Capítulo XVIII - Cabos Sueltos

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Suzume

Al ver qué era el día que se iba a realizar  y el "encargo" fui a Hagakuren pero no había  nadie. Puros cuerpos muertos y mutilados por doquier. Faltaba poco para marcharme cuando ví a alguien ir a caballo. Decidí  seguirlo.
Iba muy deprisa y mi yegua muy perezosa.
Después de casi media hora de cabalgar y ver luz en una cueva, ví como un hombre parecido a Suzaku partió a toda velocidad  con su caballo. Lo más extraño es que llevaba algo arrastrando en una cuerda. Parecia una bolsa, un fardo de heno o un animal por el peso o algo así.
Se ve que tenía poca importancia o realmente no se dió cuenta que se le cayó porque este costal oscuro chocaba con todo lo que había o se cruzaba en el camino.

Decidí ver qué había en la cueva. Allí estaba el hechicero Tenrai. Parecía que buscaba algo.

- "Viejo Tenrai!" Interrumpí. "Lo puedo ayudar?"

- "No deberías estar acá! Métete en tus asuntos!" Respondió el hechicero de muy mala manera.

- "Perdón, solo quería saber si se hizo, para darle la noticia a mi amiga." Consulte.

En ese momento el viejo que seguia levantando y corriendo cosas y rocas como buscando algo tiró su báculo de madera contra el piso y gritando, exclamó:

- "MALDITA SEA! IZAYOI NO ESTÁ! ESE NINJA LA DEBE TENER!"

- "Tanto lío por una simple espada?" Dije irónicamente.

- "Mujer, no te metas. Todo este trabajo se hizo por la katana. Es única. Y NO ESTÁ!" Gritó el viejo.

- "Bueno, cómo era parte de su paga, era su responsabilidad. No la mía.
Iré a contarle a mi amiga que el trabajo salió excelente!" Le dije al viejo malhumorado.

- "Jajaja. No te confundas. No hay que dejar cabos sueltos. Si no consigo la espada, ustedes tendrán que ayudarme a terminar el trabajo. Cueste lo que cueste. Un trato es un trato con el Viejo Tenrai y se respeta." Me dijo con tono prepotente.

- "Seguro, vendré de día y lo ayudaré a buscar," le respondí irónicamente.

Monté mi yegua y me fui a la Casa Manor. A contarle lo sucedido a mi amiga Kagami.

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