en aquel asiento al lado de la ventana, esperando que el viaje fuera corto esta vez.
Mis ojos se abrieron con sorpresa porque allí estaba de nuevo, posado contra el barandal al lado de la puerta. Vestía un saco color negro y su cabello lucia algo revuelto, dándole un aspecto fresco y sumamente atractivo. Entre sus manos llevaba una bolsa blanca, podía distinguir que llevaba grabado el nombre de la pastelería cerca de mi casa, me pregunte si vivía cerca de mi vecindario.
Jaehyun era su nombre, por fin pude saberlo. Pensé en que eso lograba acercarme más a él.
¿Quería conocerlo?
No me lo había preguntado hasta ahora, solamente lo observaba porque su belleza era atrapante.
Aunque no pregunté por su nombre, no me acerqué a él. Mi cuerpo no logró estar a su alcance y que me diera aunque sea una mirada de nuevo.
"Jaehyun"
Ese nombre salía continuamente de los labios de aquella hermosa chica, quien ahora besaba sus mejillas y sus labios. La tomó por la cintura y acarició su largo y sedoso cabello oscuro.
"Jaehyun" , dijo de nuevo y las puertas se abrieron.
Yo también debía irme pero por alguna razón mi cuerpo no respondió y mi garganta se secó.
La primavera había llegado.
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Say It (JAEYONG)
FanfictionMi cuerpo es débil al tratar de alcanzarte, mi corazón duele al ver que no logras escucharme, quizás no soy alguien tan importante. ¿Por qué simplemente no lo dices?